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Miles de turistas siguen la «ruta del cannabis» en Marruecos
Ketama, al norte del país, es una región considerada como «la meca de la producción de hachís». los pequeños traficantes y los falsos guías acosan sin tregua a los turistas para vender su producto.
En Ketama, donde son muchas las plantaciones que acogen al visitante, el hachís forma parte del patrimonio local y el consumo es ampliamente tolerado. [ Ver fotogalería ]
Puede que no salga en las guías turísticas ni en los folletos que promueven los viajes a Marruecos, pero la «ruta del cannabis» atrae al país cada año a miles de personas que buscan disfrutar de los efectos del hachís cerca de donde se produce. «El clima aquí es muy especial. ¡No crece nada salvo el ‘kif’!», dice Hasan, un marroquí de unos 40 años, en un hotel de la región de Ketama, al norte del país, una región considerada como «la meca de la producción de hachís».
«Es nuestra principal riqueza«, explica Hasan. Pese a que en Marruecos el cultivo de cannabis era el medio de vida de unos 90.000 hogares en 2013, según los últimos datos oficiales, vender o consumir droga está prohibido por la ley. Pero en Ketama, donde son muchas las plantaciones que acogen al visitante, el hachís forma parte del patrimonio local y el consumo es ampliamente tolerado.
«La gente viene atraída por las montañas, el senderismo, el clima«, cuenta Abdelhamid, director del hotel, sin mencionar la cultura local del hachís. Cada año, miles de turistas llegan a Ketama, principalmente europeos, pero también viajeros provenientes de las grandes ciudades del país. Pero «la región no está bien explotada y hay disfunciones (…) Los caminos son desastrosos, falta agua«, se lamentó el hotelero.
Este destino comenzó a hacerse un nombre como un lugar «sin ley» y a finales de la década de los 90 la guía francesa Routard aconsejaba a los turistas que evitaran la zona.
Desde las décadas de los 60 y 70, cuando la ciudad era muy apreciada por los hippies, la imagen de la ciudad ha decaído. Este destino comenzó a hacerse un nombre como un lugar «sin ley» y a finales de la década de los 90 la guía francesa Routard incluso aconsejaba a los turistas que evitaran esta zona. «El turismo registró una fuerte caída«, dice Mohamed Aabbout, un activista local, citado por Afp. Para él, esto también se explica por «la extensión de la cultura del ‘kif’ a otras ciudades del norte de Marruecos«.
A unos 100 kilómetros, la ciudad de Chefchaouen, con su medina blanca situada en la ladera de una montaña, ganó terreno como principal destino de la ruta de la marihuana. Con sus casas pintorescas y sus callejuelas empedradas, esta localidad conocida como «Chaouen» es el centro de otra región reputada por su producción. Aquí, los pequeños traficantes y los falsos guías acosan sin tregua a los turistas para ofrecerles hachís o paseos por las granjas para conocer a los «kificultores».
Sin embargo, la ciudad logró ampliar su público objetivo. «Hace 20 años, los turistas eran en su mayoría jóvenes españoles que venían a fumar. Ahora, los no fumadores también vienen para ver los tonos azules de la ciudadela, muy apreciada por los turistas chinos«, cuenta el dueño de una agencia de viajes.