PAÍSES BAJOS

36 horas en Ámsterdam, una ciudad para romper el molde

Quienes creen que la capital de Holanda se quedó en Van Gogh y Mondrian se equivocan. Cada año afloran nuevas propuestas de arte y entretenimiento.

Con bares, espacios de arte y negocios que brotan en los edificios más vetustos que pueda imaginarse, Amsterdam, en los Países Bajos, se empecina en demostrar que su auge no tiene fin. Fotos: Diario PERFIL [ Ver fotogalería ]

Ficha

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The New York Times / Travel

En lo que respecta a las capitales creativas de Europa, Amsterdam históricamente había quedado en segundo plano detrás de vecinos más audaces y de moda como Berlín y Copenhague. Pero, ya no. La dinámica capital neerlandesa reabrió recientemente el Museo Nacional y el Museo Stedelijk, dos hitos del país, luego de renovaciones de varios años y múltiples millones de euros. Y un compromiso constante con iniciativas culturales variadas está reacondicionando edificios viejos y abandonados para convertirlos en espacios musicales, galerías, o en un salón de comidas. Los famosos canales están tan hermosos como siempre, pero en cada distrito, desde el norte industrial hasta el elegante sur, hay una sensación palpable de una ciudad en perpetua (y excitante) renovación.

DÍA 1. A TONO

Una de las primeras cosas que verá al llegar a la ciudad es lo elegantes que son los neerlandeses. Para actualizar su vestuario a ese nivel, visite De Pijp, antiguo barrio de clase trabajadora actualmente repleto de boutiques espectaculares. Empiece en Gathershop y siga en Hutspot para curiosear de todo. Esta tienda de concepto de dos pisos fomenta que la gente se entretenga allí con una espaciosa cafetería, una galería, y una peluquería.

Los pintores neerlandeses del siglo XVII son famosos por su maestría con la luz, habilidad actualmente celebrada en un medio más moderno en el Fotografiemuseum Amsterdam, o Foam (entrada, 10 euros). Este museo de fotografía, ubicado en una atractiva casa del canal, cuenta con un rango muy amplio de obras en sus exposiciones rotativas. En el 1600, el imperio neerlandés se alimentaba del comercio con el Lejano Oriente, y actualmente varios de los restaurantes más famosos de Amsterdam están recurriendo a esa región en busca de inspiración.

En Terpentijn súmese a grupos de lugareños que se ponen al día después de trabajar mientras comen platos como el Pato Donut (pato rostizado sobre curry aromatizado, 20 euros). O tome una mesa en Ron Gastrobar Oriental, concurrido restaurante con influencias asiáticas del chef estrella Ron Blaauw. El edificio de dos pisos estuvo repleto todas las noches con caballeros de buenos trajes y damas con tacones, que vienen tanto por el ambiente de club como por los ostiones acompañados con frijoles negros (7,5 euros).

Evite el desenfreno nocturno del céntrico distrito rojo yendo al sur, hacia De Pijp, para tomar tragos en los flamantes bares de barrio. En Glouglou, bar de vinos orgánicos, el ambiente es “gezellig” (“cómodo”) con paredes de madera oscura, elegantes ventanas y mesas para degustar una copa de burbujeante pét-nat. O elija Tapzuid, donde las luces iluminan 25 espitas que favorecen cerveceras artesanales locales como Two Chefs Brewing y Butcher’s Tears.

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DÍA 2. HACIA EL NOORD

Para una experiencia en una cafetería que aclarará su mente con granos, no brotes, visite Bocca Coffee, flamante tostadora neerlandesa. Allí preparan expresos perfectos, acompañados de cata de diversas variedades en medio de un interior eminentemente digno de Instagram; bar con un tablón de madera, plantas colgando y bancas de parquet. Los tulipanes no son lo único que se cosecha en los Países Bajos. Para comprobarlo, siga a los locales hacia Boerenmarkt, mercado orgánico y semanal ubicado en Noordermarkt.

En esta hermosa plaza, productores neerlandeses y proveedores de comida arman puestos rebosantes de bonanzas locales: quiches repletos de verduras, cangrejo vivo, hongos silvestres y hormas gigantes de queso neerlandés moteado con hierbas e hinojo. Allí, el mejor desayuno es un par de ostiones frescos en el puesto que atiende un especialista en ostras (entre 2 y 3 euros la pieza). El desparramado distrito Noord, al norte del canal Ij, antes fue considerado tierra de nadie. Pero actualmente, los alrededores industriales (fácilmente accesibles vía transbordador gratuito) albergan prometedoras empresas creativas y dos de las tiendas de diseño clásico con más onda en la ciudad.

En Neef Louis Design, las bodegas enormes están llenas hasta el tope con todo tipo de cosas, desde sillas de mitad de siglo hasta reflectores gigantes para su próximo rodaje cinematográfico. La adyacente Van Dijk en Ko es igual de vasta pero algo más organizada, con toda una sala con pantallas para lámparas y una pila de trineos antiguos entre las multitudinarias ofertas de toda índole. Actualmente, tener un impresionante salón de comidas techado es casi un prerrequisito para ser una capital europea vanguardista. Un ejemplo es el Foodhallen de Amsterdam, que abrió en un antiguo depósito de tranvías con dos docenas de puestos.

Para el almuerzo, vaya a lo más destacado, empezando por las bitterballen (tradicionales croquetas neerlandesas) de trufa ofrecidas por De BallenBar, y una cerveza artesanal local como la Thai Thai Tripel de chile y cilantro de Oedipus Brewing. Termine con un trago en el bar de “gin&tonic”, donde la ginebra Vording hecha en Países Bajos se sirve en un copón de estilo español adornado con gajos de manzana roja y una rama de canela. Almuerzo para dos, 30 euros.

La rica tradición del arte neerlandés no terminó con Mondrian y el neoplasticismo, como dan fe las galerías contemporáneas situadas sobre Prinsengracht. La Galería Bright Side, ubicada en un antiguo garage con vista al canal, presenta exposiciones rotativas como la del prometedor artista neerlandés Wouter Nijland. Más al norte, también está la Galería GO, un preeminente espacio que exhibe obras que rompen géneros. En la ribera, cerca de la estación central, una antigua destilería de 100 años de antigüedad fue transformada en un espacio multipropósito. Allí se encuentra Choux, un espacioso bistró donde se puede cerrar la noche con un menú de varios pasos (desde 33 euros).

DÍA 3. TARDE DE MAESTROS

Explore el área alrededor de Museumplein, donde tres venerables instituciones de arte experimentaron cambios recientes. Comience con cuadros de maestros neerlandeses en el renovado Rijksmuseum, que reabrió con mucha fanfarria en 2013 luego de permanecer cerrado por 10 años (entrada, 17,5 euros). Para arte moderno, sumérjase en el Museo Stedelijk, donde una expansión reciente incluyó un anexo del arquitecto neerlandés Mels Crouwel (15 euros), que parece una enorme bañera. Entre estos dos titanes está el formidable Museo Van Gogh (17 euros). Si tiene tiempo y energía de sobra, ingrese por el nuevo vestíbulo de entrada para recorrer la mayor colección de sus obras.

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