PERÚ
La Fiesta del Sol en Cusco
Este año, la celebración del Inti Raymi se prolonga durante un mes, por la enorme demanda de turistas. Perdura la devoción inca. Fotos
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Por Verónica Martínez (*)
Mágica. Luminosa. Tan especial a 3 mil metros de altura que, desde sus orígenes, ha sido el centro del Tahuantinsuyo, el imperio incaico que ejerció su poderío desde Colombia hasta Chile. La ciudad peruana de Cusco, el ombligo del mundo según los incas, manifiesta su sincretismo hispanoamericano a través de sus festividades.
Una de las más importantes es el Inti Raymi, –de los vocablos quechuas “Inti” (sol) y “Raymi” (fiesta)– la ceremonia en honor a su máxima deidad, el Sol. Si bien el día exacto es el 24 de junio, en coincidencia con el solsticio de invierno, las celebraciones se extendieron este año durante casi un mes, para poder recibir a los 120 mil visitantes previstos, que verán más de 800 actores y en 200 actividades. En los días previos y posteriores al Inti Raymi propiamente dicho, el destino luce jornadas de danzas regionales, conciertos, desfiles de trajes típicos y conferencias, aderezados con festivales gastronómicos con sabores característicos: chiri uchu, cuy al horno, chicharrones, etc.
Por su parte, el barrio de San Blas, “el de los artesanos”, es el lugar de la Fiesta de la Música, buena ocasión para luego perderse entre las pintorescas calles estrechas y empinadas del distrito.
El Inti Raymi era la máxima celebración del Cusco imperial, que marcaba el fin y comienzo del año agrícola. Con música de instrumentos de viento y tamborcillos, la colorida representación se desarrolla en los mismos espacios naturales que seis siglos atrás.
Bajo las indicaciones de un guión, el Inca y su esposa, la Qoya, inician el ritual en Qorikancha, el Templo del Sol. Junto a la multitud se dirigen a la céntrica Plaza de Armas, donde tiene lugar la ofrenda de las hojas de coca, para luego encabezar la ceremonia principal en el centro arqueológico de Saqsaywaman, ubicado a dos kilómetros de la ciudad. Salvando las distancias cronológicas y las remodelaciones concebidas para recibir turistas, la jornada revive ese espíritu primigenio en un escenario de increíble energía y belleza.
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(*) Nota publicada en el Diario PERFIL el sábado 21 de julio de 2012.