POLONIA / EUROPA
Poznan, un destino turístico desconocido de Polonia
Las atracciones turísticas de Cracovia y la belleza de Gdansk ya son ampliamente conocidas, pero para muchos esta ciudad es una gran incógnita.
La plaza del mercado de Poznan es la tercera más grande de Polonia. Foto: dpa [ Ver fotogalería ]
Las atracciones turísticas de Cracovia y la belleza de Gdansk ya son ampliamente conocidas, pero ¿qué pasa con Poznan? Para muchos turistas que visitan Polonia, esta ciudad de 560.000 habitantes es una gran incógnita. ¿Quién sabe que allí se encuentra el último castillo que mandó construir el emperador alemán Guillermo II o que de esta ciudad es originario el abuelo polaco de la canciller alemana, Angela Merkel? Poznan también es la cuna de Lech, la mejor cerveza de toda Polonia, tal como asegura cualquier habitante de esta ciudad. Y no hay que olvidar los cuernitos de Poznan, una especialidad culinaria para todos los amantes de lo dulce.
En Polonia, todo el mundo conoce esta exquisitez «pero no la historia que hay detrás», subraya Szymon Walter. Este hombre tiene que saberlo, porque trabaja en el Museo de los Cuernitos, inaugurado en 2014 dentro de un edificio histórico con vistas al ayuntamiento. Walter enseña en el museo cómo se preparan los cuernitos e invita a los visitantes que le echen una mano. Vestido con una chaqueta blanca, un delantal rojo y un gorro rojo de pastelero, está parado en una sala con paredes de ladrillo y un techo alto renacencista recién restaurado. Delante de él, en una mesa, hay una gran tabla de madera, algunos vasos con ingredientes como nueces y pasas, y un rodillo.
Cuidadosamente espolvorea un poco de harina sobre la base. «Los cuernitos se hacen con masa de levadura, pero lo más importante es el relleno«, dice Walter. «Un panadero de la ciudad inventó la receta hace unos 150 años. Hoy, está protegida por la denominación de origen establecida en el derecho europeo». Unas 100 panaderías elaboran los cuernitos según la misma receta básica pero con ligeras variaciones.
Directamente a la vuelta de la esquina, en la Plaza Vieja, se encuentra el ayuntamiento con su fachada suntuosa. El edificio se terminó de construir en 1555 pero ya tenía un antecesor 300 años más antiguo. La plaza es la tercera más grande de Polonia, después de las de Cracovia y Wroclaw. En el ayuntamiento cuelgan de la pared fotos históricas que muestran el aspecto de la plaza en 1945. Durante los enfrentamientos entre el Ejército Rojo y las tropas alemanas, muchos edificios sufrieron impactos y el 85 por ciento del centro histórico quedó destruido.
Hoy, ya no hay nada que recuerde esa tragedia. Sin embargo, la historia de Poznan no comenzó en la plaza mayor sino en la Isla de la Catedral. El príncipe Mieszko se hizo bautizar en la catedral en 966. Desde entonces, la historia de Polonia y de la Iglesia católica están estrechamente unidas. Poco después, Poznan se convirtió en la primera sede episcopal de Polonia. Mieszko mandó construir la Catedral de San Pedro y San Pablo, en la que más tarde fueron enterrados el príncipe y sus descendientes, entre ellos varios reyes.
La isla y su catedral es una de las atracciones clásicas de Poznan. La catedral sigue siendo un monumento impresionante. Hay visitas guiadas al castillo neo-románico que el emperador Guillermo II mandó construir en Poznan. Fue concebido para crear una gran impresión. La torre, de 75 metros de altura, fue en su momento el edificio más alto de la ciudad.
«Se terminó de construir en 1910«, dice el guía turístico Michal Chmielewski. «El modelo fue el palacio imperial en la ciudad alemana de Goslar«. Sin embargo, los espacios interiores del castillo recuerdan a la Cancillería de Hitler. «Arquitectura nazi«, dice Chmielewski. Después de la invasión del Ejército alemán a Polonia, el nuevo gobernador convirtió el castillo en su residencia y mandó reformar las salas de acuerdo con el gusto estilístico nazi. También mandó construir un balcón adcional por si Hitler visitara algún día Poznan. Sin embargo, el dictador nunca llegó a la ciudad.
El abuelo de Angela Merkel vivió al oeste del centro histórico, en la calle Ulica Grobla número 14, hasta que se mudó con sus padres a Berlín en 1915. La casa todavía existe. Durante las visitas guiadas a la ciudad con turistas alemanas, los guías se paran frente a la casa. Por lo demás, casi nadie se interesa por ella.
No pasa lo mismo con el Stary Browar, el centro comercial más elegante de la ciudad. Está situado en una antigua fábrica de cerveza fundada por un alemán a mediados del siglo XIX. Rápidamente, la fábrica se convirtió en la más grande de Poznan y mantuvo su importancia durante varias décadas, hasta que se vio obligada a cerrar en 1988.
«Después, se enamoró del edificio Grazyna Kulczyk«, dice la guía Paulina Radkowska. «Su sueño era convertir la antigua fábrica en un centro comercial y cultural«. Grazyna Kulczyk solo tenía que tomar el dinero de su rico esposo para hacer su sueño realidad. Sin embargo, en primer lugar su esposo no se mostraba muy entusiasmado con esta idea y, en segundo lugar, Grazyna estaba decidida a desarrollar el proyecto por sí misma, con ayuda de su banco.
Funcionó: hoy hay unos 200 comercios, 25 cafés y restaurantes, además de salas de concierto, exposiciones, galerías y un multicine. Sin embargo, la antigua fábrica de cerveza no tuvo un final totalmente feliz: Grazyna se divorció de su esposo y el museo de arte moderno que tanto le hubiera gustado instalar en el edificio se quedó en un sueño. No se sabe si algún día este sueño se podrá hacer realidad.