La vía del arte
Via Margutta, en el distrito de Campo Marzio, es la calle bohemia de Roma. Allí hay hoteles antiguos y muchos artesanos.
A través de los años, un impresionante elenco de artistas –Fellini, Picasso, Stravinsky, Puccini– ha vivido, se ha inspirado y ha creado obras maestras en la Via Margutta [ Ver fotogalería ]
A través de los años, un impresionante elenco de artistas –Fellini, Picasso, Stravinsky, Puccini– ha vivido, se ha inspirado y ha creado obras maestras en la Via Margutta, una pequeña callejuela de Roma, apenas del ancho de una camioneta, arrinconada a sólo unos pasos de la Escalinata de España. El personaje de Gregory Peck en Vacaciones en Roma tenía un departamento ahí, y nada mejor para elevar un lugar a la conciencia pública que Audrey Hepburn canturreando Via Margutta, 51.
Presto: nacía una estrella del negocio inmobiliario.
Pero así como a menudo los barrios bohemios terminan siendo demasiado caros para los mismos artistas, la Via Margutta pronto pasó a ser más conocida como un lugar donde comprar arte caro que como un centro de creatividad. Sin embargo, recientemente la calle ha vuelto a reinventarse a sí misma, esta vez como un destino para el diseño.
“Hace años, no había nada más que galerías y estudios”, dice Alberto Moncado, dueño del nuevo y exquisitamente chic Hotel Margutta 54. Su emprendimiento continúa una tradición familiar. En los 1800, los Moncado, antiguos mecenas de artistas como Caravaggio, transformaron lo que no era más que un conjunto de casuchas y jardines en varios estudios para artistas, ayudando así a crear Via Margutta tal como se la conoce hoy. “Ahora hay todo tipo de tiendas, pero acá no va a encontrar las grandes Louis Vuitton”, dice Moncado. “Son marcas elegantes y de alta calidad, pero son chiquitas, con un sabor local. Ahora todo se hace como se hacía hace años.”
Un ejemplo es Saddlers Union, que inunda a uno con el aroma del cuero apenas se atraviesa su prolija fachada. Abierta desde octubre, es el lugar para encontrar cinturones, carteras, bolsos y valijas, todos hechos a mano. Los precios son altos (los bolsos de mano arrancan en 600 euros), pero también lo es la calidad.
Unas puertas más allá está Flair, un negocio de muebles antiguos que abrió hace apenas unos meses. Su especialidad es el diseño de interiores de mediados a fines del siglo XX, una colección bien elegida de muebles restaurados, como una lámpara de acrílico y bronce negro, típica de la moda de principios de los 70, a 950 euros.
Al final de la calle está Engima, una joyería exclusiva, propiedad de Gianni Bulgari, miembro de la realeza de la joyería italiana. El local, el diseño y los precios son debidamente fastuosos. Pero a diferencia de las boutiques de la Quinta Avenida, aquí las piezas –como, por ejemplo, un pendiente de un león de plata de 300 euros– son especiales, no producidas en masa.
Pero no todo es nuevo y lujoso. Hay sobrevivientes de la vieja época, como La Boettega del Marmoraro, una pequeña tienda atiborrada con placas de mármol. Por 15 euros, el grandilocuente Enrico Fiorentini, dueño del negocio, graba la frase que uno quiera en un pedazo de roca. Y, apenas terminada la pieza, tiene la obsequiosa costumbre de servir un bol de pasta, que sus clientes degustan mientras él recita historias sobre los viejos días de gloria de Via Margutta.
Moncado, por lo pronto, cree que la gloria sigue intacta. “Via Margutta empezó como un lugar para artistas –dice–. No importa qué suceda con el paso de los años, creo que siempre retendrá esa parte de su carácter.”
recomiendo alojarse en el HOTEL ART
e una meravigliosa e artistica strada della mia cara citta…lo tanto sentita nominare in tempo di guerra,mi e restata nel cuore,ma come e bello passegiarci!!!!!!!!!!!