El café donde el tiempo es oro

En el bar londinense “Ziferblat”, el consumo es gratuito pero se cobra tres peniques por minuto la estadía.

Al ingresar, marcan el horario de llegada en un viejo despertador que no funciona y se lleva a la mesa. Un símbolo de que en este café, el tiempo transcurre de manera diferente. Foto: Cedoc Perfil [ Ver fotogalería ]

Ficha

Región:

Con quién ir:

Ideal para:


Ver mapa más grande

Por Marc Schafer (dpa)

En el Café Ziferblat de Londres todo es gratis, excepto el tiempo que uno pasa allí. Su dueño, Ivan Meetin, no apuesta por el consumo rápido, sino todo lo contrario: un lugar sin apuros. A cambio, Meetin pide tres peniques por minuto, lo que supondría unos 2,20 euros la hora.

El café, el té, los dulces, la fruta, la verdura y las tostadas corren a cargo de la casa. Además, también se puede consumir lo que uno lleve. El Ziferblat se esconde en el primer piso de un edificio cualquiera en Old Street, al este de la capital británica. “Es una forma de mostrar que no somos un café convencional, sino como la casa de un amigo” dice el creador, un moscovita de 29 años.

Al ingresar, marcan el horario de llegada en un viejo despertador que no funciona y se lleva a la mesa. Un símbolo de que en este café, el tiempo transcurre de manera diferente. El salón está cubierto con alfombras un poco deshilachadas, los tablones crujen al pisar y las sillas y mesas combinan tan poco como los platos y tazas.

En un rincón hay un piano, y al lado un tocadiscos. También hay una estantería con libros, pero ni rastro de barra o camareros. También se invita a los clientes a que cocinen y compartan la comida. “A veces se forman filas para limpiar los platos. No hay obligación, pero lo agradecemos”, explica Meetin.

La gente habla, ríe, lee o navega en internet. La contraseña de acceso reza “TakeYourTime”. “Todos pagan su ‘alquiler’, así que aquí pueden trabajar, conocer gente o tomar un café sin que cada diez minutos alguien les pregunte si desean tomar algo más”, explica el dueño. Su filosofía: la gente está cansada del consumismo, pero sigue queriendo compartir su tiempo en algún lugar. Meetin acaba de abrir un café similar en Kiev. “Si lo logramos aquí, lo logramos en cualquier sitio”. Su próximo objetivo: Berlín.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

4 × tres =