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O’naturel: El primer restaurante nudista de París ya abrió al público

Inaugurado a principios de este mes, el cliente deja la ropa -y el celular-, en el guardarropa y se queda solamente con las zapatillas.

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Ficha

Nota publicada el 14 de diciembre de 2017

El primer restaurante nudista de París acaba de abrir sus puertas para regocijo de los adeptos a esta práctica, generalmente confinados en playas y «campings». En «O’Naturel», una gran cortina blanca impide ver la vitrina de este restaurante voluntariamente disimulado en una calle tranquila en el este de la capital. Solamente el nombre y un menú confirman a los comensales que llegaron al sitio que buscaban.

Detrás de este proyecto están los gemelos Mike y Stéphane Saada, de 42 años, exempleados en el mundo de los seguros que no practican el nudismo. Los dos hermanos dedicaron mucho tiempo a «comprender» a los adeptos de esta práctica tras darse cuenta de que existía una demanda en Francia, primer destino nudista mundial. Otras ciudades ya se habían adelantado abriendo este tipo de restaurantes, como Londres, Melbourne y Tokio.

Stéphane Saada explica que aunque se suele asociar el nudismo con las vacaciones, «uno no es nudista solamente durante el verano«. En su establecimiento, inaugurado a principios de este mes, el cliente deja la ropa -y el celular-, en el guardarropa y se queda solamente con las zapatillas que proporciona la casa, excepto las mujeres que prefieren dejarse puestos los tacones. «Nuestro propósito es que se sientan cómodos: cuando entran en la sala, se les acompaña hasta la mesa, y se les asegura que no les está mirando todo el mundo«, afirma.

En el comedor de paredes azules, las sillas están cubiertas de fundas negras, «de uso único». Los dos gerentes sirven las mesas vestidos, como obliga la ley. El restaurante solo abre por las noches y hay que reservar previamente. «Las malas sorpresas se detectan en internet o cuando nos hacen preguntas impertinentes por teléfono. En ese caso, rechazamos (la reserva) o les decimos que se busquen otro lugar«, afirma Stéphane. «No porque haya nudismo hay sexualidad«, agrega Mike.

Algunos vecinos se muestran incómodos al pasar por delante del establecimiento «justo al lado de una guardería infantil«. «No tengo nada contra el nudismo en la playa. Pero comer desnudo con otra gente, no le veo la gracia«, asegura Donatella Charter, de 42 años. En septiembre, París dispuso por primera vez durante una semanas de un espacio nudista en un bosque del este de la capital, que cuenta además con una piscina que propone a los adeptos de esta práctica unos horarios específicos para nadar sin ropa.

 

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