ESCOCIA

Fotos | La impactante soledad de las Islas Hébridas

Cualquiera que quiera visitar estas islas escocesas debe saber que va a tener que soportar el viento, el frío y la soledad.

Las islas de Lewis y Harris, que están muy juntas, son las más grandes del archipiélago y las que están más al norte. Foto: dpa [ Ver fotogalería ]

Ficha

La máquina dispara la bobina de hilo constantemente de un lado a otro. Un verde oscuro va a dominar este rollo de tela, con hilos dorados, rojos y azules entretejidos, que en su conjunto forman un cuadro decente. Donald John McKay está sentado en el saliente de su taller y pisa alternadamente los dos pedales del telar. Sus ojos verdes siguen muy concentrados el movimiento de los hilos.

McKay es uno de los fabricantes de tweed más conocidos de la isla escocesa de Harris. Al igual que muchos habitantes del archipiélago de las Islas Hébridas Exteriores (Escocia), McKay es un hombre de pocas palabras. Simplemente se dedica a lo que está haciendo, desde hace ya 43 años.

El tweed no es nada especial, dice McKay. «En el pasado, no había otra cosa en las islas que ovejas. Y la gente tenía que ponerse algo». Por eso, esquilaron las ovejas, pintaron la lana y tejieron una tela resistente. «Calienta, es impermeable hasta cierto punto y es muy resistente». Todas estas propiedades las tiene que tener la ropa que se ponen los habitantes de las Hébridas. En estas islas también en verano casi nunca hace calor. El viento empuja las nubes a gran velocidad por el cielo. En cualquier momento puede llover.

Conducir en las islas de Lewis y Harris es toda una aventura, no solo porque las rutas son tan estrechas que justamente cabe un coche. Las carreteras bajan y suben constantemente, una y otra vez hay ovejas cruzándolas o vacunos de las Tierras Altas que miran con interés a los automovilistas.

El panorama a la derecha y a la izquierda de la carretera se caracteriza por una belleza árida: las rocas están rasgadas por las inclemencias del tiempo. El paisaje pedregoso se alterna con praderas intensamente verdes, gracias a las cuales las ovejas siempre tienen un aspecto muy cuidado.

«Desde la primera vez que estuve aquí quería vivir en las islas Hébridas«, relata esta mujer alta de pelo rizado. «Aquí puedo pasear con mi perro durante muchas horas por la playa sin encontrarme con nadie«. Sin embargo, «hay que saber adaptarse a la vida en las islas«, dice Bill Lawson, un profesor jubilado de Inglaterra que dirige el Seallam, un centro de información en Northon.

«En invierno solo hay luz durante algunos horas, pero en verano nunca oscurece. Llueve mucho y hay bastante más ovejas que hombres«. Y viento, de todas las velocidades y en cualquier época del año. «Muchos advenedizos se quejan de la gran cantidad de tormentas. Nosotros solamente les decimos: si no es necesario batallar, no hay viento«.

Los isleños, sin embargo, tienen un problema: son cada vez menos y cada vez más viejos. «Los jóvenes no pueden vivir aquí porque no encuentran trabajo», dice Lawson. Actualmente, en toda la isla de Harris solo viven unas 1.600 personas. E incluso hay bastante menos ovejas que hace un par de décadas. «La gente ya no puede cuidar grandes rebaños, y por culpa de las nuevas subvenciones de la Unión Europea ni tampoco vale la pena ya«, dice Lawson.

Un par de forasteros tipo Linda Sutherland vienen aquí y se quedan, porque a ellos les gusta la vida isleña, que no funciona acorde con el reloj, sino que antes que nada está determinada por el tiempo. Sin embargo, cualquier persona que quiere quedarse durante más tiempo en las Hébridas Exteriores no solo debe saber que va a tener que soportar el clima y la soledad, sino también que aquí el inglés para mucha gente no es más que el idioma oficial, porque entre ellos hablan gaélico.

 

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