ORIENTE MEDIO

Dubai, brillos y alturas en todas partes

Dubai, la ciudad-Estado del Golfo Pérsico, es superlativa. Del remanso en el desierto a la pujanza multicultural. Fotos.

El pujante emirato árabe recibe con playas, edificios imponentes, primeras marcas, artesanías, oro y brillantes. Por la noche, variedad gastronómica y entretenimiento para todos los gustos. Foto: The New York Times Travel [ Ver fotogalería ]

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Por Seth Sherwood (The New York Times/Travel)

Dubai es imposible de ignorar. La ciudad-Estado del Golfo Pérsico tiene el edificio más alto del mundo (el Burj Khalifa), el hotel más alto del mundo (el J.W. Marriott Marquis Dubai), la mayor isla artificial del mundo (la Palma Jumeirah) y el mayor centro comercial del mundo (Dubai Mall).

En este ex adormilado remanso de Emiratos Arabes Unidos, poblaciones mundiales se mezclan a lo largo de un recién inaugurado malecón, en playas públicas bien mantenidas, en modernos sistemas de metro y tranvía y dentro de restaurantes de diversas nacionalidades, tanto sencillos como refinados. Ahora, Dubai también está desarrollando un distrito de galerías de arte, con ambiciosos diseñadores de moda y centros nocturnos de clase mundial.

Visitar el Burj Khalifa (más de 160 pisos elevándose a 828 metros en el aire) es como tomar un avión. Se reserva el boleto en internet (entre 125 y 200 dirhams, o entre 34 y 55 dólares, a 2,7 dirhams por dólar), se imprime en un quiosco electrónico de Dubai Mall, se hace fila, se pasa por una inspección de seguridad y se entra a un recinto de metal. Después, repentinamente, a despegar. El ascenso de alta velocidad llega a la cubierta de observación del piso 124. En la noche, el horizonte de la ciudad destella: autopistas pulsantes, altos rascacielos, extensión desértica.

Si de comer y salidas nocturnas se trata, Gary Rhodes, chef galardonado con estrellas Michelin, abrió en 2014 el Rhodes W1, donde se sirven interpretaciones modernas de clásicos de la campiña británica (desde pan con queso tostado hasta albóndigas de menudos en salsa gravy). Una cena de tres platos para dos personas, sin vino, cuesta unos US$ 164.

En el espacio de conciertos conocido como MusicHall, en la famosa isla Palma Jumeirah, se presentan breves y animados repertorios durante la noche: trovadores ataviados con gorros fez que tocan laúdes, habituales en el baile árabe; un grupo “cover” de música disco; un cantante corpulento que grita ópera italiana; tributos al reggae; intérpretes egipcios. Reserve con anticipación un asiento en la barra o una mesa. Para el mediodía, Tom & Serg tiene un menú internacional: huevos res en lata (US$ 14), burritos de desayuno (US$ 16), atún con fideos de soba (US$ 13) y róbalo de mar (US$ 19) con guarniciones, con tintes de Oriente Medio: puré de berenjena y arroz pilaf con pistachos.

Cada uno de los almacenes dentro de Alserkal Avenue (un distrito de artes que alberga más de veinte galerías) ofrece una ventana a un universo fascinante. El Museo Privado Salsali, exhibe principalmente artistas iraníes y de Oriente Medio. Grey Noise presenta proyectos conceptuales. La más accesible Gulf Photo Plus muestra obras fotográficas internacionales. En la A4, la consagrada cafetería, hay salón, biblioteca, cinema, boutique de moda e incubadora de ideas del distrito.

¿Megacentros comerciales? Ummm. Olvídese de las extragrandes, sobrepobladas y abrumadoras capitales de la venta al por menor de Dubai. Mejor, recorra Jumeirah Beach Road para buscar sus pequeñas boutiques indie, para encontrar zapatillas
de taco Jimmy Choo en piel roja (US$ 164) o una rara bufanda floral (US$ 54) a una fracción del costo de venta. Otros locales venden teteras plateadas “etno-chic” (US$ 86), alta costura de Maha Abdul Rasheed (principalmente ropa de fiesta glamorosa) y accesorios entre kitsch y cool (damas, ¿una bolsa de mano de plástico transparente estampada en relieve con la bandera emiratí?).

La cocina de Qbara puede transportarlo de Armenia a Siria (un híbrido dulcesalado de bastermá de res con duraznos ácidos y queso halloumi), a Marruecos(codorniz en hojas de parra a la parrilla con especias marroquíes), o a Turquía (frutos rojos cubiertos con una capa de chocolate con helado de rosas). Tres platos para dos personas, sin bebidas, cuesta US$ 190. En Dubai, bares al aire libre de último piso brotan por toda la ciudad. Recién inaugurada está la filial de Pacha, el megaclub de Ibiza. Aquí, los futuristas narguiles con forma de medusa brillan en múltiples colores. Y al lado, el icónico hotel Burj Al Arab con forma de vela, reluce en blanco colosal.

El brillo y el glamour continúan en 40 Kong, a cuarenta pisos sobre la ciudad, con un bar color naranja y pilares de fuego en jaulas de alambre. El recurso natural más abundante de Dubai (la arena) es gratuito y está listo en las extensas y bien conservadas playas públicas del emirato. Kite Beach, escondida detrás del restaurante Le Wazawan, sobre Jumeirah Beach Road, atrae a niños, jóvenes profesionales y familias, con plácidas aguas, áreas de vóley y ambiente relajado.

Guarde una moneda de 1 dirham para cruzar el arroyo Dubai –en realidad, es un río amplio y potente– en uno de los viejos barcos de madera que salen desde el ribazo cercano al ZocoTextil. Pasará frente a embarcaciones árabes de un solo mástil, dignas de Simbad. Del otro lado de la calle, en el bazar llamado Souk El-Kabeer, se venden desde especias y narguiles hastatablas de planchar.

A pocas cuadras de distancia, las vidrieras del Zoco de Oro relucen con anillos, cadenas, collares, pendientes, broches y otros inventos de 24 quilates. Pese a lo llamativo, el vecindario conserva una sensación tradicional y terrenal y hace recordar al Dubai de antaño, antes de los rascacielos y los hoteles de siete estrellas. Para reforzar ese sentimiento está Orient Guest House, donde hospedarse en una casa con patio árabe por US$ 81.

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