‘Addio alle botticelle’: las polémicas calesas de caballos de Roma podrían desaparecer
Los defensores de los animales, como la organización «Lav», sostienen que las «botticelle» exponen a los caballos a «un trabajo cansador a menudo bajo condiciones duras».
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| Noticia publicada el 2 de agosto de 2017
Las «botticelle», esas pintorescas calesas de caballos que pasean a los turistas desde el Coliseo a la Plaza de España, forman parte del paisaje de Roma. Sin embargo, su alcaldesa, Virginia Raggi, quiere que a lo largo de este verano acaben siendo cosa del pasado.
Los defensores de los derechos de los animales llevan años pidiendo acabar con esta tradición, que consideran nociva para los caballos. Según el plan de Raggi, que aún debe ser aprobado por el concejo municipal, las 41 tradicionales calesas pasarán a circular de momento sólo por parques públicos.
Como compensación, a los indignados conductores se les concederá licencia de taxi. Si no, les queda la opción de esperar a que se introduzcan los vehículos eléctricos que sustituirán definitivamente las calesas.
Cuándo ocurrirá esto es aún una incógnita, pues hasta ahora sólo existe un prototipo desarrollado en 2012. Tampoco se han fijado ni costes ni calendario de producción, señala Daniele Diaco, presidente del comité medioambiental del consistorio y miembro del populista Movimiento 5 Estrellas de Raggi. Los conductores anunciaron que irán a los tribunales si finalmente se decide acabar con las «botticelle».
Según el presidente de la principal asociación de cocheros, Angelo Sed, es incomprensible por qué no van a poder circular por Roma cuando sí está permitido hacerlo en otras ciudades italianas y europeas. «¿Qué creen que ocurrirá con nuestros caballos cuando no haya más ‘botticelle’?», preguntan irónicamente a los animalistas. Sed afirma que ama su trabajo. «Nadie cuida mejor de mi caballo que yo. ¿Por qué entonces tengo que quedarme sin empleo?»
Los defensores de los animales, como la organización «Lav», sostienen que las «botticelle» exponen a los caballos a «un trabajo cansador a menudo bajo condiciones duras». Y en Roma hace años que se debate sobre qué hacer con las calesas de caballos. A lo largo del tiempo ha habido varias llamadas al boicot por parte de los animalistas y también casos en los que los caballos sufrieron accidentes «laborales», como cuando en 2008 fallecieron dos ejemplares por un accidente de tráfico.
Además, los defensores de los animales sostienen que los caballos son sometidos con frecuencia a «condiciones insoportables». Por eso, actualmente los tours en calesa siguen reglas más estrictas: en verano los animales no salen a recorrer la ciudad hasta las 18:00 y si las temperaturas superan los 33 grados, se suspenden los recorridos. Según apunta Sed, un tour clásico para cuatro personas de entre 40 y 50 minutos cuesta entre 50 y 100 euros (57 y 114 dólares). No obstante, los precios no están regulados y hay turistas que denuncian timos.
Si finalmente este verano romano es el último para las calesas, Raggi habría logrado aprobar la primera medida decisiva de su primer año de mandato. La alcaldesa, de 38 años, obtuvo en junio de 2016 una amplia victoria en las elecciones, pero desde entonces el éxito no la ha acompañado en su gestión: problemas como las basuras o la corrupción entre sus propias filas provocaron el caos en su Gobierno.
Tienen razon, no es posible que sigan explotando a los pobres animales, mejor prohíban ese comercio y envien los caballos al matadero, que en Europa esa carne se vende bien
No creo van muy despacio y a los caballos los cuidan como al coche para que tengan buèn aspecto y asi consiguen mas trabajo, aca en Capital y La Plata desaparecieron hace años, dea poco vamos perdiendo viejas tradiciones como el tranvìa, las nuevas generaciones no podràn verlas.