El boom turístico causa malestar en Nueva Zelanda
3,5 millones de turistas visitan cada año el país. las autoridades festejan, pero algunos organismos temen el deterioro ambiental.
La industria turística de Nueva Zelanda está viviendo un auge sin precedentes, pero muchos habitantes se quejan de los problemas que esto ocasiona. [ Ver fotogalería ]
Por Julie Scherer (dpa)
La industria turística de Nueva Zelanda está viviendo un auge sin precedentes gracias a sus playas doradas, glaciares de color azul hielo, volcanes con lava burbujeante y lagos de montaña cristalinos. La naturaleza parece ser virgen, el clima es templado y los habitantes son amables: en resumen, un destino de ensueño. El año pasado, el número de turistas extranjeros aumentó en un 12%, a 3,5 millones.
Sin embargo, el éxito turístico de Nueva Zelanda también tiene sus lados oscuros: las asociaciones de senderistas se quejan de que los caminos y las cabañas de montaña están repletos de turistas que, además, usan las praderas y los bosques como aseos. En una encuesta, casi uno de cada cinco neozelandeses se queja de que su país atrae a demasiados turistas. Como consecuencia, según los encuestados, aumentan los atascos en las carreteras y el número de accidentes, muchas veces ocasionados por turistas.
Muchos visitantes viajan al país del Pacífico sur para practicar el senderismo.
Especialmente populares son las nueve rutas de las llamadas Great Walks, gestionadas por la Agencia para la Conservación de la Naturaleza de Nueva Zelanda. “Los efectos sobre la infraestructura son evidentes: las calles, los estacionamientos, los campings y las reservas naturales populares sufren la presencia de masas de visitantes”, escribió la federación que agrupa a unas ochenta asociaciones de senderistas neozelandesas, la Federated Mountain Club (FMC).
Los llamados freedom camper, que con sus coches caravana pernoctan en reservas naturales en vez de hacerlo en campings, son una fuente creciente de malestar. Aun así, Jamari Thomson, originario de Blenheim, en la Isla Sur, defiende la acampada libre. “Los freedom camper son los chivos expiatorios de un par de individuos que se pasan”, opina. “Es legal y una fantástica tradicción kiwi”. Con “kiwi”, los neozelandeses no se refieren a las frutas o a los pájaros sino a sí mismos.
Muchos neozelandeses se preguntan por qué los contribuyentes tienen que pagar la mayor parte de los costos de la recolección de basura y la limpieza de los campings. Según un estudio de la consultoría McKinsey, la Agencia Neozelandesa para la Conservación de la Naturaleza sólo cubre alrededor de un 5% de sus gastos mediante tarifas. A modo de comparación: los parques nacionales en Australia, Estados Unidos o Canadá pueden compensar en torno al 20% de sus costos mediante las tarifas que cobran a los visitantes.
Ahora, se está discutiendo en Nueva Zelanda aplicar a los turistas un “peaje de senderismo” o impuesto ecológico. Se está considerando cobrar un tarifa para el uso de los estacionamientos en los parques nacionales e incluso la privatización de los senderos. “Actualmente, la Agencia para la Conservación de la Naturaleza está estudiando estas opciones junto con la industria turística y otros entes participantes”, confirma la ministra de Turismo, Paula Bennett. “Aún no hemos tomado decisiones, pero estamos considerando introducir tarifas diferentes para turistas nacionales y extranjeros”.
El presidente de la FMC, Peter Wilson, se opone a la introducción de un peaje: “El acceso libre a la naturaleza abierta es un elemento importante tanto de nuestra legislación como de nuestra cultura”. Wilson pide, como alternativa, destinar más fondos a la Agencia para la Conservación de la Naturaleza, “para garantizar que los kiwis y los turistas lo pasen bien y, sobre todo, para proteger nuestra naturaleza”.
(*) Publicado en Diario PERFIL el 18/03/2017