36 HORAS EN VERONA / ITALIA

Bajo el cielo del Veneto

Con festejos prolongados por el bicentenario de Verdi y sostenida prensa shakespeareana, la ciudad italiana sigue siendo ejemplar en el disfrute de la naturaleza, la buena mesa y el cuidado de su patrimonio. Fotos

Compacta y fácil de navegar, Verona sigue siendo una de las ciudades más subestimadas de Italia pese a su pintoresco centro adoquinado, los edificios medievales rosados y decenas de iglesias. [ Ver fotogalería ]

Por Ondine Cohane. The New York Times / Travel / Diario PERFIL

Día 2. Sabores propios

Desayunar en Caffè Borsari (Corso Porta Borsari, 15D), puede ser una experiencia diferente. Sirven el té en teteras de porcelana y venden variedades de La Via del Tè, un conocido productor florentino. En el vecino De Rossi, especialidades veronesas como baci di Romeo y Giulietta (“besos de Romeo y Julieta”), una galleta de chocolate con almendras, forman parte de los productos que la panadería familiar hornea desde 1947. A los lunamieleros, o a cualquiera que guste de las vistas, les encantará reservar una comida en la Osteria Ponte Pietra (via Ponte Pietra, 34), justo en la entrada del puente de piedra peatonal, sobre el Adigio, con mesas al aire libre acomodadas en dos terrazas (reserve con mucha anticipación durante el verano). El salón comedor tiene techos de madera, tapizados florales en tonos dorados y plateados e ilustraciones enmarcadas de ediciones viejas de Vanity Fair.

Entre los platos destacados figuran el abundante risoteo all’amarone y un delicado pez espada rebozado con semillas de sésamo. Para casi la misma vista, pero con un menú más simple, visite el adyacente Terrazza al Ponte (via Ponte Pietra, 26), que también es un punto de reunión muy solicitado durante la noche. El dueño de la Gelateria Ponte Pietra (via Ponte Pietra, 13) puede tener una actitud más bien severa, pero ni así puede espantar a sus fanáticos, puesto que la fila se forma antes de que abra. Los postres artesanales y caseros incluyen bacio, rellenos con avellanas tostadas enteras, y opciones de fruta fresca como pera, arándano y fresa. Como muestra de su popularidad, basta con ver a las mujeres de las cocinas de los restaurantes cercanos que llegan corriendo para consentirse con un postre al terminar su turno, aún vestidas con ropa de trabajo y mallas de pelo.

 

 

 

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