DESTINO: SURINÁM

Nadar con pirañas es posible (si son vegetarianas)

Al corazón de la selva húmeda solo se puede llegar por vía aérea. De entre los árboles salen indígenas de las tribus trio, wayana y akurio mientras los turistas pueden bañarse en un río repleto de pirañas que se alimentan exclusivamente de plantas.

Una piraña vegetariana, en Surinam. [ Ver fotogalería ]

Ficha

Nadar con delfines, cantar con ballenas, volar con halcones… las vacaciones en contacto directo con la Naturaleza toman diferentes formas en todo el mundo, pero seguramente a nadie se le ocurrió nadar con pirañas.

Esto es posible hoy en Surinam, una de las últimas manchas blancas en el mapa turístico. Por su pasado colonial, el país independiente más pequeño de América del Sur es más multicultural que ningún otro. Los antepasados de la población actual de Surinam eran originarios de África Occidental, la India, Java, China, Europa y el Líbano. Esto también explica la gran variedad de la cocina surinamesa.

Al corazón de la selva húmeda solo se puede llegar por vía aérea. De entre los árboles salen indígenas de las tribus trio, wayana y akurio para descargar el avión. Para los turistas solo se construyeron cinco cabañas de madera, cada una de dos habitaciones, para un total de 20 personas. En la aldea viven en total 300 indígenas.

Sin hacer una pausa, los guías llevan a los viajeros a una canoa motorizada. La siguiente parada es la Isla de los Papagayos. Sin embargo, los turistas, que ya han sacado sus cámaras, se llevan una gran decepción cuando desembarcan en la isla. No hay papagayos.

Los guías preparan un picnic en medio de la selva húmeda: ensalada verde con anjumara asada, el pez depredador más grande de América del Sur. En el río Tapanahony, estos peces tienen un peso de hasta 40 kilos.

El río invita a un baño refrescante. «Nadar en el río no es peligroso«, dice el guía turístico Espanyo. El guía saca una cuerda con un gancho en el que sujeta plantas acuáticas y después tira al agua la improvisada caña de pescar. La recoge y la vuelve a lanzar al agua, una y otra vez, hasta que pesca una piraña, para sorpresa de los turistas, que salen a toda prisa del agua.

¿A quién le gustaría nadar con pirañas?

Señalando los afilados dientes, Espanyo explica que ésta es una piraña vegetariana. Debe ser una maldita broma. Pues no. Esta piraña pertenece a la subespecie Tometes camanani, que se alimenta exclusivamente de plantas.

En la aldea, casi nadie se alimenta exclusivamente de vegetales. Por la tarde, la piraña termina en una cazuela. Lo mismo pasa aquí con muchos animales. Los habitantes de Palumeu son cazadores. Desde que comenzó a caminar, Espanyo acompañaba a los hombres durante la caza, aprendió a seguir pistas, a tirar con arco y a cazar con el fusil. «He matado ya a cinco jaguares», cuenta durante la cena.

En Palumeu no se ven animales. Por miedo, se retiraron a las profundidades de la selva. No así en Kabalebo. «Allí vimos cientos de animales salvajes«, dice Ronald Nowee. El Kabalebo Nature resort se creó exclusivamente para los turistas en medio de la selva húmeda. Allí está prohibido cazar a los animales.

Muchos turistas acuden a la organización de Monique Pool cuando no quieren abandonar Surinam sin haber visto un oso hormiguero o un perezoso. La tala de la selva húmeda amenaza la existencia de los perezosos. Mientras que otros animales huyen cuando hay peligro, el perezoso es demasiado lento para ponerse a salvo entre excavadoras y motosierras. Cuando cae un árbol, también el perezoso cae al suelo. Se rompe los huesos o muere.

Un equipo para el salvamento de perezosos trabaja todos los días. Recoge a los animales, los lleva al centro de rescate para cuidarlos y alimentarlos antes de devolverlos a la selva.

 

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