El desafío de hacer turismo en un París caótico y paralizada por una huelga de transportes
Bajo una importante huelga de los transportes públicos de Francia, miles de turistas se vieron afectados.
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(Publicado el 11 de diciembre de 2019)
A los pies de la catedral Notre Dame, el colombiano Guillermo Pulido intenta olvidar los bocinazos impacientes de los autos, los atascos y el caos que le rodean y disfrutar de su viaje a París junto con su esposa y sus dos hijos.»Nos movemos como podemos, la mayor parte del tiempo a pie y a veces en Uber», comenta, sereno, Pulido de 50 años. «Teníamos tantas ganas de venir que no nos importan tanto las distancias y las dificultades» añade, rodeado de otros turistas que se toman fotografías frente a la catedral, cercada con vallas de seguridad desde el incendio de abril pasado que arrasó una parte del templo.
Desde la semana pasada, cuando comenzó una importante huelga de los transportes públicos de Francia, miles de turistas tuvieron que hacer gala de mucha imaginación y paciencia para visitar las principales atracciones de París. Rubiela, la esposa de Guillermo, dice no estar sorprendida por la intensidad de la huelga. «En Colombia la situación está también así. Incluso en toda América Latina… Hay movilizaciones en todo lado», añade, en referencia a la ola de protestas que sacuden varios países del subcontinente.
La red de transporte público, principalmente de París, se encuentra fuertemente afectada por la huelga indefinida, que comenzó el pasado jueves y tiene a todo el sector del turismo temblando por el impacto en sus ingresos, sobre todo en plena época de Navidad.
Sin apenas metros, con pocos autobuses y abarrotados, París está paralizado por una huelga contra una controvertida reforma de las pensiones impulsada por el presidente Emmanuel Macron. Las alternativas para un turista son caminar o si hay suficientes euros en el bolsillo, tomar un taxi. Eso si hay suerte de encontrar uno disponible. «¡Hemos gastado una fortuna en taxis! La gente tiene derecho a ponerse en huelga pero nuestro presupuesto para las vacaciones ha estallado», se queja Stuart, un turista estadounidense de unos 60 años, que invitó a su esposa, Mary, a un viaje sorpresa a la capital francesa por su cumpleaños, sin imaginar lo que les esperaba.
En bicicleta, monopatín o a pie
Muchos turistas han optado por tomar bicicletas o monopatines eléctricos de libre servicio que pululan por toda la ciudad. Otros, menos aventureros, se han resignado a ponerse sus zapatos más cómodos para recorrer París a pie. «Escuché que había una huelga la semana pasada pero no sabía que seguía. En Italia las huelgas duran por lo general un día, ¡pero los franceses son más obstinados que nosotros!», dice entre risas Matteo Soso, un turista italiano de 33 años, que arrastra su maleta a pie desde la Gare du Nord, la estación del norte, una de las principales estaciones ferroviarias de París, hasta su hotel, en el barrio de Montparnasse, a más de 6 kilómetros de distancia.
El primer día del paro ya provocó una caída promedio de 30% en las ventas, según la Alianza de Comercio, que representa a 27.000 supermercados y tiendas de ropa y calzado con casi 200.000 trabajadores.
«La verdad no nos molesta mucho. De todas maneras teníamos intenciones de caminar y así de paso visitamos París», añade pragmático su compañero de viaje, Justin Ianitelli, de 35, mientras cruzan con paso firme y mirada deslumbrada el famoso Puente de las Artes, que atraviesa el río Sena en el centro de París. A poca distancia, un grupo de turistas holandeses atraviesa a toda velocidad los muelles del Sena en monopatines. «Es la única manera de moverse. Es barato, rápido y simple», afirma Joel, un estudiante de 22 años.
«Nos enteramos de la huelga a último minuto, pero todas las reservas ya estaban hechas», agrega este joven, que se niega rotundamente a acortar su viaje. «Por el momento nos estamos divirtiendo mucho», dice, antes de seguir su camino. Idéntico entusiasmo muestra José Barrilao, un turista español. «Nos hubiera gustado tomar el metro, visitar más… pero al final hemos tenido que visitar todo andando. ¡Es otra manera de visitar París!», dice mientras recorre encantado los Jardines de las Tullerías, junto a su esposa.
No obstante, la huelga en los transportes comienza a preocupar a los profesionales del turismo, que afirman que ya registran una caída de 30% en la restauración y hotelería. «Nuestras ventas han caído drásticamente», dice Afid, empleado en la crepêrie Chez Suzette, en el Barrio Latino de París. «La calle está prácticamente vacía. Por el momento hemos tenido cuatro clientes, es algo que nos preocupa mucho», suspira.
Este miércoles, 11 de diciembre, los sindicatos llamaron a intensificar la huelga en los transportes públicos en Francia, que cumple siete días y tiene colapsada a ciudades como París, insatisfechos con los anuncios del gobierno sobre una controvertida reforma del sistema de pensiones. «Ha llegado el momento de construir un sistema de jubilación universal», dijo el primer ministro francés, Edouard Philippe, en un discurso muy esperado en el que reveló el contenido integral de la reforma, prometida por el presidente Emmanuel Macron durante su campaña presidencial.
Agence France-Presse