Sauna, bania y sentō: tres formas de relajarse alrededor del mundo
Junto con la «bania» rusa, existen otras opciones de absoluto relax que se pueden encontrar en el mundo: si vamos a Finlandia, podemos disfrutar de la tradicional «sauna», mientras que, si nos alejamos más, no podemos eludir el «sentō» en Japón.
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En la antigua Rusia había un dicho que decía: “Recién lavado, recién nacido”. Lo pronunciaban aquellos rusos que acababan de salir de la «bania», que entonces se consideraba un lugar casi sagrado. Allí, los rusos podían experimentar en su cuerpo el beneficio de la unión de todos los elementos de la naturaleza: agua, aire, fuego y tierra. «Antiguamente los rusos creían que estos elementos se transmitían al hombre durante el baño y que le conferían fortaleza y salud«, explica el sitio RBTH. «Ahora son muchos los que no creen en supersticiones, pero la tradición de ir a la bania no sólo no se extingue, sino que se hace más popular«. Junto con la bania rusa, existen otras opciones de absoluto relax que se pueden encontrar en el mundo: si vamos a Finlandia, podemos disfrutar de la tradicional «sauna», mientras que, si nos alejamos más, no podemos eludir el «sentō» en Japón.
Limpieza para el cuerpo y el alma
La enorme oscilación de las temperaturas y el uso sobre la piel del vénik (escoba hecha a base de ramas y hojas de abedul y roble), características indiscernibles de la bania rusa, resultan inolvidables para los extranjeros que visitan una. El tipo tradicional de bania rusa es la bania negra: eran pequeñas casitas de madera que tenían una puerta y una ventana, situada casi debajo del techo. Y eran negras porque no había salidas y el humo acumulaba hollín por todas partes. Posteriormente se colocaron chimeneas que las transformaron en banias blancas.
“Una vez estuve en una auténtica bania rusa. Sólo se pueden encontrar en lugares remotos. En la taiga, cuando te llevan a una auténtica parilka (sauna), saben calentar correctamente el baño, te envuelven la cabeza, remojan las escobas de abedul y te azotan con tanto vigor que sales brincando a la nieve, te zambulles en el agua helada y entonces comprendes hasta qué punto eres feliz. Es algo que sólo se puede experimentar en Rusia”, reconoce Yegor Chernegov-Nomerov, gran aficionado a los baños rusos. Se enorgullece de haber conocido todas las banias de Rusia.
“El mozo de la bania (o bañero) es igual que un médico que hace un juramento: no hagas daño al invitado, no te hagas daño a ti. Su trabajo es bastante pesado, supone un gran desgaste físico”, explica Marat Jairov, presidente de la Asociación internacional del arte del baño, citado por RBTH. Para utilizar bien la escoba de abedul se necesitan conocimientos médicos específicos. El bañero debe vigilar constantemente cuál es el estado del cliente y decidir cuándo avivar el calor o bajarlo. “Cuando los extranjeros visitan nuestras banias caen en un estado de éxtasis y admiración, pero cuando están dándose ya el baño de vapor su ánimo se enciende hasta el paroxismo”, dijo Grigori Soloviov, vicepresidente de la junta de dirección de los «Baños Sanduni», los más antiguos de Moscú. Naomi Campbell o John Travolta son dos de los extranjeros famosos que se convirtieron en «adictos» a las banias.
Baño oriental (con karaoke)
Los «sentō» son las populares casas de baño de Japón. Antiguamente no eran solo baños públicos, sino exclusivos de las clases altas, pero actualmente su encanto perdura y se extiende como uno de los sitios favoritos de los turistas extranjeros. «Entrar en un sentō cuesta entre 300 y 500 yenes«, explica el sitio NIPPON.COM. «Los clientes pueden tomar un baño relajante en una piscina común o disfrutar de muchos otros servicios. Dentro hay zonas separadas para hombres y mujeres donde se pueden cambiar y bañarse. La entrada a estas áreas están designadas por dos largas cortinas ‘noren’. Antiguamente las casas de baño solo disponían de cestas y estanterías para poner la ropa y otros objetos, pero hoy los vestuarios están equipados con taquillas más seguras«.
Para los japoneses, la higiene corporal es una de las cosas más importantes de la vida. Los primeros sentō de las que se tiene noticia fueron baños en los edificios de los templos que existían en el Período Nara (710-794), pero entre los siglos VIII y XII comenzaron a aparecer unos baños conocidos como «yuya» en Kioto. La popularidad de estos locales creció a lo largo de los siglos y a comienzos del siglo XVII (Período Edo), cada distrito de las distintas ciudades niponas tenía su propio «yuya», antepasado del «sentō».
Aunque los sentō están decreciendo en número, los locales con baños al estilo spa crecen en Japón. Estos establecimientos son conocidos como «super sentō» y cuentan con saunas, baños especializados, y otros servicios únicos. Existen algunos que ofrecen gimnasios, sesiones de masajes, restaurante y salas de karaoke. «De acuerdo con una encuesta«, explica el sitio web, «las tres principales razones que ofrecen los japoneses para ir a las casas de baño son para entrar en calor durante el invierno, para refrescarse y quitarse el sudor en verano, y para descansar y relajarse«.
Finlandia ama sus saunas
En un pequeño cuarto con paneles de madera a media luz, los hombres desnudos y sudorosos se sientan en el más absoluto silencio. Algunos se golpea suavemente el cuerpo con ramas de abedul mientras otros toman cucharón de agua y cuidadosamente lo vierte sobre las piedras calientes de la estufa en la esquina. En cuestión de segundos una ola de calor húmedo se arremolina alrededor de los tobillos y las piernas antes de envolver todo el cuerpo. Sus poros se abren y el sudor los cubre desde la cabeza hasta los pies. El agua arrojada sobre las piedras calientes emite un vapor conocido como «loyly» y, cuanto mejor sea el «loyly», más agradable será el baño sauna.
Los finlandeses son fanáticos de la sauna («saunaseura») desde hace muchos siglos, desde que los primeros pobladores cavaron una zanja en el suelo y calentaron un montón de piedras. Durante tiempo, les ha servido para limpiar su piel y calmar los músculos doloridos, e incluso las mujeres daban a luz dentro de estos baños, porque las paredes estaban cubiertas de hollín, resistente a las bacterias, y entonces se consideraba como la habitación más limpia en la casa, ideal para traer un bebé al mundo. Durante siglos también fueron además el lugar para los rituales de purificación antes del matrimonio y los cuerpos de los muertos eran lavados y preparados para el entierro en esos bancos de madera.
Actualmente, en Finlandia existen 3,3 millones de saunas, algo muy curioso si tenemos en cuenta que el país tiene una población de 5.3 millones de personas. Hay saunas en casas, oficinas, fábricas, centros deportivos, hoteles, barcos y hasta en las minas subterráneas. «El Parlamento finlandés tiene su propia sauna para que los diputados debatan dentro de ella y todas las misiones diplomáticas y consulares finlandesas en el mundo tienen su propia sauna«, cuenta la BBC . «El expresidente y Nobel de la Paz Martti Ahtisaari utilizó la diplomacia de sauna -reuniones diplomáticas en la sauna- para avanzar negociaciones desde Tanzania a Indonesia. Durante la Guerra Fría, Urho Kekkonen -quien fue presidente durante 26 años- negoció con diplomáticos soviéticos en la sauna de su residencia oficial«.
Ya lo sabes: si vas a Japón, Finlandia o Rusia, no olvides visitar uno de estos baños para volver a casa completamente renovado.