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Alemania es un paraíso de las compras de lujo (gracias a los chinos)

Los centros comerciales del país europeo atraen sobre todo a turistas de países que no pertenecen a la Unión Europea (UE), como China, Rusia y los países del Golfo. La mayoría adquiere artículos de moda y ropa.

Outletcity Metzingen, a media hora de Stuttgart. [ Ver fotogalería ]

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Publicado el 23 de septiembre de 2019

El castillo de Neuschwanstein, la catedral de Colonia o la Puerta de Brandeburgo en Berlín dejaron de ser las únicas razones por las que los turistas quieren visitar Alemania, donde muchos encuentran igual de atractivo visitar grandes centros comerciales de lujo, como el berlinés KaDeWe, la calle de las tiendas de marcas famosas Königsallee en Düsseldorf o paraísos de las gangas al estilo de Outletcity Metzingen, a media hora de Stuttgart.

El empresario André Maeder, CEO de KaDeWe, reveló que de los cerca de diez millones de clientes anuales que tienen estos grandes almacenes tan sólo la mitad reside en la capital germana. “La otra mitad está compuesta más o menos en partes iguales de turistas alemanes e internacionales”, señaló citado por la agencia alemana dpa. Sobre todo turistas de países que no pertenecen a la Unión Europea (UE), como China, Rusia y los países del Golfo, son los que destacan por la facilidad con la que están dispuestos a abrir la billetera.

Mientras que la clientela interna en los últimos años ha dejado de visitar las tiendas con gran frecuencia sobre todo por el crecimiento de las compras online, el número de turistas de países fuera de la UE aumentó un 75 por ciento hasta los 16 millones de visitantes. Las compras libres de impuestos de ese grupo en Alemania incluso crecieron incluso en más del doble, de 1.000 millones de euros a 2.500 millones de euros (2.800 millones de dólares), según un estudio presentado por el instituto de investigación de comercio EHI Retail Institute, de Colonia, realizado por encargo de la empresa de devolución de impuestos en compras turísticas Global Blue.

Los más consumistas resultaron ser los chinos. Según el estudio, a ellos corresponde el 40 por ciento del volumen de ventas libres de impuestos. En segundo lugar, pero a una distancia considerable, figuran los turistas de Rusia, mientras que el tercer puesto lo ocupan los visitantes de los países del Golfo. Juntos, los turistas de estas tres regiones suman casi dos tercios de las compras libres de impuestos en Alemania.

La mayoría adquiere artículos de moda y ropa. La mitad del gasto se hizo en ese sector, según el EHI. En segundo lugar de las preferencias figuran los relojes y las joyas, que conforman el 30 por ciento del volumen de esas ventas. Es por ello que los comercios intentan facilitar la vida a estos turistas que llegan de países tan lejanos. Así, los chinos, por ejemplo, pueden pagar cada vez en más tiendas alemanas utilizando Alipay, el servicio de pago del gigante asiático de las compras online Alibaba.

Grandes almacenes ya incluyen Alipay en sus métodos de pago, al igual que las cadena de droguerías Rossman o dm, así como la casa de modas Breuninger, entre otros. De esta forma se ofrece a los visitantes de China una forma de pago “que ellos ya conocen”, explica el directivo de la cadena de droguerías dm, Martin Dallmeier.
Las ciudades alemanas que más se benefician de las compras que realizan los turistas extranjeros son Múnich, Fráncfort y Berlín. Les siguen, aunque con cierta distancia, Düsseldorf, Hamburgo y Colonia. Además, en muchas tiendas y boutiques dejó de ser una rareza encontrar personal que atienda al cliente en mandarín, ruso o árabe.

Pero esta orientación tan marcada hacia un grupo de clientes en concreto no está exenta de riesgos, según se puso de manifiesto en los últimos años. Aun cuando el gasto de los turistas que no son de la Unión Europea rondó los 2.500 millones de euros en 2018, una cifra significativamente superior a la de hace diez años, la suma todavía sigue siendo menor al récord alcanzado en 2015, cuando se llegó a los 3.600 millones de euros en compras libres de impuestos. Esta merma responde, entre otras cosas, a la introducción en China de aranceles a los productos de lujo importados, según indica el estudio de EHI. «Desde 2016, los turistas chinos que compran productos en el extranjero por un valor superior a los 5.000 yuanes (unos 728 dólares) tienen que pagar entre un 30 y un 70 por ciento de impuestos, lo que ya ha rebajado el turismo de compras para los visitantes de China porque resulta menos atractivo en cuanto al precio”, señala el informe.

 

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