Alemania / Eisenhüttenstadt

La ciudad donde Lenin no dijo adiós

A 75 kms de Berlín, una ciudad de la era comunista se conserva casi intacta. Para resguardarla, quisieran incluirla en las rutas artísticas.

Eisenhüttenstadt fue la primera ciudad socialista en suelo germano. Cuando se construyó, concebida como un contrapunto de la industrial cuenca del Ruhr en la Alemania occidental, su lema era: "Acero, pan, paz". Foto: Cedoc Perfil [ Ver fotogalería ]

Ficha

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Eisenhüttenstadt, en el este de Alemania, quedó detenida en el tiempo. Allí, la arquitectura comunista dejó más que bloques grises. La avenida céntrica, Lindenallee, alberga edificios decorados con exquisita porcelana de Meissen, la misma que se utiliza para las delicadas miniaturas de Dresde. Unos 75 kms al sur de Berlín y a orillas del río Oder, muy cerca de la frontera con Polonia, Eisenhüttenstadt es una postal del pasado con un enorme potencial turístico aunque sorprendentemente pocos visitantes paran por allí.

La ciudad fue construida desde cero en 1950 como un escaparat del «socialist way of life», y la mayoría de sus impactantes rarezas aún pueden contemplarse. «En medio de la lucha de clases, el objetivo era demostrar que los trabajadores de los países comunistas podían vivir con confort«, señala el guía Eberhard Harz. El trabajaba como ingeniero antes de que el colapso económico y político de la antigua República Democrática Alemana (RDA) culminara en la caída del Muro de Berlín, en 1989. Ahora se dedica a guiar a los turistas por las curiosidades de esta ciudad, que ha sido calificada como el mayor monumento al aire libre de Alemania.

Eisenhüttenstadt fue la primera ciudad socialista en suelo germano. Cuando se construyó, concebida como un contrapunto de la industrial cuenca del Ruhr en la Alemania occidental, su lema era: «Acero, pan, paz». En un principio la bautizaron Stalinstadt, en referencia al dictador soviético, pero cuando tras su muerte, éste fue vilipendiado, pasó a llamarse Eisenhüttenstadt («ciudad del trabajo en hierro»)

Mientras en la mayoría de las ciudades alemanas la avenida principal desemboca en un castilo, Lindenallee termina en las puertas de lo que fue una gigantesca fábrica de acero que daba trabajo a 18 mil personas en una población de 50 mil. Hoy en día, ésa es la fabrica de acero EKO-Stahl, del grupo ArcelorMittal. Junto a una papelera, son las únicas industrias importantes de la zona.

«Durante el comunismo, teníamos dinero para gastar, pero no había en qué. Y ahora hay multitud de cosas que comprar, pero nadie tiene dinero«, dice con ironía Faber, un vecino octogenario. Desde 1990 han sido derribados unos 6.100 apartamento, y según las autoridades de planificación urbanística seguirán otros 475 mil más de aquí a 2017.

Eisenhüttenstadt tuvo en su momento de gloria después de la unificación alemana. Y el hombre que se lo proporcionó fue el actor Tom Hanks, quien, en 2011, cuando rodaba en los estudios Babelsberg «Cloud Atlas», se tomó un día lbre para visitar la ciudad. Y cayó rendido ante sus encantos. Luego, la estrella de «Forrest Gump» contaba entusiasmado en la TV estadounidense las maravillas que vio durante su visita a «la ciudad de las herrerías». Harz apunta con orgullo que fue él quien enseñó la ciudad al actor, que había oído hablar de Stalinstadt y quiso conocerla. «Estaba fascinado«, recuerda.

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