ESTADOS UNIDOS

Un recorrido por las tumbas de los presidentes estadounidenses

De los 44 presidentes que Estados Unidos tuvo hasta el momento, ocho nacieron al oeste del río Mississippi. La región brinda la posibilidad de un «tour» por las tumbas de esos líderes.

En el suburbio de Quincy, Boston, están enterrados dos presidentes: John Adams y su hijo John Quincy Adams. Fotos: dpa [ Ver fotogalería ]

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Fundado hace 240 años, Estados Unidos es un país relativamente joven. Sin embargo, la historia de este país muchas veces influyó en todo el mundo. Generalmente, los actores decisivos eran los presidentes. Entre ellos hubo pobres diablos y millonarios, genios y estúpidos, borrachos y personas que servían a su país de forma desinteresada. Una visita a sus tumbas dice mucho de cada época de la historia de Estados Unidos y sobre la actualidad del país, que acaba de elegir a un nuevo comandante en jefe. De los 44 presidentes que Estados Unidos tuvo hasta el momento, ocho nacieron al oeste del río Mississippi. También por este motivo vale la pena un tour en búsqueda de tumbas presidenciales en la coste este de Estados Unidos.

Un buen punto de partida es Boston, donde comenzó una gran parte de la historia del país. En el suburbio de Quincy se encuentran enterrados nada menos que dos presidentes. John Adams fue primero vicepresidente en el Gobierno de George Washington (1789-1797) y después su sucesor como segundo presidente de Estados Unidos (1797-1801). El hijo de Adams, John Quincy Adams, fue más tarde el sexto presidente estadounidense. Una vez al año se reúne aquí la familia Adams, relata Ned Pride, miembro de la pequeña parroquia de Quincy. «Eso es aquí algo como una página del libro de historia».

Quien continúe el viaje en Nueva York solo encuentra la tumba de un presidente en esta ciudad. El ex general Ulysses S. Grant, vencedor de la Guerra Civil, murió en 1885 y a petición de su mujer fue sepultado en Harlem, que en aquellos tiempos era un elegante suburbio de Nueva York. Su tumba es una pequeña copia de la sepultura de Napoleón en París. Fuera de Nueva York, en la costa este, hay dos presidentes enterrados y ambos se llaman Roosevelt. Directamente junto al Atlántico encontró su última morada Theodore Roosevelt (1901-1909), quien con 42 años llegó a ser el presidente más joven en la historia de Estados Unidos. Murió en 1919, dos meses después de su 60 cumpleaños. Su sencilla tumba en Oyster Bay, Long Island, apenas llama la atención. En ella está grabada la siguiente inscripción: «Manten las estrellas a la vista y los pies en el suelo«.

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Franklin D. Roosevelt fue el único presidente elegido más de dos veces. Falleció en 1945, poco después de comenzar su cuarto mandato, y fue enterrado en Hyde Park, al norte de Nueva York. Su tumba se encuentra en un lugar silencioso y lujoso, que demuestra que Roosevelt, a quien algunos llegaron a calificar de socialista, en realidad no tenía mucho que ver con la gente sencilla. Si uno sigue viaje hacia el sur, pasa por Pensilvania. En este estado solo hay una tumba presidencial, la de James Buchanan (1857-1861), situada en el cementerio de Lancaster, al oeste de Filadelfia. Al antecesor de Abraham Lincoln muchos historiadores lo consideran como uno de los peores presidentes en la historia de Estados Unidos, un hombre que muchas veces estaba borracho mientras que el país se rompía a pedazos.

Más hacia el sur, en Washington, también hay solo un presidente enterrado: Woodrow Wilson (1913-1921). Está sepultado en la Catedral Nacional, que a primera vista se asemeja a una catedral gótica pero que terminó de construirse en 1990. Otros dos presidentes están enterrados en el cementerio nacional de Arlington, cerca de Washington. Uno de ellos es el antecesor de Wilson, Howard Taft, con 160 kilogramos el presidente más pesado que tuvo Estados Unidos. Dicen que Taft en dos ocasiones quedó atrapado en la bañera de la Casa Blanca, antes de que se comprara una bañera redonda. El segundo presidente sepultado en Arlington es una estrella: John F. Kennedy, quien fue asesinado a tiros el 22 de noviembre de 1963 en Dallas. Junto a la llama eterna, que arde desde hace 53 años en su tumba, hay cada día flores frescas. A su lado yace su esposa Jacqueline. Casi siempre hay alguien que se arrodilla frente al sepulcro para rezar.

De los 44 presidentes, ocho eran originarios de Virginia, entre ellos también el primerísimo: George Washington (1789-1798). Este tenía una plantación, situada a solo un par de minutos en coche de la capital que lleva su nombre. En el Mount Vernon se puede visitar la casa señoral de Washington. Apenas desde hace algunas décadas también se muestran los alojamientos de los esclavos, situados a cierta distancia del panteón del primer presidente.

Otro de los presidentes enterrados en Virgina, en un cementerio familiar, es James Madison (1809-1817), quien con una estatura de 1,63 metros fue el más bajo de todos los presidentes. El cuarto presidente de Estados Unidos es considerado como el padre de la Constitución del país. Tenía una plantación, Montpelier, donde actualmente hay un museo abierto a las visitas. Lo mismo vale para Monticello, a las puertas de Fredericksburg, en Virginia. Esta plantación perteneció a Thomas Jefferson (1801-1809), un personaje ambivalente. Alababa la libertad como el bien más precioso pero al mismo tenía esclavos. Escribía libros sobre una buena gestión económica, al tiempo que tenía elevadas deudas. En Monticello todavía se pueden encontrar hoy algunas de sus brillantes invenciones y, por supuesto, su tumba.

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