Café y juegos de mesa: Toronto ofrece una nueva experiencia

En la ciudad canadiense proliferan las cafeterías que ofrecen infinidad de juegos de mesa a los comensales. Comen, se divierten como chicos y, ante todo, conversan.

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Por Lynn Freehill Maye (The New York Times / Travel)

En una tarde soleada dentro del Snakes & Lattes Annex, a muchos habitantes de Toronto no les importa parecer niños. Un anciano intercambia movimientos de peón con una chica en edad escolar. Un grupo de millennials se sumerge en el clásico de estilo alemán Carcassonne. Adelante, donde se venden juegos de mesa, un emprendedor de Ottawa sostiene una pila de cajas bajo el brazo mientras le consulta a Steve Tassie, uno de los gurúes que enseñan sobre juegos, qué surtido de juegos de mesa ofrecer en su propia cafetería. En Toronto, varias calles ofrecen un espacio para disfrutar de juegos de mesa anticuados, junto con bebidas y snacks. Varios, como Castle Board Game Cafe, cerca de la Universidad de Toronto, combinan salas de dormitorios estudiantiles con sillas simples y sofás suaves. Los platos para compartir son una constante en todas las cafeterías de juegos, pero las bebidas elegidas varían.

Cada uno sirve su propia combinación: té, cerveza, vino o café expreso. Pero en cualquiera donde se ingrese se van a escuchar los sonidos de la convivencia cordial: charla rápida, risas y ruido de dados. Lo único raro de ver será alguien enterrado en una pantalla de teléfono. Hay tantas de estas salas de juego en Toronto que el popular sitio de cultura metropolitana BlogTO enumeró las veinte mejores cafeterías de juegos de mesa locales hace dos años, y los comentaristas han estado agregando nuevos desde entonces. Toronto se ha convertido en un modelo de cuán populares pueden llegar a ser estos juegos en una ciudad.

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Ha surgido al menos una docena de cafeterías dedicadas a juegos de mesa en todo Estados Unidos, en lugares como Manhattan, Boston y Los Angeles, entre otros. Los propietarios de las cafeterías están de acuerdo en que algo más que los inviernos canadienses alimentan estos hábitos. El éxito televisivo de Juego de Tronos y los juegos de estrategia europeos, como el Settlers of Catan, han incursionado en el mercado norteamericano. Y el irreverente Cards Against Humanity ha conseguido un éxito tan arrollador que su inventario ocupa una pared entera de ventas en el Snakes & Lattes Annex. La cafetería ofrece noches con creadores de juegos. Emprendedores de Tailandia, Sudáfrica, Inglaterra, India y México han llamado o visitado Toronto para aprender cómo funcionan estas cafeterías no digitales, totalmente analógicas, que siguen el modelo de “pagá para jugar”.

Muchas de las cafeterías canadienses cobran varios dólares por persona (a menudo para tiempo de juego ilimitado, además de un mínimo de comida y bebida). Manejan inventarios de juegos y ofrecen personal experto para enseñar reglas. El panorama de Toronto comenzó a desarrollarse cuando el nativo francés Ben Castanie, inspirándose en las ludotecas parisinas que prestaban juguetes a las familias cuando él era chico, abrió Snakes & Lattes Annex en 2010. Hicieron una selección de mil juegos, ordenada en categorías como Fiesta, Estrategia, Preguntas y Respuestas y Americanos Clásicos (Batalla Naval y Mall Madness). La contratación de “gurúes” de juegos para asesorar sobre las reglas fue importante, para que los jugadores se sintieran cómodos. A veces, la espera para entrar es de tres horas. En Bampot Bohemian House of Tea and Board Games no se sirve alcohol, sino pipas de agua y 150 tés en hebras disponibles, junto con sorpresas vegetarianas.

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