Las Galápagos buscan sobrevivir poniendo límites a miles de turistas

Nota publicada el 9 de febrero de 2018 Un paraíso que evoca el inicio de los tiempos. Un tesoro ecológico que muchos quieren descubrir. Pero, para sobrevivir, las Islas Galápagos tendrán que rechazar miles, quizá millones, de turistas. Ecuador reconoce …

En las islas Galápagos se acumulan los turistas gracias a los vuelos económicos y a la proliferación de hoteles, que hacen que los viajes sean cada vez más baratos. Foto: dpa [ Ver fotogalería ]

Ficha

Nota publicada el 9 de febrero de 2018

Un paraíso que evoca el inicio de los tiempos. Un tesoro ecológico que muchos quieren descubrir. Pero, para sobrevivir, las Islas Galápagos tendrán que rechazar miles, quizá millones, de turistas. Ecuador reconoce que la explosión del turismo mundial, que en 2017 volvió a batir récords con un 7% más de viajeros, ejerce una creciente presión sobre estos frágiles paraísos.

«Galápagos es la joya de la corona, y como tal tenemos que cuidarla. No podemos masificarla», explica el ministro de Turismo, Enrique Ponce de León. «Tenemos que ser muy drásticos en el cuidado del medio ambiente».. Con una red de pequeños hoteles y una oferta de cruceros entre islas, Galápagos es un destino ecoturístico que figura entre los más exclusivos del Pacífico. Los vuelos desde Quito y Guayaquil rondan los 400 dólares y una estancia de una semana oscila entre los 2.000 y los 7.000.

Los leones marinos dejan que los turistas se acerquen a ellos. Foto: dpa


Las islas reciben 245.000 visitantes por año, cifra que según las autoridades, es el máximo que las islas pueden soportar sin dañar sus ecosistemas, podría convertirse en norma. «Las particularidades ambientales, sociales y biológicas de este lugar único nos obligan a establecer un tope, a gestionar el turismo desde la oferta y no desde la demanda», señala Walter Bustos, director del Parque Nacional Galápagos.

Golpeado en el pasado por piratas y balleneros, el archipiélago que inspiró a Charles Darwin su teoría de la evolución lucha contra la pesca ilegal, el calentamiento global e «invasores» como perros, gatos y ratas. En 1959 se creó el Parque Nacional para preservar un 97% de su superficie terrestre, y en 1978 la UNESCO declaró al archipiélago Patrimonio Natural de la Humanidad. También se delimitó una reserva marina de 138.000 km2, y se catalogó como santuario marino -con veda total de pesca- a un área de 38.000 km2, entre las islas Darwin y Wolf, la zona con mayor biomasa de tiburones del mundo.

Los cormoranes forman parte de la fauna única de los islas Galápagos. Foto: dpa


Dependiente de las importaciones del continente y con fuentes limitadas de agua, este archipiélago colgado en el Pacífico ha limitado el crecimiento de su población: hoy sólo viven 26.000 personas en las cuatro islas habitadas. La ley de «Régimen especial» trata como extranjeros a los ecuatorianos «continentales». Para obtener la residencia permanente, por ejemplo, deben haber estado casados con un galapagueño un mínimo de diez años. Las autoridades llevan años restringiendo además la construcción y promoviendo el uso de energías renovables y del coche eléctrico. Incluso, las bolsas plásticas están proscritas.

En la isla Baltra, la principal puerta de entrada a Galápagos, opera un aeropuerto ecológico, movido por energía solar y eólica. Pero «el reto es gestionar el turismo de manera sostenible, que conserve los ecosistemas y genere beneficios. No hay que ver al turista como el diablo«, explica Juan Carlos García, director de conservación de la WWF en Ecuador.

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UN PAÍS NECESITADO DE TURISTAS

En algunas islas caminan silenciosamente tortugas más grandes que el neumático de un coche. Foto: Ministerio de Turismo de Ecuador


En 2017, el número de visitantes a este país megadiverso, con volcanes y selvas amazónicas, creció un 14% en relación a 2016, hasta los 1,6 millones, una cifra muy modesta comparada con la de otros países de la región. La idea del presidente Lenín Moreno es que el turismo mejor la economía, por encima del petróleo. Por ello decretó hace meses la política de «cielos abiertos», que liberaliza el tráfico aéreo para que más turistas aterricen en Quito y Guayaquil. Y muchos de estos nuevos visitantes querrán visitar el archipiélago. La aerolínea estatal TAME ya anunció nuevas frecuencias a las islas.

«Hay que apostar más por la calidad y por alargar las estancias de los turistas que ahora llegan. Y que luego viajen por el resto del país, ofreciéndoles paquetes», responde el ministro. Metropolitan Touring, un operador con medio siglo de presencia en Galápagos y que mueve unos 12.000 turistas al año, advierte que la fijación de «un cupo» de turistas elevará los precios, «como todo bien escaso». «Aunque es contraria a los intereses empresariales, es una medida razonable para no terminar como Machu Picchu«, la sobrevisitada ciudadela inca de Perú, sostiene Roque Sevilla, director de la empresa.

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