Abren exposiciones sobre el Agente 007 y el mundo del espionaje

Londres muestra a James Bond como un icono de la moda. Nueva York revela los secretos del mundo del espionaje. Fotogalería

Una nueva exhibición en el Centro Barbican de Londres explora el estilo del sofisticado agente secreto, con vestuario, accesorios de utilería y esbozos de diseños usados a lo largo de medio siglo de películas sobre el 007. | Foto: AP [ Ver fotogalería ]

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Una nueva exhibición en el Centro Barbican de Londres explora el estilo del sofisticado agente secreto, con vestuario, accesorios de utilería y esbozos de diseños usados a lo largo de medio siglo de películas sobre el afamado «007».

La exposición incluye los trajes usados por el espía, los trajes de fiesta lucidos por las «chicas Bond» y las vestimentas de los villanos, así como una selección de accesorios y artefactos. También hay bosquejos del influyente diseñador de escenografía Ken Adam, cuyas tenebrosas guaridas y pulcras estaciones espaciales fueron un gran aporte en la creación del lustre modernista de los filmes.

«Los filmes siempre atrajeron el mejor talento de diseño», dice la curadora Bronwyn Cosgrave. Van desde el diseñador de vestuario alemán Adam hasta la diseñadora de vestuario británica Lindy Hemming, que ayudó a montar la exposición. «Al principio no tenían el dinero, pero tenían el ingenio», dijo Cosgrave.

Algunos de los artículos en la muestra se han convertido de por sí en pequeños íconos, incluyendo el pequeño bikini blanco usado por Ursula Andress en la primera película de Bond, «El satánico Dr. No», hasta el ajustado traje de baño azul que Daniel Craig lució en «Casino Royale», además del traje Saville Row con «corte de tubo» usado por Sean Connery en los filmes de los 60, definido como «el equivalente masculino de un vestido de Chanel».

La exposición «Diseñando al 007 – 50 años de estilo Bond» se inaugura el viernes 6 de julio y permanecerá abierta hasta el 5 de septiembre. En octubre saldrá en una gira internacional que comenzará en Toronto, según informa la agencia de noticias AP.

Mientras tanto, en el Museo Discovery Times Square de Nueva York, los secretos mejor guardados del misterioso mundo del espionaje quedaron al descubierto en una exposición en la que se devela que las agencias de inteligencia obtienen la información más delicada valiéndose de un satélite espacial, una caja de fósforos o la suela de un zapato.

En sus instalaciones se exhibe la muestra «Spy: El secreto mundo del espionaje», compuesta por sorprendentes objetos cedidos por agencias estadounidenses como la CIA y el FBI, o artefactos usados por los servicios de espionaje de la antigua República Democrática Alemana, conocida como Stasi, o la KGB.

Según la agencia Efe, la exposición cuenta con artilugios como un robot con forma de pez gigante llamado Charlie, o una cápsula que permitía tomar imágenes desde un satélite espacial, así como de cámaras diminutas hábilmente camufladas en cajas de fósforos, paquetes de cigarrillos, tostadoras o alarmas de incendios.

Tampoco faltan los dispositivos de escucha instalados por los servicios de inteligencia checos en las suelas de unos zapatos destinados a un embajador estadounidense, que recuerdan al «zapatófono» que en una serie cómica de televisión de la década de 1960 utilizaba el superagente 86, Maxwell Smart.

También hay imaginativos ejemplos de que nada es lo que parece, como un pellejo de rata en el que los espías se intercambiaban en Moscú dinero e información, o una simple cáscara de nuez capaz de albergar microscópicos documentos. Algunos de los objetos, que abarcan desde la década de 1930 a la actualidad, se convirtieron en peligrosas armas, como el hacha que causó la muerte de Leon Trotsky (1879-1940) a manos del agente español del NKVD Ramón Mercader, cuyos lentes, rotos en el forcejeo que mantuvo con los guardaespaldas de Trotsky tras asesinarlo, también se exhiben en esta muestra neoyorquina.

Otras armas no resultaban tan aparentes, como un paraguas ideado por el KGB, con el que se mató al desertor búlgaro Georgi Markov en 1978, inyectándole un perdigón de veneno, o un simple alfiler, también impregnado con veneno, que los espías llevaban oculto en el interior de una moneda de plata, para usarlo contra sí mismos en el caso de ser capturados. Todo ello para luchar contra el comunismo, el terrorismo o los cárteles de drogas y en escenarios tan diversos como la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, o en el desierto de Afganistán.

El visitante, además, tiene la posibilidad de meterse en la piel de un espía a través de diversas propuestas interactivas que lo convierten en agente secreto por unos momentos. La exposición se mantendrá abierta hasta el 31 de marzo de 2013.

 

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