AUSTRALIA

Qué ver y qué hacer en Adelaida: Otra «Aussie» con estilo propio

Con arquitectura colonial, vida artística propia y naturaleza pródiga, la capital australiana del vino quiere competir con Sydney y Melbourne.

Adelaida es la ciudad olvidada de Australia, un destino perfectamente hermoso sobre la costa sur, pero muchos de sus encantos son regularmente eclipsados por las más glamorosas Sydney y Melbourne. [ Ver fotogalería ]

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Por Sarah Khan (The New York Times / Travel)

Adelaida es la ciudad olvidada de Australia, un destino perfectamente hermoso sobre la costa sur, pero muchos de sus encantos son regularmente eclipsados por las más glamorosas Sydney y Melbourne. En la mayoría de los casos, gran parte de los turistas que vuelan a Adelaida simplemente aprovechan su aeropuerto de camino a la vecina isla Canguro o a las celebradas 18 regiones vitivinícolas, que han convertido a Adelaida en la capital del vino del país.

No obstante, en estos días la ciudad brilla por derecho propio y un premio aguarda a quienes deciden quedarse: elegante arquitectura y belleza colonial de sobra, un renacimiento de cafeterías y bares independientes y un paisaje artístico en auge que ha conferido al destino un carisma creativo. La Galería de Arte de Australia Meridional alberga una extensa colección en su edificio sobre North Terrace, arbolado bulevar flanqueado por grandiosos monumentos. La admisión es gratuita para la mayoría de las exposiciones y se puede apreciar arte australiano aborigen y europeo, e incluso una pequeña galería islámica.

El principal paseo de Adelaida es Rundle Mall, una larga arteria peatonal que cobija los mejores restaurantes y centros de compras. Vaya en búsqueda de experiencias locales, como el emporio de diseño australiano Jam Factory o Haigh’s Chocolates, un negocio familiar en un edificio gótico que, en sí mismo, parece un dulce. Para un recuerdo del espíritu creativo de Adelaida, visite Urban Cow Studio, lleno de cosas para el hogar y todo hecho a mano por más de 150 artistas locales.

Remontándose a 1869, el Mercado Central de Adelaida es uno de los más antiguos de Australia y uno de los mayores del hemisferio sur. Vea multitudes de chefs contemplando frutas orgánicas, pescado y pollo fresco y hormas de queso entre ochenta puestos. En una ciudad llena de parques, el Jardín Botánico de Adelaida (entrada gratuita) es particularmente encantador. A los horticultores se les va a antojar serpentear entre los exuberantes hábitats: un jardín de la salud con 2.500 plantas famosas por sus propiedades curativas, un rosedal internacional con 5 mil especies y un jardín nativo australiano, dedicado a la flora regional.

Si el ambiente verde no sostiene su interés, vaya a la vecina Cellar Door, en el Centro Nacional de Vinos de Australia, para probar las mejores botellas de regiones vitivinícolas cercanas como Adelaide Hills, Barossa Valley y McLaren Vale. Un tranquilo viaje de 25 minutos en tranvía conduce a Glenelg, enclave costero sobre la bahía Holdfast. Sitio del primer sentamiento europeo en Australia continental en 1836, es un punto único para pasar la tarde, con ocasos impactantes.

El Ovalo de Adelaida, con 53.500 asientos, fue construido en la década de 1870 y es aclamado como uno de los campos de cricket más venerados del mundo. También es casa de los Cuervos de Adelaida, equipo de la Liga de Fútbol Australiana. Aunque los turistas tienen varias formas de visitar el estadio –cena en el restaurante Hill of Grace o un tour guiado de 90 minutos–, ¿qué mejor forma de conocerlo que con un juego de verdad? El fútbol australiano, que hace que el fútbol americano parezca una ronda de rayuela, es una experiencia incomparable.

 

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