TURISMO HISTÓRICO / EUROPA

Europa devastada: vestigios de las grandes guerras

Recorrer Europa en el año en que se recuerdan importantes aniversarios de las dos guerras mundiales es admirar aquellos lugares que debieron comenzar una nueva vida. Y lo lograron. Fotos

Como en el mito del Ave Fénix, centenares de ciudades devastadas por las guerras mundiales renacieron de sus cenizas. En 2014 se cumplen cien años del inicio de la Primera (1914-1918) y 75 del de la Segunda (1939-1945) y países europeos como Francia, Gran Bretaña, Bélgica, Italia y Alemania conmemoran el centenario con exposiciones, conciertos y actividades de concientización (www.1914.org). [ Ver fotogalería ]

Como en el mito del Ave Fénix, centenares de ciudades devastadas por las guerras mundiales renacieron de sus cenizas. En 2014 se cumplen cien años del inicio de la Primera (1914-1918) y 75 del de la Segunda (1939-1945) y países europeos como Francia, Gran Bretaña, Bélgica, Italia y Alemania conmemoran el centenario con exposiciones, conciertos y actividades de concientización (www.1914.org).

La Unesco instauró un programa de protección del patrimonio subacuático, dada la vulnerabilidad de barcos y destructores hundidos. Además de los millones de víctimas que dejaron, las contiendas bélicas avanzaron sobre poblaciones de todos los continentes, pero mayoritariamente de Europa, destruyendo hogares, monumentos, espacios públicos y, en muchos casos, sumiendo bajo escombros a ciudades enteras.

La edición del sábado pasado de Turismo recomendaba Sarajevo como destino que merece visitarse al menos durante tres días. Lo propio hizo National Geographic Traveler, para los viajes del 2014. Se trata de un buen comienzo para un tour de homenaje a la Primera Guerra Mundial, ya que allí se produjo su episodio detonante, el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero de la corona austro-húngara.

La capital de Bosnia- Herzegovina acaba de estrenar el edificio Vijecnica, inspirado en la Alhambra de Granada, que reabrió como Biblioteca Nacional, Universidad y salón de sesiones del Ayuntamiento tras el incendio provocado por fuerzas serbias en 1992.

Verdún, Francia, fue el triste escenario de la batalla más larga de la Gran Guerra, como también de las más sangrientas, ya que nueve pueblos franceses desaparecieron de la tierra. Vestigios de ese pasado pueden verse en el fuerte y el osario de Douaumont, las trincheras y el Memorial.

Reims fue blanco de ambas guerras mundiales. Su catedral padeció una gran pérdida de obras de arte y vitrales, algunos de los cuales se repusieron recién en 1974, de la mano de Marc Chagall. En los Campos Elíseos de París habrá un desfile de conmemoración de la Gran Guerra el 14 de julio. Belgrado, actual capital de Serbia, estableció las bases de una urbe moderna después de la Guerra, al erigirse en capital de una joven República de Yugoslavia.

En Bélgica, Ypres es famosa por su encanto, a pesar de que la Gran Guerra la destruyó casi en su totalidad. Fue reconstruida de acuerdo a la arquitectura original, plasmada en las fachadas que rodean la plaza principal, la Market Square, donde los sábados se organiza un colorido mercado. La atmósfera bélica sobrevuela monumentos, museos, cementerios y trincheras como las de Yorkshire Trench y Dug-Out, abiertas al turismo.

Por su parte, la ciudad belga de Lovaina acusó la atrocidad de las dos guerras, siendo la biblioteca universitaria, hoy en pie, la construcción más afectada. En el Museo Real de la Armada y la Historia Militar de Bruselas podrá visitarse la muestra “14-18, nuestra historia” hasta abril de 2015. En cuanto a la Segunda Guerra Mundial, en Bélgica,

Bastogne –a una hora y media de la capital nacional–, sufrió importantes daños. Preparándose para la conmemoración, en marzo pasado abrió el Bastogne War Museum. También merece una visita La Roche-en- Ardenne, cuyo combate de 1944 es recordado en el Museo de la Batalla de las Ardenas. El enclave renació después de reciclar más de 700 edificios y recuperar sus tradiciones, como el festival medieval que se realiza cada mes de agosto. Las estrategias militares de la Segunda Guerra Mundial apuntaron a renombrados distritos del Viejo Mundo.

Si se busca rememorar los asedios urbanos del conflicto en Inglaterra bastará con dirigirse a Londres, Manchester, Liverpool o Coventry, donde la catedral fue dejada en ruinas como símbolo tétrico del horror.

En Alemania, recorrer Berlín, Colonia, Munich, Núremberg, Hamburgo y Dresden, cuyo centro histórico quedó bajo los escombros y la restauración perduró por años. También viajar a Rotterdam, Países Bajos, y en Italia ver las huellas de las hostilidades en Florencia y Roma, donde una bomba cercenó una de las alas del Coliseo, dándole su apariencia actual. Ante el temor del avance enemigo, en París se retiraran los vitrales de la catedral de Notre Dame que habían quedado ilesos, como también diversas obras del Museo del Louvre. La afortunada operación gala ha permitido que podamos apreciar la misteriosa sonrisa de La Gioconda de Da Vinci.

Polonia fue el país más castigado de la Segunda Guerra y su capital, Varsovia, quedó destruida en un 85%. La reconstrucción, siguiendo el estilo de los siglos XVII y XVIII, dio origen a la denominada Ciudad Vieja, que contrasta con la Nueva. El horror del gueto creado por los alemanes se respira en el Mausoleo de la Lucha y el Martirio y en el Museo de la Prisión Pawiak. Resulta difícil enumerar tanta desolación que generaron las ambiciones del poder durante las dos Guerras Mundiales. Por eso, nunca mejor que evocar las palabras del escritor y ex combatiente Ernest Hemingway: “adiós a las armas”.

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