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Ciudad verde: Miami, cada día más ecológica

Las bonitas playas atraen a muchos turistas. Sin embargo, algunos políticos y muchos habitantes comprometidos son conscientes del declive de esta belleza natural y del ecosistema regional.

Frente al Museo de Ciencia Phillip y Patricia Frost hay árboles solares que aprovechan la energía del sol a través de paneles. [ Ver fotogalería ]

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El diablo anda suelto en Ocean Drive, en Miami. Los coches braman sin cesar. Los automovilistas quieren que los miren y sobre todo a los conductores de vehículos de gran potencia les gusta pisar el acelerador a fondo. Hace calor. El aire acondicionado funciona a tope. Las luces de neón iluminan South Beach. Las bandas musicales amenizan el ambiente en bares, clubes y restaurantes. Un lugar estadounidense totalmente normal, donde el uso del coche es obligatorio y el medio ambiente no importa mucho. Así era Miami.

Las grúas dominan el panorama urbano. En muchos lugares están construyendo rascacielos y hoteles. Además, Miami tiene el mayor puerto para cruceros en el mundo, donde cada año desembarcan cinco millones de pasajeros. Sin embargo, Miami también es una ciudad enmarcada por dos parques nacionales: los Everglades con su paisaje pantanoso único, al oeste, y el Parque Nacional Biscayne, al sur, que casi se encuentra dentro del perímetro municipal de Miami. Las bonitas playas atraen a muchos turistas. Sin embargo, algunos políticos y muchos habitantes comprometidos son conscientes del declive de esta belleza natural y del ecosistema regional.

En el moderno Brickell City Center, ubicado en el distrito financiero de Miami, la arquitectura se adapta al clima.


Por esta razón, en Miami Beach están prohibidos todos los envases de plástico y su uso está penalizado, algo muy excepcional en Estados Unidos. En esta ciudad no se ve ninguna bebida en un vaso de plástico y ninguna comida envuelta en poliestireno. A intervalos regulares hay enormes cubos de basura detrás de las casas de playa. A quien deja en la calle su basura le imponen una multa de 1.500 dólares (unos 1.225 euros).

Sin embargo, ni siquiera esta elevada multa impide que algunas personas simplemente tiren a la calle su basura, como demuestran las acciones de limpieza que organizan periódicamente tanto asociaciones privadas como instituciones públicas y empresas.

En esta labor también participa cada tres meses el personal del hotel «The Palms», que impuso su propio programa ecológico. Además, el aire condicionado en el hotel no está a tope, sino que está rebajado a temperaturas agradables. En la medida de lo posible, la basura se recicla y las sábanas y toallas solo se cambian a petición del huésped. Las llaves han sido sustituidas por tarjetas o bandas magnéticas, que son más fáciles de reciclar.

El Museo de Ciencia Philipp y Patricia Frost se abastece con energía solar.


El equipo de la cocina del restaurante «Essenzia», que pertenece al hotel «The Palms», también cultiva un huerto propio donde crecen frutas y hierbas tropicales originarias de la región. Además, los productos que se usan en el restaurante vienen directamente de una granja en la región.

Morariu forma parte, junto con otros hoteleros, de la Greater Miami and the Beaches Hotel Association’s Sustainable Hospitality Council. En este gremio se desarrollan constantemente nuevas ideas para proyectos que beneficien el medio ambiente y la sostenibilidad.

 

El tráfico urbano, factor importante

En Miami se pueden alquilar bicicletas por 24 dólares al día.


Miami tiene un «metromover», un ferrocarril eléctrico construido sobre pilares que pasa por el centro de la ciudad y cuyo servicio es gratis. Además, Miami cuenta con una red de estaciones para el aquiler de bicicletas que se alimentan a base de energía solar.

Al principio se decía que los fundadores del gremio estaban locos porque en Miami y Miami Beach ni siquiera había carriles bici. Sin embargo, actualmente ya están circulando casi 2.000 bicicletas. «Hemos logrado que Miami se haya convertido en una ciudad agradable para los ciclistas», dice Colby Reese, uno de los fundadores de la asociación. Hace algunos años, un banco grande asumió el patrocinio de las bicicletas y las estaciones. Desde entonces, las bicis son azules y su número ha aumentado notablemente.

El «metromover» de Miami es un tren eléctrico elevado es gratuito para los usuarios.


Además, en Miami se restauran muchos edificios viejos y los nuevos se construyen de forma tal que no dañen el medio ambiente. El Museo de Ciencia Phillip and Patricia Frost también apuesta por la sostenibilidad: el viento que sopla desde el mar siempre puede entrar en los edificios parcialmente abiertos. Frente a la entrada hay torres con paneles que captan la energía solar. Asimismo hay paneles solares en el tejado del nuevo Museo de Ciencias con su acuario y zoológico.

También la arquitectura del Brickell City Center (BCC), en el distrito financiero de Miami, está adaptada al clima. El BCC está integrado por un hotel, dos torres de viviendas con apartamentos de lujo, que ofrecen una magnífica vista de la ciudad, y un centro comercial. El arquitecto, Hugh Dutton, «ha logrado captar la brisa marina, por lo que aquí siempre sopla un leve viento«, explica Regina Lacayo, portavoz de la empresa inmobiliaria Swire.

«Queremos que aquí surja un distrito donde la gente pueda vivir bien y con el mayor respeto al medio ambiente«, agrega Lacayo. Por esto, en el BCC cada sábado hay un mercado donde la gente puede hacer sus compras de forma sostenible, adquiriendo productos llegados directamente de la granja.

En Miami Beach están prohibidos todos los envases de plástico por motivos medioambientales.


 

 

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