Las playas de Túnez en guerra con la basura y los «terroristas ecológicos»
A pesar de que en Túnez se suele criticar la falta de civismo, varias asociaciones logran movilizar cada fin de semana a decenas, o incluso centenas de voluntarios para limpiar los residuos.
[ Ver fotogalería ]
Publicado el 7 de agosto de 2019
Cada domingo, decenas de tunecinos voluntarios desafían el plomizo sol y recorren las playas recogiendo los desperdicios que las autoridades no logran gestionar con eficacia. Un año después de las primeras elecciones municipales postrevolución, con las que se esperaba una mejora de la limpieza, los desechos siguen amontonándose en numerosas playas de este país del norte de África. Solo un 4% de los desperdicios se recicla en tanto que cada año se encuentran en plena naturaleza 80.000 toneladas de plástico, según la organización de defensa del medioambiente WWF. Es decir que, en promedio, cada kilómetro del litoral recibe todos los días 6,8 kilos de plástico diarios.
A pesar de que en Túnez se suele criticar la falta de civismo, varias asociaciones logran movilizar cada fin de semana a decenas, o incluso centenas de voluntarios para limpiar los residuos. En la playa de Kheireddine, junto al barrio de La Goulette, a las puertas de la capital, los voluntarios de Tounes Clean-Up retiran, entre dos familias que acudieron a refrescarse, un colchón de espuma, una colcha y pañales sucios. «Miren lo que encontré: ¡una casete! No es posible, si ya ni siquiera se fabrican», exclama Houssem Hamdi, quien no duda en hundir sus brazos entre los desechos desparramados entre los restos de un barco.
Sensibilizar al público
Este ingeniero, que se lanzó al combate ecologista en 2013, es el presidente de Tounes Clean-Up, una asociación que organiza operaciones de limpieza durante todo el año en playas y bosques. También dirige Tunisie Recyclage, encargada de recopilar plástico y papel de los particulares para valorarlo. «Tounes Clean Up son ciudadanos […] que ya vivieron en un Túnez limpio y que quieren que las próximas generaciones vuelvan a disfrutarlo», explica Hamdi, en referencia a los años previos a las revueltas de 2011, cuando la recogida de basuras estaba mejor organizada.
La cantidad de plástico reciclado en Túnez se redujo a un tercio entre 2010 y 2017, según la Agencia Nacional de Gestión de Desperdicios. La quincena de voluntarios desplegados en Kheireddine desentona en medio de los veraneantes tunecinos, con sus bolsas de basura en la mano. En dos horas rastrillando la arena y trepando rocas reunieron casi 150 kilos de desperdicios, un tercio de ellos de vidrio. «Somos reductores de daños», afirma Hamdi. «Durante nuestras colectas hablamos e intercambiamos, para sensibilizar» a la gente.
«Terrorismo ecológico»
Producto de ello, Wajdi, un desempleado de 23 años que tenía previsto jugar al fútbol con sus amigos, terminó recopilando envases de plástico y botellas de cerveza con sus propias manos. «Vivimos aquí y nuestros hijos vivirán aquí. Es importante para las generaciones futuras», reconoce antes de ir a refrescarse. El ministro de Turismo, René Trabelsi, alertó la pasada primavera sobre el «terrorismo ecológico» que hace huir a los turistas, a pesar de que los grandes hoteles se encargan del mantenimiento de sus playas. La gestión de los desperdicios depende oficialmente de las alcaldías.
Pero en la playa de Kheireddine fueron los propios voluntarios los que instalaron los botes de basura de la alcaldía. «Hay autoridades receptivas que quieren ayudar pero que no disponen de los medios […] Y hay otros que son laxos. Es un problema de gobernanza», lamenta Houssem Hamdi. «La cuestión medioambiental no es una prioridad para el gobierno porque se considera que el medioambiente es un lujo», añade.
«Problema de mentalidad»
«El problema fundamental hoy en día es el presupuesto», considera Mohamed Ben Jeddou, director general de la Agencia de Protección y Ordenación del Litoral (APAL). «Las colectividades locales son la columna vertebral del desarrollo», pero les faltan los medios, explica. La APAL ayudó a algunas de ellas concediéndoles entre 5.000 y 20.000 dinares (1.500-6.000 euros, 1.680-6.700 dólares) para garantizar la limpieza manual de las playas.
«Lo que hace falta son acciones de sensibilización de los ciudadanos y, por qué no, pasar a las sanciones», considera, aunque reconoce que hay «un movimiento positivo en este momento». Para Hela, funcionario y jurista en derecho medioambiental que se une a los voluntarios de las playas de Túnez los domingo, además de las «fallas de ordenación» y la «falta de coordinación» de los servicios responsables, «hay un problema de mentalidad». Pero celebra la concienciación ciudadana. «Cuando comenzamos, éramos una decena […] ahora somos cientos, después seremos miles», asegura.
AFP/DS