ALEMANIA

Postales del verano en Hamburgo

Cerca del mar y siempre húmeda, la ciudad alemana ofrece de todo. Fotogalería

El puerto. En él pueden atracar 320 barcos y se reciben 9,8 millones de contenedores. Se encuentra sobre el río Elba, a 110 kilómetros del Mar del Norte. En torno a él crecieron un centro comercial y una zona residencial de calidad. [ Ver fotogalería ]

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Por Frank Bruni (*)

Nadie habla de lo hermosa que es Hamburgo. Eso se debe a que los turistas y empresarios prefieren otras ciudades alemanas: Berlín, Munich, Frankfurt. Y así Hamburgo sigue siendo casi un misterio. ¿Sabía de su lago? Está exactamente en el centro de la ciudad, rodeado por edificios reales. ¿Y de los canales? Cuadriculan la parte de la ciudad más cercana al río Elba, permitiendo que Hamburgo compita con Estocolmo, Amsterdam y Brujas por el derecho extraoficial a llamarse la Venecia del Norte de Europa. Es fría y a menudo gris en invierno, pero los turistas del verano buscan los ferries de los lagos y los cruceros por el Elba.

Día 1. La mejor postal

Plántese frente al Rathaus (Ayuntamiento), la pieza arquitectónica principal, una estructura de piedra arenisca de estilo neorrenacentista que serpentea por toda una manzana de la ciudad, ofreciendo un primer indicio de la añeja vanidad y ambición de Hamburgo. No sólo es un puerto importante sino también la capital de los medios periodísticos de Alemania, una de sus ciudades más ricas, con más glamour que industria.

Se nota al caminar hacia el norte desde el Rathaus hasta Jungfernstieg, una majestuosa vía pública que mira al lago central, el Binnenalster. Desde ahí hacia el Sur y el Oeste, se zigzaguea entre calles más estrechas, con tiendas de artículos de lujo. Merece una pausa Alsterarkaden, una galería estilo veneciana con negocios y cafés a lo largo de un amplio canal.

Para una deliciosa experiencia culinaria a la antigua hay que dar una vuelta por Cölln’s (Brodschrangen 1-5), un restaurante que es una institución de Hamburgo, donde la cena para dos (mariscos son su especialidad), vino incluido, cuesta entre 175 y 225 euros. Si Cölln’s conecta con el pasado, Le Lion (Rathausstrasse 3) arrastra al presente y la cultura de cócteles. Le Coquetiez de Lion (9,50 euros) es una mezcla de ginebra, Lillet Blanc y licor amargo aderezada con un pedacito de lima.

Día 2. Caminata transformadora

Un contrapunto para el elegante distrito de compras cercano al Rathaus: son los más desaliñados, descarados y diversos cafés, tiendas de artesanías y galerías de Lange Reihe, en el vecindario de San Jorge. Aquí encontrará restaurantes chinos, portugueses e italianos, soberbio pan alemán, arte tibetano y abultadas prendas de lana del Himalaya.

Un sitio divertido para desayunar o hacer un alto es Cafe Gnosa. Al retomar la marcha rumbo al lago Binnenalster, tome nota de Kräterhaus (Lange Reihe 70), un reducto new age que vende especias, té y cristales de sal iluminados del Himalaya que, según dice el empleado, “limpian el aire de smog”.

Al mediodía, espera un mundo liliputiense en Miniatur Wunderland, con una singular colección de paisajes de trenes a escala (12 euros adultos y 6, niños).

Camine al Sur algunas cuadras, pasando varios canales, hasta llegar a Hafen City, 143 hectáreas de la zona portuaria del Elba reutilizadas como distrito comercial, residencial y recreacional. El proyecto incrementó 40% el tamaño del centro de la ciudad con hipnotizantes torres de cristal. Allí está el edificio de Unilever, con forma de barco, y la Elba Philharmonie, o Filarmónica, en el extremo occidental de Am Kaiserkai, un espectacular monumento deliberadamente torcido y ondulado que parece de vidrio congelado. Messmer Momentum (Am Kaiserkai 10), una casa y museo de té que honra el papel de Hamburgo como puerto por el que ha fluido gran parte del té de Europa. Venden cientos de variedades de tés, caramelos de sabores exóticos y una elegante cafetería.

Un lugar para saborear un cóctel es 20Up, en el vigésimo piso del Empire Riverside Hotel (Bernhard-Nocht-Strasse 97), pero mejor que los tragos es la vista del puerto, que permite dar una idea del poderío marítimo de Hamburgo. Camine a la esquina noreste y verá las luces de neón del Reeperbahn, el famoso distrito rojo de la ciudad.

Día 3. En domingo

La Iglesia de St. Michaelis (Englische Planke 1) es una joya barroca y también monumento a la resistencia, ya que un rayo, un incendio y los bombardeos de la II Guerra Mundial no pudieron con ella. El interior blanco y dorado lo hará sentir dentro de un pastel de bodas real. El ascenso a la torre, por escaleras serpenteantes, es la mejor forma de quemar calorías, un esfuerzo que lo hará merecedor de una Hamburgo en 360 grados.

 

GALERÍA DE IMÁGENES
(*) The New York Times/Travel. Nota publicada en el Diario PERFIL el sábado 7 de julio de 2012

 

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