SERBIA
Belgrado, un destino turístico cada vez más popular
Aunque es un destino cada vez más buscado, Belgrado todavía no es más que un puntito en el mapa europeo del turismo. En 2016 visitaron la capital serbia unos 950.000 turistas extranjeros.
Con una historia de tres milenios, Belgrado está atrayendo tanto a personas mayores que quieren visitar una ciudad histórica como a jóvenes mochileros que buscan comida buena y barata, y diversión. [ Ver fotogalería ]
Belgrado es un moscaico formado durante 27 siglos de civilizaciones superpuestas. Esto significa que hoy todo el mundo -jóvenes y viejos, ricos y pobres- pueden encontrar en la capital serbia algo que les guste, sobre todo si quieren evitar los grandes destinos turísticos de Europa, como Londres o París. «Teníamos que encontrar un nuevo destino, un nuevo lugar«, dice la guía turística filipina Ligaya Tabirao mientras su grupo se agolpa junto a los muros y las terrazas de la ciudadela de Kalemegdan, en el corazón de Belgrado.
«Nuestra gente ha ido a Londres, París… y en España ya lo han visto todo«, dice Tabirao. Belgrado es ahora un destino turístico que para ella tiene un «futuro prometedor». Con una historia de tres milenios, esta ciudad europea, ignorada durante mucho tiempo, está atrayendo tanto a personas mayores que quieren visitar una ciudad histórica al margen de los caminos trillados, como a jóvenes mochileros que buscan comida buena y barata, y diversión.
UN RECORRIDO POR LA CIUDAD
Los filipinos y varios otros grupos de turistas se encuentran alrededor de la fortaleza durante una buena parte del primer día realmente caluroso de 2017. Contemplan la puesta de sol sobre Nueva Belgrado y los dos grandes ríos, el Sava y el Danubio, que confluyen 30 metros más abajo, al oeste, mientras que al este resplandecen en una luz dorada los altos muros de ladrillo de la fortaleza. Para tener una vista panorámica aún más amplia hay que subir a la Dizdareva Kula, una atalaya sobre la entrada este de la fortaleza que hace las veces de observatorio durante la noche.
Por 30 dinares (unos 28 centavos de dólar o 25 céntimos de euro), los visitantes pueden disfrutar tras una subida por una estrecha escalera de una vista panorámica de los ríos y de la ciudad, que se extiende de forma desordenada por varios kilómetros sobre colinas.Por el río Sava, de 900 kilómetros de longitud, empequeñecido por la anchura de un kilómetro del Danubio, cruceros de lujo llevan a Belgrado a cientos de turistas, en su mayoría personas mayores, que realizan un viaje por la parte baja del Danubio, desde Budapest hasta el mar Negro.
La mayoría de ellos son alemanes, franceses, estadounidenses, escandinavos y británicos, y varios de ellos están bien preparados para hacer preguntas que les permitan conocer mejor Belgrado y Serbia, dice el dueño de la agencia de viajes Explore Belgrade!, Srdjan Ristic. «Ellos vieron Belgrado en los noticieros durante la Yugoslavia de Tito y después durante la Serbia de Milosevic. Ellos vieron cómo la OTAN bombardeó esta ciudad en 1999«, explica Ristic. «Ahora vienen para reconocer este lugar con su gente y escuchar la historia, la antigua y la reciente«.
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RECUERDOS SOVIÉTICOS
La ciudadela de Kalemegdan es una visita obligatoria. La entrada es gratis y es fácil acceder a este lugar desde la zona peatonal en el centro de Belgrado. La fortaleza solo es uno de los muchos lugares de interés histórico de esta ciudad de 1,7 millones de habitantes. Muchas personas interesadas en la historia también se dirigen al Museo de la Historia de Yugoslavia o simplemente llamado «El Museo de Tito».
El mariscal Josip Broz Tito convirtió Yugoslavia en una variante más suave, sui géneris, de un Estado comunista de Europa del Este, buscando un camino propio entre los grandes bloques militares durante su largo régimen, desde la Segunda Guerra Mundial hasta su muerte en 1980.
Otro lugar turístico popular es el Museo Nikola Tesla, sobre todo desde que varios taquillazos de Hollywood enfocaron la figura de este científico místico, uno de los más grandes inventores del siglo pasado. Aunque Tesla murió en Estados Unidos, la urna con sus cenizas se encuentra en el museo. Después de una jornada de cultura e historia, muchos turistas se desplazan al barrio adoquinado de Skadarlija, que está de moda, para probar platos locales mientras escuchan música antigua belgradense.
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Incluso en los restaurantes de lujo de Belgrado los precios son módicos para estándares occidentales, de modo que una buena cena es asequible para todos, también para turistas con poco presupuesto. «¡Amigo, la comida es estupenda y tan barata!», dice eufórico Matt, uno de los muchos australianos que visitan la ciudad durante tours en autobús por Europa del Este. Además de la comida y la cerveza baratas, Belgrado atrae con varios festivales a los que acuden miles de serbios, tales como la Fiesta de la Cerveza en agosto y los festejos por el Año Nuevo.
Si nada de lo anterior es de su agrado, conviene acudir a los tinglados para barcos a orillas de los dos ríos, que están abiertos durante toda la noche y donde resuena, sin restricciones acústicas, música de todos los géneros, desde rock clásico hasta turbo- folk balcánico.
Aunque es un destino cada vez más buscado, Belgrado todavía no es más que un puntito en el mapa europeo del turismo. En 2016 visitaron la capital serbia unos 950.000 turistas, la mayoría de ellos procedentes de Turquía, Croacia, Grecia, Eslovenia y Bulgaria. A modo de comparación: el mismo año, Praga recibió a siete millones de turistas, Budapest a cuatro millones y Barcelona a 32 millones.