ALEMANIA

Wewelsburg, el «castillo mágico» de los nazis, hoy una atracción turística

Conocida como «Nazilandia» por sus destractores, la antigua fortaleza de Wewelsburg, en Alemania, fue alguna vez fue el «hogar espiritual» de la secta más criminal de la historia humana: el nazismo. Hoy, un museo.

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Por Darío Silva D’Andrea (Perfil.com)

Conocida como «Nazilandia» por sus destractores, la fortaleza prohibida de Wewelsburg fue alguna vez fue el hogar espiritual de la secta más criminal de la historia humana: el nazismo. Ubicado Paderborn, Renania del Norte, el Castillo de Wewelsburg tiene una historia estrechamente relacionada con el jefe de las SS, Heinrich Himmler, un hombre tan obsesionado con la fantasía medieval que incluso Hitler pensó que estaba loco. Ahora, después de ser sometido a una restauración que costó 7 millones de euros, el castillo en una de las atracciones turísticas más populares de Alemania. Miles de personas, entre ellos grupos escolares, policías y funcionarios gubernamentales son enviados a conocer la fortaleza nazi para aprender acerca de la rapidez con que un estado civilizado puede terminar en la depravación y el asesinato en masa.

Este castillo renacentista, de 700 años de historia, fue comprado por Himmler justo antes de la Segunda Guerra Mundial. En 1934, un año después de que los nazis tomaran el poder, firmó un contrato de arrendamiento de 100 años para hacerse cargo de la fortaleza y erigir en ella escuela modelo de liderazgo para las SS. Su estructura no se hallaba en las mejores condiciones pero parece ser que fue la extraña forma triangular del castillo lo que llamó la atención de Himmler, fascinado por la mitología nórdica y las ciencias ocultas. Su visión era transformarlo en un «Camelot nazi» desde donde pudiera dar órdenes a ‘caballeros de elite’ SS ataviado en un traje medieval. Allí, segun el historiador Phillip Mayer, especializado en las SS histerianas, «Himmler desarrolló una de los organizaciones nazis más poderosas y su centro espiritual era Wewelsburg».

En su interior, Himmler celebró rituales paganos que incluían la adoración del Sol y la naturaleza. A partir de 1936 amplió las instalaciones y convirtió definitivamente al lugar en el centro ideológico de las SS o, lo que era aún más ambicioso y demencial: el lugar debía convertirse en el «centro del mundo». Según relatan algunos, la punta de la lanza de Longinos (la misma que se clavó en el costado de Jesús en el momento de la crucifixión) y otros destacados elementos adornaban las vitirinas que eran objeto de adoración fanática por parte de Himmler y los suyos. Cuando en 1945 los aliados tomaron el control del castillo se encontró allí, además de muchos otros objetos extraños, una mesa redonda con 12 sillas, referencia obvia al rey Arturo y sus caballeros.

En varios de los enormes recintos, el castillo albergaba piezas de profundo valor no sólo histórico, sino además esotérico, con gran significado para esa secta oscura liderada por Himmler, quien aseguraba ser descendiente de brujas condenadas a la hoguera. Pero los 12 años que las SS tuvieron el control de Wewelsburg no fueron tiempo suficiente para ejecutar todos los grandes planes de Himmler, que quería, entre otras cosas, inundar todo el valle para que la colina donde se asienta el castillo apareciera como una isla. Para ello se había habilitado muy cerca de allí un campo de concentración con capacidad para 4.000 prisioneros que trabajarían allí como esclavos para hacer realidad los delirios de Himmler.

Foto: Wewelsburg.de

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Foto: Wewelsburg.de

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