ORIENTE MEDIO
El hermético régimen de Irán quiere volver a atraer a los turistas
El regreso de los turistas, tímido desde la elección del presidente Hasan Rohani, se acentuó este año. Esperan recibir 20 millones de visitantes anuales.
Un grupo de turistas alemanes visitando la tumba del emperador Darío I el Grande, en la necrópolis de Naqsh-e Rostam, en el sur de Irán. Foto: AFP [ Ver fotogalería ]
6 de noviembre de 2014
En los últimos meses, Irán lanzó una operación de seducción para mejorar su imagen en el extranjero y captar más turistas, y aunque ha logrado éxitos, aún tiene mucho por hacer para relanzar un sector moribundo. El regreso de los turistas, tímido desde la elección del presidente Hasan Rohani, un moderado, en junio de 2013, se acentuó este año, con un 35% más de europeos, según datos del sector.
«Las agencias de viaje volvieron a incluir a Irán en sus publicidades. Es una nueva ola. En algunas lenguas nos faltan guías«, explica Mohsen Hajisaeid, que acompaña a un grupo llegado de Hong Kong para visitar Persépolis, la imponente capital del imperio aqueménida fundada en el año 550 a.C, a 70 kilómetros de Shiraz (sur).
MÁS SEGURO QUE EUROPA
«Antes de venir a Irán, sabía que la imagen de este país en el exterior es muy negativa«, dijo Piotr Chwalba, un turista que viajó desde Polonia, citado por la agencia AFP. «Mis amigos me dijeron que la gente es muy amable, y que el país era muy seguro, tal vez más que algunos países de Europa«, explica. «Es de esos países que tienen dos caras, una creada por los medios de comunicación, y otra, la verdadera, donde todo el mundo te ayuda cuando viajas y te sonríe«.
Los ingresos del turismo son una atractiva fuente de ingresos para un país afectado por las sanciones económicas occidentales, a causa de su programa nuclear. También permite mejorar una imagen deteriorada por años de tensión, no sólo por el programa nuclear sino también por los ocho años de poder de Mahmud Ahmadinejad, que cultivaba una retórica antioccidental.
Entre marzo de 2013 y marzo de 2014, Irán recibió a cerca de 4,5 millones de turistas. El objetivo es recibir a más de 20 millones por año en un lapso de diez años, según Masud Soltanifar, vicepresidente de la República encargado del Turismo. También quiere multiplicar por cinco los ingresos en divisas, para alcanzar más de 30.000 millones de dólares en 2025. En la actualidad, la mayoría de turistas son peregrinos chiíes de Irak, Kuwait, Líbano o Pakistán.
Irán quiere ahora atraer a turistas con un fuerte poder adquisitivo, como los 70 europeos y australianos que acaban de gastar entre 10.000 y 23.000 euros para hacer el viaje Budapest-Teherán en un tren de lujo. «Con la llegada al poder del presidente Rohani, la situación ha cambiado por completo. Su comportamiento, su sonrisa, su política de entendimiento con Occidente han creado un sentimiento de seguridad para muchos turistas que llevaban años queriendo venir a Irán», explica Ebrahim Pourfaraj, jefe de la operadora Pasargad Tour y presidente de la asociación iraní de touroperadores.
CAPACIDAD LIMITADA
Los turistas que llegan a Irán deben plegarse a la particularidad del código de vestimenta islámico, que obliga a las mujeres a cubrirse la cabeza con un velo y prohíbe a los hombres llevar pantalón corto. Por otro lado está la prohibición de consumir alcohol.
El mayor obstáculo es la falta de infraestructuras, como por ejemplo aviones en buen estado para los vuelos internos, a causa de las sanciones, así como de personal formado para las exigencias occidentales. «Nuestras capacidades están limitadas respecto al flujo de turistas. Faltan medios de transporte y hoteles de 4 y 5 estrellas para responder a una demanda cada vez mayor», resume PourFaraj, que espera un 25% más de turistas en 2015.
De momento se construyeron numerosos hoteles y restaurantes en ciudades turísticas como Machhad, Ispahan, Shiraz o la isla de Kish, en el Golfo. «Están en curso más de 900 proyectos para desarrollar el sector», asegura el vicepresidente Soltanifar, que habla de inversiones por más de 200 millones de dólares.