Panteleria, la «hija del viento»: así es la isla secreta de Italia
Reúne paisaje no contaminados, bellezas arquitectónicas, excelentes vinos y productos típicos, todo lo cual le hizo merecedora del apodo de «Jardín del Mediterráneo».
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«Bent el Riah», ‘hija del viento’: así llaman los árabes a la isla de Pantelleria.
Situada en el centro del mar Mediterráneo, tiene una extensión de 83 kilómetros cuadrados y dista apenas 73 kilómetros de la costa de Túnez En el curso de los milenios fue dominada por los fenicios, los saracenos, los árabes, los bizantinos: cada uno de estos pueblos dejó huellas indelebles en la civilización local que hoy, por la unicidad de sus características paisajistas y culturales, es un testimonio intacto de prácticas seculares.
Pantelleria debe al viento que desplaza las nubes la escasez de lluvias, hecho que obligó a los habitantes de la isla a idear técnicas e utilizar su sagacidad para poder preservar el territorio y sobre todo para garantizar la supervivencia de la isla. Es un lugar que es la prueba tangible de cómo el hombre consiguió modificar a la naturaleza dura y hostil para asegurarse su supervivencia, practicando una agricultura extrema y marcadamente heroica. Sudor y abnegación transmutaron un caos de rocas volcánicas en uno de los paisajes agrícolas más armoniosos de todo el Mediterráneo.
El cultivo de la vid, reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, los olivos cuyas ramas rozan el terreno y los cítricos circundados por bellos jardines son claves para la vida de la isla, además de ser el símbolo de Pantelleria donde las generaciones van modelando la orografía del territorio. La escasez pluvial empujó al campesino local a aprovechar cada gota de agua de lluvia. Nacieron así los «dammusi», casas que caracterizan el paisaje de la isla que con sus techos lisos y redondeados recogen el agua, la humedad nocturna para llenar las cisternas a las que están directamente ligadas, pero sobre todo los muros áridos que delimitan la totalidad de la isla.
Los jardines realizados con esta técnica tiene una doble valencia: protegen las plantas del viento y favorecen la preservación de la humedad del terreno. Dos de los jardines más bellos y significativos son el de la empresa Donnafugata en la zona de Khamma y en el interior de Tenuta Borgia, en Salto la Vecchia, erigido en la época ochocentista. Se trata de paisaje no contaminados, bellezas arquitectónicas, excelentes vinos y productos típicos: por esta razón Pantelleria es el «Jardín del Mediterráneo».