36 HORAS EN DETROIT
Detroit rejuvenece: reliquias del jazz y el art déco, nuevos paseos y playas
En la ciudad donde se fabricó el Ford T y Martin Luther King dijo “I have a dream”, quieren renacer. El Museo Ford, el Edificio Guardian y el Parque Belle Isle hacen punta desde la industria sin chimeneas.
Cerca del edificio Guardian está el Monumento a Joe Louis, el boxeador afroestadounidense que fue campeón mundial de peso pesado entre 1937 y 1949. Instaurado en 1986, cinco años después de su muerte, el monumento con forma de puño pesa 3,629 kilogramos y es imposible que no lo vea. Fotos: The New York Times [ Ver fotogalería ]
Por John L. Dorman (*)
Fundada en 1701, la Ciudad Motor ha lidiado con una industria automotriz siempre en evolución y con problemas presupuestarios. Pero en el centro, y en los vecindarios Midtown y New Center, el crecimiento económico y residencial ha sido exponencial. El tranvía QLine, sobre Woodward Avenue, y MoGo, el primer programa público de
la ciudad de bicicletas compartidas, ya funcionan. A finales de año, los Pistones de Detroit (NBA) y las Alas Rojas de Detroit (NHL) se mudarán a la nueva Arena Little Caesars, situada sobre Woodward. Y en su núcleo, nuevos y viejos residentes están inyectando a la ciudad una considerable energía.
Día 1. Sonidos de estudio
Con 800 dólares y un sueño, el autor Berry Gordy inició Motown Records en 1959, y el resto es historia. Desde Mary Wells y Stevie Wonder hasta los Jackson 5 y Marvin Gaye, con incontables leyendas en el medio, el museo atrapará. El Estudio A, donde las Supremes cantaron por primera vez «Stop in the Name». En el centro y en los vecindarios Midtown y New Center, el crecimiento econonómico of Love, tiene un piano de cola Steinway de 1877. (Entrada a US$ 15).Un grueso cuadrado crujiente define la pizza estilo Detroit. Y Buddy’s Pizza las prepara desde 1946. Su ubicación original sobre Conant Street irradia un encanto casero. La Lake Michigan, con carne molida, cebolla, queso azul y salsa de tomate con albahaca (US$ 12 la pizza de cuatro porciones) sale de lo común.
Presumiendo tener una de las mejores colecciones de arte en el mundo, el Instituto de Artes de Detroit (admisión, US$ 12,5) tiene más de cien galerías con obras de artistas tan variados como Mary Cassatt y Hughie Lee Smith. Detroit Industry, unos frescos de Diego Rivera, son un tributo adecuado para las raíces industriales de la clase trabajadora de la ciudad. Los viernes, el museo permanece abierto hasta las 22, con música en vivo y talleres especiales.Standby, con su íntima sensación de bar de la época de la Ley Seca, ha ayudado a elevar el previamente limitado paisaje de cócteles de Detroit hasta convertirlo en un movimiento creativo. Localizado en el BELT, un callejón artístico del centro que conecta a las avenidas Grand River y Gratiot, Standby ofrece tragos excepcionales como el Tommy’s Margarita, contequila Corazón Blanco, lima y agave (US$ 8).
Día 2. Entre libros
Luego de un desayuno en Avalon International Breads, con panes y hojaldres variados, elaborados con harina completamente orgánica, visite la librería John K. King Used & Rare Books, situada en una ex fábrica de guantes. Con un millón de libros, esta librería de cuatro pisos (y sótano) fomenta las búsquedas intelectuales. Puede inspeccionar temas tan variados como religión en Michigan, automóviles Chrysler, taxidermia y astronomía. Un ex edificio de Otis Elevator que está detrás de la librería principal cobija la colección de libros raros, únicamente disponibles para verlos bajo cita.
El Edificio Guardian, un rascacielos del distrito financiero que es una amalgama de estilos Art Deco y Renacimiento Maya, cuenta con un vestíbulo abovedado de tres pisos con azulejos Pewabic y un intrincado mural de Michigan. El arquitecto Albert Kahn diseñó el Edificio Fisher, otra joya Art Deco del vecindario New Center. Puede hacer recorridos gratuitos en cualquiera de ellos los fines de semana, cortesía de «Pure Detroit», y aprender más sobre la época dorada de la ciudad. Ambos sitios tienen tiendas de merchandising para presumir su orgullo por Detroit.
Cerca del edificio Guardian está el Monumento a Joe Louis, el boxeador afroestadounidense que fue campeón mundial de peso pesado entre 1937 y 1949. Instaurado en 1986, cinco años después de su muerte, el monumento con forma de puño pesa 3,629 kilogramos y es imposible que no lo vea. Es obligatorio aventurarse en busca de mariscos frescos. Huron Room, en la margen del barrio mexicano y cerca de Corktown, es una opción excelente. La decoración es atractiva, con una temática náutica embebida en azul. Un plato característico es el bacalao local con papas fritas (US$ 13) o las tortitas asadas de carne de cangrejo (US$ 10).
Escondida en un vecindario industrial de cierta forma olvidado, en la Planta Ford de Piquette Avenue (admisión, US$ 12) se construyó el primer Modelo T. La Studebaker tenía una planta al lado a principios del siglo XX. El excepcional recorrido guiado da una idea del enorme papel de la planta en la historia automotriz estadounidense. Entre una extensa selección de autos encontrará el cuerpo de un Oldsmobile de tablero curvo de 1904, en gran parte considerado el primer vehículo a gasolina de producción masiva, además de algunos de los primeros Cadillacs y un Ford Mustang clásico de 1965. Para generaciones de residentes de Detroit, el epítome de la experiencia de compras en el centro fue la tienda departamental Hudson’s, que en 1983 cerró su ubicación bandera en Woodward. Luego de años de caída, el paisaje de venta al por menor de la ciudad ha mejorado significativamente.
La marca de lujo «Shinola», basada en Detroit, tiene una tienda minimalista en Midtown donde vende sus característicos relojes, bicicletas y accesorios de piel. John Varvatos, un diseñador de ropa para caballeros nativo de Detroit, abrió una elegante sucursal llena de guitarras en el Distrito Histórico Lower Woodward Avenue, uniéndose a los minoristas de lujo Bonobos, Moosejaw y Warby Parker. Baker’s Keyboard Lounge, uno de los clubes de jazz más viejos del mundo, exuda una comodidad que subraya las estelares presentaciones musicales. Luminarias como Ella Fitzgerald, Miles Davis y Cab Calloway se presentaron en el salón, que abrió en 1933. Cerca de la margen norte de la ciudad, en Eight Mile Road, la superficie del bar en Baker’s se parece a un teclado. El menú de influencia sureña incluye entradas como chuletas ahogadas de cerdo, pastel de carne y pez gato.
Día 3. Gusto de todos
Situado en el Parque Belle Isle, un parque isleño de casi 400 hectáreas en medio del río Detroit, el Museo Dossin Great Lakes (entrada gratuita) muestra la historia de los Grandes Lagos. Hay simulaciones y exhibiciones prácticas para niños y adultos. Los destacados incluyen la cabina del S.S. William Clay Ford, un carguero de los Grandes Lagos, y el Miss Pepsi, un hidroplano de la era de la década de 1940. Cuando se vaya del museo, disfrute del resto del parque, incluyendo un acuario hermoso y un invernadero.
(*) The New York Times / Travel. Publicado por Diario PERFIL