FRANCIA / 36 HORAS EN LA PROVENZA

Colores y sabores de la Provenza francesa

En Arlés, Vincent Van Gogh pintó 300 obras; Aviñón fue sede papal y aún conserva el aire pueblerino. En ambas, arte y sabores Côte du Rhône.

Un viaje por dos sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: Arlés, ciudad de la era romana, y Aviñón, ciudad amurallada medieval, ambas separadas entre sí por tan sólo 20 minutos en tren. Fotos: Cedoc Perfil [ Ver fotogalería ]

Ficha

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Cuánto tiempo ir: días

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Por Seth Sherwood (The New York Times / Travel)

la vasta extensión irregular de Provenza incluye desde las marismas saladas de La Camarga hasta la animada ciudad mediterránea de Marsella. ¿Por dónde empezar? Por dos sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: Arlés, ciudad de la era romana, y Aviñón, ciudad amurallada medieval, ambas separadas entre sí por tan sólo 20 minutos en tren. Vincent Van Gogh creó más de 300 obras durante los 15 meses que pasó en Arlés, entre 1888 y 1889.

Quedan algunos testimonios en el Musée Réattu (entrada € 8), que también tiene dibujos de Picasso, bosquejos del diseñador de moda Christian Lacroix (nativo de Arlés) y fotografías. El complejo de entretenimiento Les Arènes es una grandiosa arena romana del siglo I d.C. Cobijó a unos 20 mil espectadores durante las luchas de gladiadores con bestias exóticas. Actualmente, la arena realiza corridas de toros veraniegas.

Al lado, las ruinas del teatro y sus columnas son un espacio placentero para deambular o ver un concierto. La admisión para ir a ambos, € 8. Para comer, Le Galoubet, ofrece un interesante menú de tres platos (€ 31). Desde la Place Lamartine, se llega al sitio ribereño donde Van Gogh pintó su célebre Terraza de café por la noche. Por la Place du Forum, se accede al escenario del “Café de noche”.

Ya en Aviñón, ciudad donde en el siglo XIV se asentó el papado, hay que visitar el magnífico testimonio que es el Palais des Papes (entrada € 11). En torno a la vida gastronómica, en L’Epicerie, hay que probar la terrina de foie gras endulzada con mango y canela, tahine de ternera con cuscús, pato con gratinado de papas, y culminar con tarta de queso y frambuesa. Todo por € 75.

Saliendo de este banquete, People’s Paradise es una de las numerosas tiendas de moda y diseño moderno cercanas a la Place St.-Didier. La tienda homónima de Isabelle Erizé también vende numerosos objetos alocados: carteras con borlas estilo barroco (€ 25), almohadones con rayas y estampados de leopardo (€ 27). Y en la boutique CQFD se pueden encontrar corbatas de moño de madera (€ 70) de Bowtify.

Un raro tesoro se esconde en el pequeño Musée Angladon (entrada € 6,50): una de las pocas pinturas de Van Gogh en Provenza. Rebosante de color, Vagones de ferrocarril, pintada en Arlés en 1888, muestra al depresivo holandés en modo completamente visionario. La misma sala incluye algunos de los primeros gouaches de Picasso; el geométrico bodegón de contornos nítidos Naturaleza muerta con cántaro de gres, de Cezanne, y obras de Modigliani, Degas y Vuillard.

Para la cena, en L’Agape se destacan los aperitivos y los postres, notablemente la entrada de carne tártara de ternera (servida con tierno huevo caliente, hongos girolle y frituras de papa azul violette para hacer una texturizada combinación) y el frío turrón de almendras, ahogado en espuma de miel, con rebanadas de naranja y pomelo (tres platos por € 40). Para un trago chic, los sensuales interiores de 83 Vernet cobijan excelentes vinos blancos, como un viognier Domaine Chapoutier (€ 25 la botella).

Para algo casual, recorra la adoquinada Rue des Teinturiers. Situada a lo largo de un arroyo con viejos molinos de agua de madera, la calle tiene una sensación pueblerina que atrae a músicos y gente de estilo alternativo. L’Offset, un extenso espacio de hormigón con cañerías a la vista y lámparas de estilo de fábrica, ofrece copas de vino Côtes du Rhône Villages (€ 3,30), escuchando jazz, blues y clásicos franceses en vivo. En otra vuelta por el arte, Collection Lambert entrada € 10), un museo de excelente arte moderno y contemporáneo, posee una colección permanente que incluye esculturas de Sol LeWitt, pinturas de Jean Michel Basquiat, fotos de Nan Goldin y mucho más.

Luego, la riqueza de la naturaleza literalmente brota de las paredes de Les Halles, el mercado techado de Aviñón, agasajado con la luz de un jardín vertical exterior. Por dentro, el caudal de la Provenza se derrama en cada uno de los puestos de productos agrícolas, los vendedores de quesos, los negocios de embutidos, los floristas, los panaderos y los carniceros. Las ofertas destacadas incluyen una variedad de sales con sabor a todo, desde pescado hasta flores de hibisco (€ 3 los 50 g.) en Le Moulin à Epices, y vinos Côtes du Rhône en Les 20 des Halles. Para almorzar, La Cabane d’Oléron sirve vieiras frescas asadas en brochetas (€ 7), ostiones Fine de Claire (€ 8,50 la media docena) y otros bocados marinos.

 

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