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Nepal le da una segunda oportunidad a la basura del Everest

Vasos, botes, lámparas… cada año, se recuperan toneladas de basura en la montaña de 8.848 metros de altitud y los locales están decididos a reutilizarlos.

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Publicado el 23 de octubre de 2019

En un hotel de cinco estrellas de Katmandú (Nepal), un grupo de turistas bebe agua en vasos color verde botella, sin saber que estos recipientes recorrieron un largo camino: se trata de desechos reciclados del Everest. Vasos, botes, lámparas… Algunos residuos recogidos en las laderas del Everest, a veces también llamado «el vertedero más alto del mundo», encuentran así una segunda vida en la capital nepalí gracias al reciclaje y al ingenio.

Cada año, se recuperan toneladas de basura en la montaña de 8.848 metros de altitud. Centenares de alpinistas llegan cada primavera ansiosos por incluir esta cumbre en su palmarés, dejando tras ellos cantidades de desechos como tubos de oxígeno vacíos, botellas y material de alpinismo.

«Los desechos no están necesariamente perdidos», explica Nabin Bikash Maharjan, de la organización local de reciclaje Blue Waste to Value (BW2V). «Recibimos materiales diversos del Everest -desde aluminio, vidrio, plástico, hierro-, que en su mayoría no podía ser reciclado», indica. De ahí la necesidad de usar el ingenio para darles un nuevo uso.

Tras las duras críticas por el estado de limpieza de la montaña más famosa del planeta, el gobierno nepalí y grupos de alpinismo organizaron este año una operación de seis semanas para limpiar el Everest. Un equipo de 14 personas ascendió hasta casi 8.000 metros, entre el campamento base y el campamento 4, el último antes de la cima, y recuperó más de 10 toneladas de basura, que fueron llevadas a centros de reciclaje en Katmandú.

«Productos del Everest»

Allí, empleados seleccionaron manualmente las bolsas de desperdicios, enviando cada material hacia destinos diferentes: el hierro fue enviado a fabricantes de barras de este metal, las botellas de aluminio fueron trituradas y entregadas a fabricantes de herramientas. Las botellas fueron transformadas en productos del hogar.

«Los desechos son tabú en nuestra sociedad, que los considera como sucios», dice Ujen Wangmo Lepcha, de Moware Designs, empresa de residuos para fabricar vasos o pequeños objetos. «Cuando (la gente) ve este tipo de productos, dicen ‘guau, estas cosas se pueden hacer y es posible'», declara Lepcha.

Hoteles de alta gama, restaurantes y casas de la capital nepalí utilizan ahora los productos de Moware Designs. Según Lepcha, los objetos extraídos de la basura del Everest despiertan cada vez mayor interés entre los consumidores.

Para Aanchal Malla del hotel Yak & Yeti, abastecerse con estos objetos responde a la política de la compañía de comprar productos más sostenibles y adecuados para el medioambiente. «Esto anima a todas las personas que quieren hacer del planeta un lugar mejor reduciendo los desechos», declara.

Una fábrica de tratamiento de residuos está a punto de abrir en Syangboche, a una altitud de 3.800 m, en el camino que lleva al campamento base del Everest. El complejo tratará las papeleras de la montaña pero también colaborará con artistas y emprendedores para fabricar nuevos objetos destinados al emergente mercado de «productos del Everest».

Responsabilizar a los contaminadores

Pero los desechos recogidos durante la última colecta son sólo una fracción de la huella que dejaron durante décadas las sucesivas expediciones, desde material usado hasta cadáveres de alpinistas. La población local afirma que una parte de los escaladores extranjeros, que desembolsan decenas de miles de dólares para ascender al Everest, es descuidada con los residuos que deja, a pesar de las advertencias para que desciendan con su basura.

Hace seis año, Nepal hizo obligatorio depositar una fianza de 4.000 dólares, que es devuelta luego a los alpinistas si regresan con al menos ocho kilos de residuos. Pero menos de la mitad de los escaladores cumple la norma. Recientemente, la ONG Sagarmatha Pollution Control Commitee, junto a BW2V y otras organizaciones, lanzó una campaña para incitar a los excursionistas que llegan al campamento base a volver con al menos un kg de desechos.

«Debemos trabajar año tras año para tener un verdadero impacto», explica Ang Dorje Sherpa de esta organización, y señala que el reciclaje no es una solución en sí misma. «A largo plazo, debemos minimizar los desechos desde el origen, y hacer responsables de la limpieza a los que contaminan», defiende. (Agence France-Presse)

 

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