UN PAÍS EN LA MIRA "K"
La complicada aventura de conocer Angola
Un paraíso rico pero con mucha pobreza que busca abrir las puertas al turismo mundial mostrando sus hermosos paisajes. Fotos
Destino desconocido, Angola ofrece tanta diversidad cultural como natural. Es, sin embargo, uno de los países más pobres y con mayor corrupción política. Foto: Flick.com [ Ver fotogalería ]
Redacción Perfil.com / Turismo
La presidenta Cristina de Kirchner cerró esta semana una gira de promoción comercial por Angola, un país, hasta ahora, desconocido para la mayoría de los argentinos. Minado por la corrupción y la falta de respeto a los Derechos Humanos, y tratando de escapar del fantasma de una guerra civil larga y muy sangrienta, este país sudafricano intenta engancharse al tren del progreso y la riqueza explotando sus bellos y exóticos recursos turísticos. Sin embargo, la pobreza, la carencia de las infraestructuras más básicas y una sociedad marcada por el conflicto bélico juegan en contra de este sueño.
Luego de la guerra que se cobró las vidas de 1,5 millones de angoleños, el país vive en una relativa calma aunque gobernado por las secuelas sociales de la guerra, los conflictos armados y la pobreza. A niveles globales Angola es uno de los países menos desarrollados del mundo, con alarmantes índices sociales. El 70% de la población es pobre, tiene una de las tasas de mortalidad infantil más altas con 185 niños cada 1000 nacimientos, además de desnutrición entre la población. Hay más desocupados que personas con empleos estables.
Su economía comienza a desarrollarse con más normalidad que hace algunos años, y los sectores más acomodados de la sociedad están haciendo nuevos negocios y obteniendo grandes beneficios. Esto, sin embargo, ayuda a generar una desigualdad cada vez más notoria.
Hoy, para atraer a los ansiados turistas, las autoridades angoleñas ofrecen como principal reclamo la belleza paisajística del país, con una naturaleza donde tienen cabida desde montañas a interminables playas, pasando por reservas naturales, sabanas o desiertos. Uno de los rincones que se esgrime como posible reclamo es el parque nacional Kissama.
Una extensión de 3.846 kilómetros cuadrados de sabana sería perfecta para la vida salvaje, pero esta vida salvaje casi no existe porque la eternizada guerra y los cazadores furtivos redujeron a los felinos, elefantes y antílopes a poblaciones mínimas. Esto, unido a la prohibición de salirse de los senderos marcados por el riesgo de minas antipersonas juega poderosamente en contra del despegue turístico de este país africano, hoy en la mira Kirchnerista.
La cultura nativa de Angola es la Bantu, mezclada con tendencias portuguesas consecuencia de los 400 años en los que fue colonia de este país, hasta 1975. Durante la ardua época en la historia de Angola, ganó reputación como punto de partida de esclavos enviados a través del Atlántico. Hoy en día, a pesar de las duras experiencias vividas, los angoleños intentan preservan su optimismo, hospitalidad y paciencia.
La capital, Luanda, podría ser un buen destino de cruceros de lujo y viajeros en luna de miel. Esta ciudad capital con más de dos millones de habitante es un excelente lugar para los amantes de la cultura y el baile africano. También es una buena opción para aquellos que quieren disfrutar de las playas de arenas blancas y olas templadas del océano atlántico. Su pintoresco puerto, bonitas mansiones que siguen en pie desde la época colonial portuguesa, o su imponente fuerte del siglo XVII se ven muy hermosos desde cierta distancia.
La magia, sin embargo, se rompe al mirar más de cerca. Edificios ruinosos ocupados por familias sin hogar, barrios marginales, suciedad, escasez de hoteles decentes y taxis que cobran una fortuna por ir a la playa más cercana no son precisamente atrayentes.
En cuanto a la seguridad hay departamentos estatales y consulados que recomiendan a sus conciudadanos no viajar a Angola. Se advierte en estos casos sobre los posibles ataques de bandidos, falta de atención por parte de una policía indisciplinada y períodos de enfrentamientos militares. En ocasiones puede ocurrir que los extranjeros pueden ser detenidos sin conocer la razón.
Las autoridades recomiendan no adentrarse en barrios desconocios o alejarse de las zonas turísticas. Los robos a mano armada son bastante comunes. Sin embargo, si se siguen al pie de la letra las instrucciones de seguridad -como mantenerse alejado de algunas zonas, evitar pasear solo por la noche- puede que existan buenas chances para estar a salvo en la salvaje pero disfrutable Angola.
Lugares interesantes
Museos. En Luanda hay muchos lugares que visitar, por ejemplo, el fuerte, que actualmente es la sede del Museo de las Fuerzas Armadas o el Museo Nacional de Antropología.
Parque Natural de Kissama. Se encuentra a 70 kilómetros del sur de Luanda y es el hogar de cientos de especies animales. En cuanto a la posibilidad de pernoctar en esa zona hay bungalows en medio del Parque aunque la comida deberemos llevarla nosotros. El Parque, como otros tantos en Africa, está cerrado durante la temporada de lluvias.
Las cataratas de Kalandula. Localizadas en el área de Malange, conforman un espectáculo impresionante en especial cuando el caudal ha crecido tras la época lluviosa.
Mercado de Roque Santeiro. Es muy interesante pero las autoridades no recomiendan visitarlo. La gente en Angola dice que es el mayor mercado al aire libre de toda África. Situado a las afueras de Luanda, cuesta 100 kwanzas llegar el centro de la capital pero, según dicen algunos, puede salir mucho más caro: los mismos angoleños no se atreven a ir.
Precauciones
– En los lugares públicos no se pueden tomar fotografías y en general hay que pedir permisos para otras actividades, como descansar en un parque.
– Comprar cualquier recuerdo no es sencillo, excepto en las áreas urbanas. Lo más típico de este país es la artesanía.
– Se recomienda no salir por la noche, cerrar el vehículo desde dentro, no exhibir joyas ni objetos de valor y no oponer resistencia a los agresores en caso de robo.
– Todo el país está muy limitado y controlado. En algunos casos se prohiben o se limita el acceso a los viajes de negocios. La mayoría del país es tan sólo accesible por avión.
– No todas las calles de Luanda están pavimentadas, salvo aquellas que la unen con otras ciudades, y por lo general están en malas condiciones. Por eso, el tránsito interno es lento y no está acorde a los estándares occidentales.
– Pese a la inestabilidad de la situación política, no hay problemas con el transporte ferroviario. No hay ni coches-camas ni servicios con aire acondicionado.
– Es obligatorio vacunarse contra la fiebre amarilla y se recomienda la vacunación contra hepatitis, tétanos, tifoidea malaria, tifus, polio y cólera.
– Como las mujeres embarazadas y los niños menores de nueve años no pueden vacunarse contra estas enfermedades, por lo que se exponen a posibles contagios.
– El agua potable es peligrosa incluso aunque sólo la usemos para un rápido lavado de dientes o una ducha, ya que la vacuna contra el cólera puede no ser totalmente eficaz. Los agentes de viaje aconsejan tomar leche hervida y no comer las frutas con cáscaras.
Me gustaría saber de cuando es esa publicación.