ESCOCIA

La magia de Harry Potter se adueña de Edimburgo

Los fans de la saga suelen visitar especialmente «Elephant House», uno de los sitios donde comenzó a escribirse la historia.

En el centro de la ciudad se erige el castillo de Edimburgo. Foto: dpa [ Ver fotogalería ]

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La cafetería «Elephant House» de Edimburgo mantiene un halo de misterio cuando se trata de confirmar si la mesa de las esquina es realmente el lugar donde J.K. Rowling escribió el primer borrador de la saga «Harry Potter».

Cerca del radiador, con vistas al imponente castillo que domina la capital escocesa, lo cierto es que la mesa 12 es posiblemente la mejor del local. Allí era además donde Rowling concedió multitud de entrevistas en los primeros años sobre el origen de la historia de este aprendiz de mago, que ha vendido millones de ejemplares.

Los fans de la saga que hacen cola para comprar postales del «Elephant House» están convencidos de que se encuentran en el lugar correcto. Algunos clientes han pintarrajeado las paredes de los baños de arriba con emotivos tributos a la escritora, pero sus seguidores más entusiastas creen saber la verdad: el primer libro se escribió a unos metros de allí, en el antiguo «Nicholson’s Café» que ahora se conoce como «Spoon Bistro».

Uno puede enterarse de esa y otras muchas anécdotas en los tours temáticos que recorren la ciudad. «Solía sentarse en el ‘Nicholson’s’ y acunar a su bebé, Jessica, hasta que se dormía mientras escribía sobre Harry Potter«, cuenta Rebecca Price, quien hasta hace poco dirigía Potters Tours. «Era bastante humilde, vivía gracias a los subsidios sociales y se dio cuenta de que allí podía sentarse toda la tarde con un café a escribir en un ambiente agradable«.

Cuando el «Nicholson’s» cerró, Rowling se mudó a la mesa de la esquina del «Elephant’s». Ya había terminado el primer libro y tenía en marcha el segundo de la saga de siete que tenía prevista desde un principio. En aquellos tiempos, la autora ya no tenía que ahorrar y estirar un café toda la tarde: corría el año 1996 y Rowling estaba lanzada a convertirse en un fenómeno literario.

J.K. Rowling no es escocesa, el personaje de Harry Potter era londinense y la escuela de magia de Hogwarts que se ve en las adaptaciones cinematográficas, el castillo de Alnwick, está en el norte de Inglaterra, aunque cerca de la frontera con Escocia. No obstante, a la escritora le agrada que Edimburgo la reivindique como uno de los suyos.

Edimburgo es un popular destino turístico, bien conectado con Londres y puerta de entrada a las Highlands. En la imaginación de Rowling, Hogwarts se situaba sobre el lago Negro, pero no resulta difícil trasladar esa imagen al Edimburgo real: allí, bajo la sombra del castillo, descansaban las oscuras y amenazadoras aguas del lago Nor antes de que fueran drenadas hace dos siglos.

Durante la Edad Media, el lago fue tumba de mujeres acusadas de brujería y sometidas a jucios en los que se las instaba a nadar o ahogarse. Ideado como parte de las murallas de la ciudad, el Nor era más una fosa séptica que un pintoresco lago cuando las obras para drenarlo comenzaron en 1760. Bajo sus aguas se encontraron numerosos cadáveres.

El agua cedió espacio a los Princes Gardens y las vías de tren hacia la Waverley Station. Éstas separan el casco antiguo, abarrotado de turistas, de la señorial parte nueva de la ciudad, conectadas por el puente del Norte. No sorprende que quienes llegan por primera vez a la ciudad miren desde el puente en busca de un río, aunque en su lugar encuentren el hermoso tejado acristalado de la estación.

Los paseos temáticos sobre la saga «Harry Potter» solían atraer sobre todo a niños, a los que se separaba entre las cuatro casas de Hogwarts (Griffindor, Ravenclaw, Slytherin y Hufflepuff) y se les dotaba de varitas mágicas para que pudieran realizar sus hechizos. Pero ahora, muchos de los que se acercan a estos tours son veinteañeros que crecieron con las historias del aprendiz de mago e hicieron cola en los lanzamientos de cada libro y cada película.

«Nos hablan de los lugares que les recuerdan aquéllos de los libros», cuenta Price. «Nos envían emails o fotografías de edificios y lugares que creen que podrían haber dado alas a la imaginación de Rowling y contribuido a la atmósfera de los libros«. Y, por supuesto, todos tienen una parada obligada en el «Elephant House».

 

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