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Hong Kong, la fuerza del Dragón
Islas y península a la vez, alma de dragón rojo y futuro sin fin, esta Región Especial de China dio vida a la frase: “Un país, dos sistemas”. Hong Kong, con raíces y riquezas a pleno.
Superpoblada y milenaria, Hong Kong, que causó tantos dolores de cabeza a propios y ajenos, sigue transitando dos rutas paralelas: tradición y modernidad. Fotos: The New York Times / Travel [ Ver fotogalería ]
Por Justin Bergman (The New York Times / Travel). Publicado en Diario PERFIL
Pese al impresionante horizonte de Hong Kong, la ciudad nunca deja de construir. Ejemplo: la rápida expansión del sistema ferroviario. La Línea Isla del MTR fue extendida al vecindario de Kennedy Town, generando desarrollo en la parte occidental de la ciudad. Además, está en obra una conexión exprés con la frontera continental. Sin embargo, con toda esta atención en la infraestructura, Hong Kong no sacrificó su alma. Sigue siendo una de las ciudades más creativas de Asia, con espacio para artistas y diseñadores, chefs y empresarios. Kowloon, congestionado distrito del otro lado de la isla de Hong Kong, por ejemplo, se renueva conforme el desparramado Distrito Cultural Kowloon Occidental empiece a abrir en los próximos años, teniendo como punto focal al M+ (un museo de “cultura visual”).
El pan con cerdo al vapor (también conocido como bao) que hizo famoso David Chang (de Momofuku) en Nueva York, está siendo emulado en Hong Kong por la chef en auge May Chow en su restaurante Little Bao, donde siguen formándose filas más de dos años después de su lanzamiento (no se aceptan reservas). Las papas fritas de trufa (US$ 98 de Hong Kong, o US$ 12,6 a un tipo de cambio de 7,5 HKD por dólar de Estados Unidos) vienen aderezadas con tempeh de setas shiitake, mayonesa de trufas y rábano blanco en salmuera, mientras que el bao de pollo frito (US$ 78) viene condimentado con una mayonesa de Sichuan que entumece la boca y un glaseado de vinagre negro chino. El bao incluso aparece en el menú de postres.
Esta ciudad tachonada por rascacielos es un paraíso para los excursionistas. Una de las caminatas más accesibles hacia el centro es Dragon’s Back, senda que sigue una ondulante cresta en el extremo sur de la isla de Hong Kong de forma muy parecida a –digamos– caminar sobre la espalda de un dragón. Los 8 kilómetros de la senda Dragon’s Back ofrecen vistas espectaculares a pueblos de pescadores, bahías llenas de veleros y playas prístinas. La salida es cerca del pueblo de To Tei Wan, sobre Shek O Road; desde la playa Tai Long Wan, al final, hay autobuses para regresar. En lo que respecta a las compras, Hong Kong es famosa por sus electrónicos, los productos de lujo y, para los chinos continentales, la leche de fórmula. Ahora se suma a la lista el buen diseño. Hace dos años, un complejo de la década de 1950 bautizado Barrio de Policías Casados fue reinaugurado como PMQ, centro para diseñadores independientes.
Hong Kong produjo muchas estrellas de cine, pero pocas han dejado en la ciudad una marca tan indeleble como Bruce Lee, la leyenda de las artes marciales. Para marcar el 40° aniversario de la prematura muerte de Lee a los 32 años, el Museo Patrimonial de Hong Kong abrió en 2013 una excelente exhibición de su vida, reuniendo objetos de colección de sus primeros años (incluyendo una filmación bailando cha cha chá), sacos de boxeo y el famoso buzo amarillo que usó en Game of Death, que Lee estaba filmando cuando murió. La mejor opción de transporte es el autobús 170, que conecta directamente con la bahía Causeway.
En una remota bahía de la exuberante y montañosa isla Lantau, Tai O es uno de los últimos pueblos de pescadores que sobreviven en Hong Kong; una relajante reliquia del pasado, con casas sencillas sobre pilotes que bordean el agua y estrechas calles sin autos, alineadas con puestos que venden pasta de camarón (una de las industrias más famosas del pueblo) y todo tipo de mariscos secos. Puede probarlos en el Tai O Heritage Hotel, una renovada ex estación de policía construida por los británicos en 1902 para proteger la frontera de Hong Kong con China. Es aquí, sobre las aguas del Mar de la China Meridional, donde puede apreciarse cómo era Hong Kong antes de su transformación a centro de comercio global: aletargado, profundamente tradicional y pesquero.