Los encantadores aires coloniales de Williamsburg

Como si fuera el 1700, en la ciudad norteamericana de Williamsburg se habla inglés antiguo, se visten con miriñaque y se recrean batallas de la era independentista. El furor colonial atrae miles de turistas.

Ciento veintiuna hectáreas de esa ciudad, en el estado de Virginia, son un museo del 1700 al aire libre. Carruajes de alquiler, pelucas blancas y miriñaques en una puesta en escena de aquellos años en que se libraron los primeros fuegos de la Independencia. Fotos: Cedoc Perfil [ Ver fotogalería ]

Por Patricia Daniele (Diario PERFIL)

 

La bonita y cálida Williamsburg (EE.UU.) fue parte de las primeras 13 colonias de Nueva Inglaterra y conforma un triángulo histórico con Jamestown y Yorktown, una tríada también conocida como la Mancomunidad de Virginia, uno de los destinos más populares para los estadounidenses. Todo comenzó con la fundación de una escuela inglesa en 1693, College of William & Mary, un importante polo educativo que funciona hasta la actualidad. En 1699 se instaló la gobernación británica en la zona, otorgándole en 1722 el nombre de Williamsburg en homenaje al rey Guillermo III de Inglaterra.

Después de la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos, aunque había dejado de ser la capital, su ubicación estratégica fue escenario de diversos combates, incluyendo la batalla del 5 de mayo de 1862, en plena Guerra Civil americana. Tanto este predio (con el césped prolijamente cortado y algunos cañones) como la ciudad colonial han sido mantenidos y restaurados para armar un fantástico museo viviente, al que se llega por rutas arboladas en una visita que se recomienda para grandes y chicos.

El recorrido comienza invariablemente por el Centro de Visitantes, donde por US$ 40 (por adulto) se accede a una visita guiada que permite el ingreso a varios edificios históricos. Las instalaciones fueron recuperadas en los años 20 gracias a los aportes de John D. Rockefeller Jr. y su esposa, Abby. Así se creó un área histórica de 121 hectáreas que componen el paseo. También se puede hacer el recorrido por cuenta propia, ya que se trata de unas 18 cuadras a la redonda, pero sin el ticket sólo se podrá ingresar a la iglesia y a las tiendas comerciales, que de por sí son un espectáculo histórico. Aunque son pocas cuadras, conviene ir con calzado cómodo porque hay mucho para caminar.

Arrancando por la iglesia Bruton Parish, ubicada en que, extremadamente cálidos, explicarán alguna particularidad del sitio en el que uno se encuentra, con el único fin de hacer más placentero e informativo el recorrido. Se trata de habitantes de los barrios residenciales aledaños, que descuentan impuestos al cumplir con esta tarea comunitaria, y en las fechas patrias protagonizan recreaciones de las batallas. Ah, y si se animan, pueden contratar el tour de los fantasmas de Williamsburg por US$ 10.

Si bien hay varios locales para comer dentro de la zona histórica, sobre todo la panadería, por los precios conviene ir hacia el oeste de la misma avenida y caminar por la zona comercial, lindante además con la universidad. Es Merchant Square, otro sector peatonal con más de cuarenta comercios, bares y restaurantes, área moderna y vibrante donde se pueden conseguir souvenirs para toda la familia y elementos para decorar la casa.

Además de ser punto de encuentro para los turistas, rebosa de estudiantes universitarios, pues está al lado del College of William & Mary (su estilizado logo compuesto por las iniciales aparece por todos lados) y es el mejor lugar para comer un sándwich o frutos de mar a buenos precios. En esta zona sembrada con tulipanes que aparecen en primavera, se pueden sacar una foto con un Thomas Jefferson de bronce que medita lo que está por escribir. Se trata de una de las personalidades que tienen su propio sector en la iglesia, al igual que el general George Washington.

En esta área hay que visitar la Craft House, con muchos adornos preciosos para la casa; es inevitable tentarse. O comer un suntuoso sándwich en la acogedora «Aromas Specialty Coffees, Bakery & Cafe», donde también hay shows en vivo los viernes, sábados y domingos. Si las ansias de comprar no son satisfechas por estas tiendas, en las cercanías se encuentra un nutrido Premium Outlet como los de Orlando, y –además– un parque de diversiones como si fuera Busch Gardens, ¡por si los chicos se cansan de tantas lecciones de historia!

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