París en verano
Las «playas» del río Sena, con la Torre Eiffel y Notre-Dame como fondo, atraen a millones de turistas. Fotos
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Con la llegada del verano a París, la ciudad nada entre dos aguas: la famosa «Playa» del río Sena atrae cada año a unos cuatro millones de visitantes, pero mientras que gran parte de ellos son turistas, los parisinos ignoran el río y se quedan en el canal de Sait Martin. Una vez más, el proyecto turístico «París Playa» reúne miles de personas en torno a las orillas del Sena para broncearse mientras el esquivo sol parisino lo permite, con la Torre Eiffel, la Catedral de Notre- Dame o el Pont des Arts como idílico paisaje de fondo.
Cada tarde, cuando el tiempo lo permite, cientos de jóvenes se reúnen en los márgenes este canal al noreste de la ciudad, que une el estanque de la Villette con el puerto del Arsenal, el cual comunica a su vez con el Sena. Los habitantes de París evitan de esta forma las aglomeraciones que se forman en el centro de una de las metrópolis más visitadas del mundo, con casi 10 millones de turistas en 2010.
A lo largo de los 4,5 kilómetros que mide el canal, los parisinos despliegan sus manteles y se encomiendan a una modalidad culinaria de la que algunos hacen casi religión: el picnic. Vino, algún tipo de queso, tomates cherry, ensaladas y tarrinas para untar paté, humus y salsas diversas son los ingredientes mínimos que componen un típico picnic parisino, aunque también hay quienes se contentan con unas cervezas y unas bolsas de patatas fritas.
El ambiente es distendido y animado: una tarde en el canal permite presenciar cumpleaños de desconocidos, un concierto espontáneo y hasta el salto al agua de los valientes (o temerarios) desde uno de los puentes que lo cruzan. Quienes quieren practicar deporte de menos riesgo o tomar el sol lo hacen a lo largo de su recorrido, en el Jardín de Villemin, a pocos metros del agua o ya en el Parque de la Villette, donde se encuentra el estanque del mismo nombre que pone fin al canal.
Este parque, además, tiene un atractivo añadido entre el 25 de julio y el 26 de agosto (todos los días excepto lunes y martes): una inmensa pantalla de cine al aire libre congrega cada noche a cientos de personas que acuden a la proyección de películas francesas y extranjeras, provistos de mantas o manteles para sentarse, comida y bebida. Mientras, ajenos al poco interés que despierta entre los habitantes de la ciudad, quienes toman sol a orillas del río parisino alaban la idea, que se celebran también en otras capitales europeas como Londres y Bruselas.
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