AUSTRIA / Herrnbaumgarten

Fotos | El Nonseum, el museo de cosas que no sirven para nada

Al contrario de los museos comunes, que exhiben obras de arte y otros tesoros culturales, el Nonseum de Austria exhibe cosas realmente inservibles. Fotos

Creado en 1983 por dos habitantes de la ciudad, Fritz Gall y Friedl Umscheid, Nonseum nació con la misma intención conservacionista que el resto de museos, sólo que en su caso los objetos a proteger eran todos aquellos que la sociedad había desechado por absurdos. Foto: AFP [ Ver fotogalería ]

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En Herrnbaumgarten, una pequeña población situada a 212 metros de altitud, a una hora de Viena, se mira al mundo con un enfoque distinto, siempre en alegre equilibrio entre la originalidad absurda, la amable profesionalidad y el comprensivo malentendido. La pieza más preciada de las absurdidades es el Nonseum, un museo lleno de objetos sin sentido: un protector de tacón de zapatos, aparatos de ortodoncia para dentaduras postizas y hasta «agujeros portátiles» son solamente algunos ejemplos de los objetos allí expuestos.

Creado en 1983 por dos habitantes de la ciudad, Fritz Gall y Friedl Umscheid, Nonseum nació con la misma intención conservacionista que el resto de museos, sólo que en su caso los objetos a proteger eran todos aquellos que la sociedad había desechado por absurdos. O sea, un homenaje a los inventos que, por innecesarios o por desgracia, no encontraron su hueco en el mercado y fueron a parar a algún cajón olvidado. Nonseum es ese cajón, pero en gigante.

La idea nació en un restaurante, cuentan sus creadores, que con alguna que otra cerveza de más, cuando vieron que la camarera le daba la vuelta a un mantel que estaba sucio para aprovecharlo por el otro lado. Fue entonces cuando las musas acudieron a visitarlos: “¿por qué no creamos un mantel de seis caras?”

Por una cuestión de higiene, imaginamos, el mantel no encontró demasiados compradores, pero sirvió como promotor de una reunión informal para presentar otros objetos absurdos. Colgaron varios carteles por la ciudad y, cuando esperaban una asistencia de unas 50 personas, asistieron más de 5.000. Era el año 1984 y, con la ayuda del gobierno, establecieron un verdadero hogar para esas ideas sin sentido.

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