Caye Caulker, un pequeño paraíso en Belice
Durante mucho tiempo, Caye Caulker, en la pequeña república centroamericana de Belice, fue considerada una típica isla para mochileros. Un paraíso para el deporte acuático.
En Caye Caulker viven durante la temporada alta unas 2.500 personas. En Semana Santa, Navidad y en fines de semana largos invaden la isla hasta 6.000 turistas. (Foto: dpa) [ Ver fotogalería ]
Por Florian Sanktjohanser (dpa)
Durante mucho tiempo, Caye Caulker, en la pequeña república centroamericana de Belice, fue considerada una típica isla para mochileros. Esto está cambiando ahora, lo que preocupa a no pocas personas, pese a lo cual la isla sigue siendo un lugar de ocio, en la playa, en el restaurante o para bucear. Un tiburón se acerca por detrás y pasa nadando entre las piernas. Un pequeño susto. De repente, desde todos lados se deslizan encima de las algas tiburones nodriza y rayas que pasan entre y debajo de los buceadores. Llegó la hora de comer en el arrecife de Caye Caulker.
Media docena de barcos están amarrados a boyas. Los dos más grandes están llenos de turistas de cruceros. Los tiburones de la zona de buceo Shark and Ray Alley están tan condicionados que nadan hacia los barcos nada más oír el ruido de los motores. A toda velocidad se acercan desde todas las direcciones. Es un espectáculo impresionante que incluso buceadores que han viajado a muchos sitios en el mundo raras veces pueden observar. En la diminuta isla beliceña no hay mucho más que hacer que snorkel. Y a la mayoría de los turistas le parece bien así.
Al final y al cabo, los mochileros vienen aquí para hacer eso y para ver los templos mayas y las ciudades coloniales de Yucatán, la selva y las ruinas en Guatemala: para desconectar, comer langostas y fumar porros. En resumen, buscan el ocio caribeño. Caye Caulker es una etapa fija en el Gringo Trail, la ruta clásica por Centroamérica, y es fácil y económico llegar allí desde los cientos de islitas situadas a lo largo de la segunda barrera de coral más grande del mundo. Un destino típico para mochileros, por lo menos hasta ahora.
«Mucho ha cambiado en los cinco últimos años«, dice Eloy Young. «Están construyendo por todas partes«. Young, de 20 años, de pelo corto, ojos marrones claros y un agujero ente los dientes, se repantiga en un sillón en la amplia veranda de su casa. En el jardin hay palmeras y un flamboyán de amplias ramas. La familia de Young lleva viviendo mucho tiempo aquí. «Cuando mi abuela se crió aquí, había seis familias en la isla«. Ella también sacaba langostas del agua e iba a pescar.
Actualmente, las langostas son la comida de todos los días, incluso para mochileros tacaños. Las fríen sobre barriles de petróleo frente a los restaurantes y en puestos de comida improvisados bajo las palmeras. Suena como una niñez perfecta: nadar, comer mariscos y dar paseos en barco. Muchas cosas aún son como antes: la cordialidad, el lento ritmo de vida. «Go slow», recomiendan los letreros en las calles, en las que circulan carritos de golf en vez de coches.
Sin embargo, hay cada vez más gente. Hasta 6.000 turistas y excursionistas invaden la isla en Semana Santa, Navidad y en fines de semana largos. Todos necesitan un lugar donde dormir. «Ahora hay más tiendas y buenos restaurantes, y más posibilidades de ganar dinero. Quien quiera trabajar fácilmente encuentra trabajo aquí«, asegura Young. «Predomina lo positivo«.
Allie Johnstone, de 54 años, lleva un parche en el ojo, rastas y tatuajes. En el «Sports Bar» ofrece excursiones en kayak por los manglares, toca el bajo en una banda y practica el deporte de vela. Además, da cursos de formación para jóvenes guías turísticos. Sueña con un Belice sin basura plástica y un desarrollo más lento. «Los expatriados estadounidenses son responsables de la subida absurda de los precios de la vivienda«, se queja Johnstone. Actualmente viven en Caye Caulker unos 300 «gringos», temporalmente o todo el año. «La gente pobre en el pueblo está siendo expulsada hacia el pantano y se están talando los manglares».
También aumentó la criminalidad, se lamenta Johnstone, y la población autóctona está harta de los mochileros, que por la noche deambulan totalmente borrachos por las calles. «Sin embargo, todavía se ha conservado el carácter cálido y encantador de la isla».
Las guías turísticas recomiendan Caye Caulker como un «paraíso para el deporte acuático», y con razón. Sin embargo, el viaje al paraíso es caro. Incluso quien solo quiera hacer snorkel tiene que pagar cada viaje en barco. El arrecife de coral está demasiado lejos para ir allí a nado. Y el buceo revienta el presupuesto de cualquier mochilero, al menos si uno quiere ver los sitios de categoría mundial.
Una excursión de un día al faro Lighthouse Reef cuesta nada menos que 337 dólares. Sin embargo, el propietario de Belize Diving Services puede darse el lujo de cobrar esa cantidad, porque en Lighthouse Reef se encuentran algunos de los sitios de buceo más famosos del Caribe: Half Moon Bay, Long Caye Aquarium y, sobre todo, Blue Hole. Este último solo era un agujero azul hasta que escribió sobre él un tipo francés llamado Jacques Cousteau.
CUÁNDO VIAJAR. La época seca comienza en diciembre y termina en febrero. Las mejores condiciones para el buceo se dan en el período mayo-agosto.
CÓMO LLEGAR. Desde Estados Unidos y México hay vuelos a Belice City. Desde esta ciudad salen diariamente ferries a Caye Caulker. El viaje dura media hora.
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