Al otro lado del Bósforo, la cara asiática de Estambul

Cruzando el Estrecho del Bósforo, la capital turca sorprende con hermosos palacios, barrios de pescadores, zonas aristocráticas y vistas al mar para comer sin culpas los sabrosos baklava.

Cruzando el Estrecho del Bósforo, la capital turca sorprende con hermosos palacios, barrios de pescadores, zonas aristocráticas y vistas al mar para comer sin culpas los sabrosos baklava. Foto: Cedoc Perfil [ Ver fotogalería ]

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Por Susanne Fowler (The New York Times / Travel)

Las filas para entrar a sitios importantes en el lado europeo de Estambul, la capital de Turquía, pueden alargarse durante horas. Pero cruzando el Bósforo yace el más despreocupado lado asiático, una parte de la ciudad más verde, limpia y más conservadora, con palacios otomanos, hoteles artísticos, cocina sabrosa y sofisticada vida nocturna. Aquí, en la puerta de entrada de Anatolia, montañosos caminos en bosques de pinos ofrecen oportunidades para quemar los «baklava». Los turcos ricos viven en villas del norte, mientras kilómetros al sur, Kadikoy rebosa de mercados con verduras, mariscos y librerías, y alberga una calle dedicada a los bares.

Abbas Hilmi Pasha, el último jedive (gobernador) de Egipto, recibió más que un título de su sultán otomano; también obtuvo permiso para construir una elegante casa de verano en 1907 en el arbolado vecindario de Beykoz. El Palacio Khedive actualmente es la pieza central de un parque con sendas pavimentadas y restaurantes entre rosedales. La propiedad, con influencias art nouveau, está decorada con alocadas esculturas de ardillas gigantes y la estatua de un canguro. Probar café turco cuesta 5 liras turcas (US$ 1,68 a un cambio de 2,96 liras por dólar).

Visto en «The World Is Not Enough», la película de 1999 de James Bond, Pabellón Kucuksu está cerca de la zona ribereña inmortalizada como las Aguas Dulces de Asia, y fue un tema popular entre los grabadores europeos del 1800. Incluso entonces la gente huía al lado asiático para respirar aire más fresco. El edificio de piedra de ocho salas es de 1850. Afuera, complicados tallados de granadas y gansos que desde la terraza de Tapasuma, el restaurante del hotel Sumahan on the Water.

Conforme la luz de la luna se intensifica sobre el agua, las luces destellantes del Primer Puente del Bósforo cambian de blanco o amarillo a rosa o azul, turquesa. No es el Topkapi, pese a estar casi tan profusamente decorado, pero el Palacio Beylerbeyi, del siglo XIX, es un impresionante edificio otomano imperial con candelabros de cristal, grandiosas escaleras, porcelana Yildiz y alfombras Hereke. Albergó a la realeza europea y a Mustafá Kemal Ataturk, fundador de la república turca. Kuzguncuk alguna vezfue crisol de culturas, con mezquita y sinagoga, además de iglesias griegas ortodoxas y armenias, junto con una cosecha de hermosos cafés. Filas de coloridas casas de madera con balcones tallados convocan a las nuevas novias que llegan remolcando fotógrafos. La costa del Bósforo está llena de lugares caros que ofrecen platos de mariscos frescos. Para una comida en Kuzguncuk a precios más amigables, camine unas cuadras hasta Kosinitza.

Todo el Bósforo

Tome un taxi hacia Buyuk Camlica, favorito de turcos ricos y turistas del Golfo Arábigo, situado en una colina cerca de donde el presidente Recep Tayyip Erdogan está construyendo una mezquita destinada a dominar el horizonte del lado asiático. Aquí, en el punto más alto de Estambul (260 m), la vista muestra todos los rincones del Bósforo, e inspiró a Lord Byron. Otro taxi lo lleva más al sur, hasta Kadikoy, un sitio más de moda, y a la diminuta Casa de Opera Süreyya, donde una función cuesta US$ 15,25. La franja costera alrededor del vecindario Moda alguna vez fue casa de comerciantes navieros ricos, y ese bienestar todavía se siente con los clubes privados y el puerto deportivo. Pero lo más insólito es la Casa Museo Baris Manco, dedicada a la estrella de rock turco: con portón de bronce tipo Graceland y esculturas de verduras por su exitosa canción de amor, Domates, biber, patlican (Tomates, pimientos, berenjena).

 

Un comentario en “Al otro lado del Bósforo, la cara asiática de Estambul

  1. Mario Schmidt | 05/05/2018 | 2:35

    ¿es dulce el agua d
    el Bósforo?

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