ORIENTE MEDIO
Riad, la austera y recatada capital de Arabia Saudita, se abre a los turistas
El desarrollo del turismo es uno de los ejes del programa de reformas destinado a preparar la mayor economía árabe, totalmente dependiente del oro negro, para una era pospetróleo.
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(Publicado el 30 de octubre de 2019)
En el centro histórico de Riad, un pequeño grupo de cinco polacos penetra en el Fuerte de Masmak, conscientes de figurar entre los primeros extranjeros que benefician de la apertura a los turistas en el ultraconservador Reino de Arabia Saudita. En el interior del castillo de adobe del siglo XIX, el guía saudita vestido de blanco y kufiya a cuadros les explica las viejas reglas de la hospitalidad árabe.
«Antes de venir, me preocupé por la ropa que tenía que traer, por las costumbres, por las estrictas regulaciones, pero nos sorprendieron positivamente», confiesa Sophia, anteojos de sol y un vestido largo que deja aparecer los antebrazos. «Es normal, hay que tener en cuenta las tradiciones de cada país», dice su marido Andrzej, médico con rizos grises y camiseta naranja. Junto con sus amigos, fascinados como él por los países del Golfo, relata haber visitado en los últimos años Catar, por no haber podido obtener el visado para Arabia Saudita.
Riad decidió en septiembre conceder visas turísticas en este país, hasta entonces abierto solamente a los hombres de negocios y a los peregrinos que se desplazan a las ciudades santas de La Meca y Medina. No obstante estas dos ciudades están reservadas exclusivamente a los musulmanes. El guía, Metab Abdalá, propietario de una agencia de viajes, celebra la decisión de atraer turistas e intenta adaptarse a ella. «Las autoridades van mucho más rápido que nosotros y con medios superiores a los nuestros. Debemos adaptarnos a este rápido cambio. Como agencias de viajes, dependemos de recursos humanos, de la formación de guías», explica.
Respetable
El desarrollo del turismo es uno de los ejes del programa de reformas destinado a preparar la mayor economía árabe, totalmente dependiente del oro negro, para una era pospetróleo. Las campañas de promoción se centran en lugares antiguos y paisajes pintorescos. Pero las autoridades también cuentan con grandes ciudades como Riad o Jedá (oeste) a través de una inversión masiva en entretenimientos.
Sin embargo, la capital de ocho millones de habitantes parece inerte a pesar de la apertura el 11 de octubre de su temporada cultural, inaugurada por un concierto inédito del grupo pop coreano de éxito planetario BTS. La calle Al Tahlia, en el centro de Riad, con sus amplias aceras y sus comercios elegantes, se compara a menudo con los Campos Elíseos, pero parece estar lejos de la agitación parisina.
Sólo unas pocas familias o grupos de amigos se alojan en las terrazas de los restaurantes. En el centro de la avenida, una gran entrada de edificio interpela con su brillante escaparate, una gigantesca inscripción luminosa «Soho Club» y el ruidoso sonido de una música ruidosa. El portero, sonriente, advierte de inmediato: «Es un club respetable». En el interior, el ambiente suave y la decoración acogedora recuerdan los pubs ingleses, pero sólo algunas familias disfrutan de una comida tranquila.
Importancia económica
«Estamos a favor del turismo, pero los extranjeros deben respetar nuestras tradiciones y nuestras costumbres», insiste con un tono firme un transeúnte. Entre los jóvenes, las expectativas son a menudo diferentes. «¡No me hables de Riad, acabo de volver de un fin de semana en Dubái!», lanza un joven de 27 años que prefirió mantener el anonimato. «Cuando tienes días de vacaciones, vas a Dubái. ¿Por qué los extranjeros vienen aquí?», se pregunta su amigo. «Las cosas están mejorando en Riad. Es mejor en Jedá. Pero no tiene nada que ver Dubái. Allí hay montones de lugares, bebidas», comienza a enumerar antes de interrumpirse, ya que el alcohol está prohibido en Arabia Saudita, incluso para los turistas.
En una sociedad saudita en plena mutación, el consultor de planificación económica Abdalá Al Fayez considera que el estado no debe limitarse a tratar de atraer a los extranjeros, sino que debe centrarse en mejorar «infraestructuras turísticas (…) y sensibilizar a la población sobre la importancia del turismo en términos de recursos económicos y de oportunidades de trabajo». «Es una experiencia audaz. Es difícil predecir las problemáticas que va a plantear a la sociedad saudita y la magnitud de la resistencia de los conservadores», observa el economista. (AFP)