Las islas más exclusivas de Mozambique

Las Quirimbas, probablemente las más bonitas del país, son 36 islas, la mayoría de ellas despobladas, cubiertas de manglares y bañadas por un mar de color turquesa.

Una pareja de recién casados disfruta de su luna de miel en el océano Índico. Foto: dpa [ Ver fotogalería ]

Ibo se convirtió en una ciudad comercial multicultural, donde vivían comerciantes europeos, chinos, indios y árabes, que ganaban mucho dinero. Ellos mandaban construir grandes mansiones hechas de bloques de coral. Las tejas las importaban de Marsella. En 1761, los portugueses incluso proclamaron Ibo como la primera capital de la provincia de Cabo Delgado. Sin embargo, con el paso del tiempo la ciudad iba teniendo una desventaja: los grandes buques no podían fondear en las aguas poco profundas del puerto, por lo que las mercancías tenían que ser transportadas en pequeños barcos de remos. Por eso, a principios del siglo XX, los portugueses trasladaron el puerto y después también la capital de la provincia al continente africano, a lo que entonces se llamaba Porto Amelia y hoy Pemba. Ibo se hundió en un letargo tropical.

«Cuando los últimos portugueses abandonaron la isla después de la independencia, la gente robó las tejas de sus mansiones«, relata Pereira. La lluvia tropical entraba en las casas y el aire salado carcomía las paredes. Las raíces de los árboles fueron trepando sobre los muros y terminaron rompiéndolos. «Al gobierno no le interesa conservar estas antiguas construcciones«, dice Pereira. Y la gente común y corriente no sabía cómo mantener las casas de piedra.

Actualmente, al menos una parte de la ciudad vieja se está salvando. Una de las casas está siendo renovada por un italiano. En otra casa, recientemente blanqueada, está instalada una organización española de ayuda a la infancia. Al final de la calle, bajo dos viejos mangos, Jörg Salzer ha hecho su sueño realidad. En 2005, después de un largo viaje por África, este alemán, que hoy tiene 39 años, llegó por primera vez a Mozambique y decidió quedarse. Junto con un amigo renovó una ruina. En 2008, los dos inauguraron ahí su hotel «Miti Miwiri». Al principio solo tenía cuatro habitaciones, ahora ya son nueve. Desde hace poco, Salzer ni siquiera necesita un generador propio: hace dos años, el gobierno de Mozambique amplió la red eléctrica hasta Ibo, para gran satisfacción de Raul Pereira.

«Ahora, por fin puedo escuchar música y beber cerveza fría«, dice Pereira. Él tiene antepasados africanos, indios y portugueses y es uno de los últimos cristianos en Ibo. Hoy, la gigantesca Iglesia de São João Baptista está cerrada casi todo el tiempo. El 99 por ciento de los habitantes de Ibo son musulmanes. La mayoría de los habitantes de las Quirimbas viven de lo que ofrece la tierra y el mar. Los kimuanis cultivan mandioca, maíz, frijoles y plátanos. Los hombres pescan con sedales y redes desde sus canoas y dhaus (barcos de vela árabes), y las mujeres cazan pulpos con lanzas.

Uno de los motivos que explican el estado intacto del mundo subacuático de las Quirimbas es el parque nacional, que desde el año 2002 protege 11 islas y 110 kilómetros de costa. Sin embargo, las Quirimbas aún no son un conocido destino para buceadores, quizás también porque las islas son demasiado caras y están demasiado apartadas. Quien nada por el agua cristalina se alegra de la soledad. Mejor que los extranjeros que pasan su luna de miel en las islas se queden tendidos en sus tumbonas.

 

 

 

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