ESTADOS UNIDOS / GASTRONOMÍA
Pasión pizzera
Se vendieron por primera vez en Little Italy, a US$ 0,50. Hoy se consumen 3.000 millones de porciones por año.
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Por Ariel Ferrero (*)
El amor de los estadounidenses por la pizza no conoce límites. Cada año se consumen en el país del norte unas 3.000 millones de porciones. El primer lugar se lo lleva sin discusión la pizza con pepperoni.
Si bien “algo” parecido a la pizza apareció hace 12 mil años, fue recién cuando los exploradores españoles llevaron tomates de América a Europa cuando comenzó la verdadera historia pizzera.
El plato tuvo su momento cumbre cuando, en 1889 el cocinero napolitano Raffaele Esposito le presentó a la reina Margarita de Italia una pizza con los colores de la bandera italiana: tomates rojos, albahaca verde y muzzarella blanca.
Cuando le reina le dijo a Esposito que estaba encantada con el plato, el chef lo nombró en su honor. Y así nació la pizza Margarita, la más conocida en el mundo.
Unos años más tarde, en 1897, Gennaro Lombardi abrió un local de comida en Spring Street en la “Pequeña Italia” de Nueva York. Entre otras cosas, comenzó a ofrecer una especie de pan finito cubierto con salsa de tomates, y a vender la porción a 5 centavos de dólar.
Pronto se convirtió en un éxito, y en 1905 Lombardi abrió la primera pizzería con licencia. El caso de Lombardi fue uno más entre los tantos inmigrantes italianos que hicieron lo mismo, en el noreste del país.
Una panadería de Connecticut, Roseland, se transformó en una popular pizzería cuando en la Segunda Guerra Mundial se volvió casi imposible la entrega de pan a raíz del racionamiento de gas.
Antes de la guerra, muchos estadounidenses ni siquiera habían oído hablar de la pizza. Era una comida extranjera, un plato de novela que sólo se encontraba en los barrios de Italia.
La pizza hizo su ingreso a lo grande a partir de los años 40. Los estadounidenses se estaban interesando en comidas “exóticas” de todo tipo, mientras que los soldados que habían estado en Italia regresaron sabiendo de qué se trataba.
Para 1953 la pizza ya era un hit. Tanto que Dean Martin le dedicó una estrofa en su clásico That’s Amore. “When the moon hits your eyes like a big pizza pie, that’s amore”. (“Cuando la luna entra por tus ojos como una gran porción de pizza, eso es amor)”.
En 1954, Sherwood “Shakery” Johnson abrió Shakey’s Little en Sacramento, que luego inauguró decenas más en todo el oeste del país, dando inicio a una franquicia pizzera.
En 1958, Dan y Frank Carney, de Wichita (Kansas), crearon una de las franquicias más reconocidas a nivel mundial: Pizza Hut.
Y así, poco a poco, se extendieron por todo Estados Unidos. Ir a comer pizza se volvió tan familiar como salir a comer una hamburguesa. Según una encuesta, los estadounidenses ven a la pizza como una comida económica, para esos días en que uno no tiene ganas de cocinar o no tiene ganas de vestirse bien para salir a cenar.
La pizza congelada apareció por primera vez en 1950, en algunos comercios, pero recién hizo su irrupción fuerte 12 años después.
La casa Domino’s hizo crecer aún más el negocio, porque impusieron el sistema de delivery.
En los años 70, la chef Alice Waters decidió elevar el estatus de la pizza, a través de su Chez Panisse, en la que comenzaron a servir pizzas con ingredientes más elaborados (salsas artesanales y quesos más exóticos).
La tendencia siguió en Beverly Hills, donde el chef Wolfgang Puck comenzó a preparar pizzas con caviar y salmón ahumado. Hoy son 65.000 las pizzerías en EE.UU.
(*) Nota publicada en el Suplemento Turismo del Diario PERFIL el 17 de agosto de 2012
Muy interesante artículo para conocer mejor la historia de un plato tan sabroso como universal! Hoy resulta imprescindible visitar la pizzeria Brandi, en el corazón de Nápoles, para poder decir que se ha devorado una pizza Margarita en el lugar donde fue inventada! 🙂