COREA DEL SUR
Un viaje por Seúl, la ciudad enigmática, milenaria y moderna
Seúl, la capital, conserva tesoros milenarios sin renunciar a la ruta de la modernidad. Los coreanos sorprenden por la calidez y la eficiencia que se espera de toda ciudad oriental.
Enigmática y moderna, Seúl, la capital de Corea del Sur, sigue sin pausa su destino de gigante asiático. Entre las flores y el mundo "high tech", una sociedad hospitalaria. Fotos: Diario PERFIL [ Ver fotogalería ]
Por Patricia Daniele (Desde Seúl para Diario PERFIL)
Es un país distinto. No sólo por la amabilidad de su gente de ojos rasgados. En Seúl, la capital de Corea del Sur, en una misma cuadra conviven un rascacielos con un palacio de estilo japonés. Pasar unos días allí permite descubrir una cultura milenaria, caminar por la calle a cualquier hora sintiéndose seguro, ver cómo todos esperan su turno sin necesidad de que les digan qué hacer, ver una manifestación pacífica para que dejen de comer carne de perro, convivir a diario con lo último en tecnología y dejarse tentar por el «K-pop». Además, hay wi-fi gratis en todos lados. Luego de más de treinta horas de vuelo desde Buenos Aires, todo lo que continúa al arribo al aeropuerto de Incheon impresiona por su modernidad.
Seúl es una ciudad fantástica en la que el pasado tiene una fuerte presencia, aunque lo moderno y occidental prevalece. Para comenzar, en el hotel céntrico todo se controla desde el teléfono del cuarto (cortinas, luces, aire acondicionado); el asiento del inodoro siempre está tibio, y una botonera en la pared permite seleccionar dos posiciones de chorro de bidet, e incluso el secado del trasero. Los edificios son altos y vidriados y, con auxilio de las autopistas, por las calles se desplazan diez millones de coreanos. Innumerables puentes cruzan el ancho río Han, que divide la ciudad. El punto más alto es la «N Seoul Tower», un mirador accesible a través de un teleférico que se convirtió en el reino de los enamorados, porque traban allí un candado para sellar su amor.
La comida es un tema tan importante para los coreanos que hasta es parte de una actividad turística: en «Korea House», por US$ 55 se aprende a preparar «bibimbap» (carne con vegetales cocidos, arroz y yema de huevo) y luego se degusta acompañado por el tradicional licor de arroz makgeolli. Aún en pleno verano toman samgyetang, una sopa hipercaliente de pollo y ginseng con efecto energizante. En ninguna mesa falta el kimchi, un salteado picante a base de col china u otros vegetales. En la mayoría de los restaurantes, al salir se detalla lo consumido y se paga en ese momento. Es una sociedad honesta y servicial, que saluda inclinándose hacia delante en señal de respeto. Las compras y la estética son dos de los temas que marcan la agenda turística en Seúl. Hay centros comerciales con varios pisos dedicados a la venta de maquillaje y los tratamientos de belleza.
El principal destinatario es el visitante chino, que acude para comprar marcas europeas… y hacerse practicar una cirugía plástica que le redondeará los ojos. Pese al consumo, esta sociedad reserva un lugar destacado para su historia. Para comenzar, desde el imponente palacio Gyeongbokgung, uno de los cinco de Seúl, construido en 1395 como propiedad de la dinastía Joseon, representativa del período feudal y en el que el gran señor dirigía la vida de los súbditos. A los locales les gusta ingresar ataviados con el tradicional vestido hanbok y tomarse fotos recorriendo los jardines. De noche suele ofrecer conciertos.
La visita (personalizada y con reserva previa) al Museo del Mueble Coreano es otro modo de conocer ese período de dominación japonesa, ya que permite tomar contacto con los elementos de uso cotidiano. Otra alternativa histórica es visitar el museo del rey Seyong el Grande, creador del «hangul» (alfabeto coreano). Para cerrar con un paseo pintoresco, Insa-dong, donde los artistas venden sus creaciones en locales que invaden la vereda. En honor a las tradiciones, todos los carteles están en coreano, aún en cadenas internacionales como Starbucks. Pero hay un salvoconducto: la zona fashion de la capital, Garosugil, y el célebre Gangnam, donde diseñadores locales como Lie Sang-Bong o Choi Cheol Yong ofrecen sus creaciones en inglés.