SERVICIOS / TRANSPORTE AÉREO

Alta performance

El avión sigue siendo el medio de transporte más seguro. Sólo se da un accidente cada 2,4 millones de vuelos. Los controles y la capacitación son esenciales.

Ficha

Por Verónica Martínez. Diario PERFIL

Las turbulencias pueden derribar un avión? ¿Son más seguras las aeronaves grandes que las pequeñas? ¿Por qué usar el cinturón aun en vuelos calmos? Algunos de estos interrogantes suelen pasar por la mente de los viajeros. Nervios, ansiedad e incluso estrés encuentran un bálsamo en la estadística: las tasas de seguridad aérea y de supervivencia en accidentes son muy elevadas.

Datos de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), ente que nuclea 240 aerolíneas, indican que en 2013 se registró un accidente cada 2,4 millones de vuelos comerciales y las personas fallecidas en ellos fueron 210, casi la mitad que el año anterior. También brinda cierto alivio saber que, aun en el peor escenario, la probabilidad de sobrevivir es alta, ya que sólo el 20% de los accidentes fueron mortales.

La posibilidad de que te pase algo subiéndote a un avión es remotísima. La discusión que tenemos en Argentina es que es un poco menos remotísima de lo que debería ser, por los estándares que manejamos. De todos modos, el riesgo sigue siendo ínfimo en relación con el resto de los transportes”, señala Enrique Piñeyro, piloto, cineasta y médico aeronáutico.

Convergen diversos factores para que los aviones sean considerados el medio de transporte más seguro. Entre ellos, el entrenamiento, con pruebas de destreza que cumplen los pilotos rigurosamente cada seis meses, llevadas a cabo en simuladores que replican la experiencia real de comandar una nave.

Respecto a las temidas tormentas, el director de Whisky Romeo Zulu, film sobre el accidente de LAPA de 1999, afirma que el radar del avión “plantea un escenario muy fácil de decidir. Paso o no paso. Una tormenta puede sacudir un avión, pero no lo va a romper. Si bien los pasajeros pueden sentirse incómodos, uno sabe que está muy lejos de aproximarse al más mínimo riesgo”. En ese caso, la señal de ajustarse el cinturón es para “evitar que la persona salga disparada del asiento o se golpee con el portaequipaje.

Otra de los desmitificaciones que hace el investigador aeronáutico está vinculada a la relación entre tamaño de las naves y peligrosidad: “Cualquier avión, desde un biplano a un Jumbo, son seguros si están dentro de las clasificaciones permitidas y con un piloto debidamente habilitado y entrenado. Sí hay una diferencia sustancial entre las limitaciones que tiene un turbohélice respecto de un jet”.

¿Y el uso de dispositivos electrónicos? Más aerolíneas están ampliando a todas las etapas del vuelo –incluyendo despegue, rodaje y aterrizaje– el empleo de teléfonos móviles, tablets o reproductores de música sólo activados en “modo avión”. La misteriosa desaparición del vuelo MH370 de Malaysia Airlines no deja de inquietar a pasajeros y a la industria aeronáutica; por eso, en su reunión de mayo pasado, IATA creó un grupo para identificar las mejores soluciones para el seguimiento mundial de vuelos.

 

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