Miradores, paseos costeros y «happy hour» en Manhattan
El Central Park al norte, Wall Street al sur, y la 5ª Avenida dividiendo salomónicamente sus riquezas. Manhattan derrocha su fama en todo lo que toca. A precios accesibles vía Panamá.
Con verde y río por todas partes, día a día, la isla más famosa de los Estados Unidos se distancia del viejo estigma de jungla de asfalto. Más paseos costeros y happy hour en los barrios que se quitan años. Fotos: Cedoc Perfil [ Ver fotogalería ]
Por Patricia Valli (Diario PERFIL / Desde Nueva York)
Las grandes ciudades se retroalimentan constantemente y siempre tienen experiencias nuevas para ofrecer, pero también clásicos. En el caso de Nueva York, una de las ciudades más cosmopolitas e inquietas del mundo, la oferta puede acercarse al infinito, sobre todo en su corazón, Manhattan. Pese a ser el más conocido de los cinco distritos que forman Nueva York, Manhattan es el más pequeño en extensión de territorio, aunque el más densamente poblado. Y uno de los atractivos de la ciudad está en la vista del horizonte, el skyline, donde las torres de vidrio y acero se recortan contra el cielo, un espectáculo interesante tanto de día como de noche.
Hay tres miradores tradicionales en Midtown Manhattan: el Empire State Building “de King Kong”, el Top of the Rock en el Rockefeller Center y el One World Observatory, que se promueve como el más alto de los tres, –considere que también el Rockefeller dice serlo–. Las vistas, sin embargo, no son exclusivas de los grandes miradores. Todo edificio con una altura que se precie puede esconder una terraza con buenas vistas y bares donde tomar algo mientras se divisa la ciudad. Así, los rooftops son uno de los atractivos de Manhattan y también fuera de ella, para ver la ciudad de las luces deslumbrantes incluso desde Brooklyn o Queens.
Las distancias no son tan grandes, pero el tránsito puede jugar una mala pasada. La red de subterráneos de la Ciudad es una gran aliada para ir y venir sin perder demasiado tiempo, aunque resignando la vista. Para recorrer Manhattan sólo hay que saber los puntos cardinales. El Central Park está al Norte, Wall Street al Sur y la famosa 5ª Avenida divide este de oeste. Para usar la red de transporte, se puede obtener una MetroCard, recargable, con descuentos en pasajes y conexión con los autobuses en un lapso de dos horas desde el último uso de la tarjeta. También se puede apelar a los tradicionales taxis amarillos. La etiqueta neoyorquina incluye dejar una propina de 15% o más.
La agenda cultural es muy amplia. Al este del Central Park se ubica la llamada “milla de los museos”, una línea de más de veinte calles que recorre el Museo de la Ciudad, el Museo Judío, el Guggenheim, la galería Neue y el Museo Metropolitano de Arte, entre otros. Pero la oferta no termina en la milla. Del otro lado del parque puede visitarse el Museo de Historia Natural y el de la Sociedad Histórica Neoyorquina. Cinco calles al sur del Central Park, en el medio de la isla, se encuentra el MoMA, el Museo de Arte Moderno.
No muy lejos de allí nace Broadway, la avenida que concentra la oferta teatral incluso en sus alrededores, aunque el sur de la ciudad ofrece alternativas. Todos los viernes se edita The Village Voice, una publicación de distribución gratuita –que se puede retirar de los expendedores en todas partes de la ciudad– con las opciones más alternativas de teatro, cine y música. El sur de Manhattan fue el epicentro de los ataques terroristas del 9 de septiembre de 2001 y después de eso se puso mucho énfasis en darle vida a la zona. Así surgió un memorial y museo donde estaban emplazadas las Torres Gemelas pero también se generaron otras propuestas, como el festival de cine de Tribeca en el Lower Manhattan, que ganó espacio como una vidriera para el cine independiente.
En la punta austral de Manhattan está su corazón financiero, Wall Street, y en la zona cercana los tribunales donde se dirimen los conflictos del distrito. Pero enseguida se abre paso a los barrios marcados por las comunidades que los habitan. El barrio judío, al este, ese que inspiró a Woody Allen y donde se gestaron bandas como Los Ramones. La Pequeña Italia (Little Italy) con sus ristoranti y otros íconos, como el helado o los cannoli. Y el Barrio Chino (Chinatown), con su tradicional oferta gastronómica, souvenirs y chucherías varias, todo made in China.
El área más moderna conecta el Village con el Meatpacking District y Chelsea. Las antiguas barracas, depósitos y plantas donde se procesaba y envasaba la carne (meatpacking, de ahí el nombre) ahora dan lugar a tiendas de diseño, bares con artistas y música en vivo y son el epicentro de los happy hours neoyorquinos. Cerca de la costa oeste de Manhattan, la ciudad recuperó también estructuras abandonadas como la Highline, una antigua vía de trenes hoy devenida en paseo elevado, verde, con plantas y árboles, y vistas al río Hudson. Paraíso para los corredores,además del Highline, el Central Park –escenario de uno de los maratones más populares–, el escenario de río y verde se repite en el Manhattan Waterfront Greenway, una vía para ciclistas y runners que se prolonga por toda la costa oeste de la isla. Amigable, fácil de transitar, la ciudad que nunca duerme, como cantaba Frank Sinatra, se reinventa todos los días y perpetúa la fama eterna de sus iconos.
A NUEVA YORK CON ESCALA EN PANAMÁ
Sumar una escala puede ser una forma de bajar los costos a la hora de elegir un vuelo. Con conexión en Panamá, Copa Airlines conecta Buenos Aires con Nueva York, con una tarifa que fue elegida como “una de las cinco más económicas” por Tripadvisor, para viajar a una de las ciudades de los Estados Unidos que más visitantes reciben. Desde Buenos Aires hay 17 frecuencias semanales y se suman otras siete desde Córdoba, que conectan con 21 frecuencias semanales desde Panamá a Nueva York. Las tarifas desde Buenos Aires van desde US$ 1.074 con impuestos incluidos y desde US$ 919 con impuestos para la salida desde la ciudad de Córdoba. Para más información visitar: www.copaair.com.
Por otra parte, vale la pena recordar que Copa fue reconocida como “la aerolínea más puntual de Latinoamérica”, al ubicarse en el primer lugar en el ranking On-Time Performance Service 2015, una distinción que otorga la reconocida consultora internacional FlightStats. La compañía aérea informa que continúa con un excelente desempeño, logrando un promedio de puntualidad del 91,02%, uno de los más altos del mundo, mejorando los resultados de 2014, año en el que obtuvo 90,29%. Y pensando en la conocida impuntualidad de los latinoamericanos, el mérito sin duda vale doble. Durante la escala en Panamá, aproveche para hacer compras.