Fotos | El incierto futuro de Yakarta, una ciudad que se está hundiendo

El 20% del territorio está por debajo del nivel del mar y se estima que esa cifra se duplicará prácticamente hasta 2050, según advierten investigadores.

Abdul Mukti en las proximidades de la mezquita de Wall Adhuna, en el norte de Yakarta, abandonada tras una inundación en 2005. Foto: Fauzan Ijazah/dpa [ Ver fotogalería ]

Ficha

(Publicado el 17 de diciembre de 2019)

Irma Susanti vive a pocos metros de un muro de concreto que apenas evita que el agua inunde su barrio en el norte de Yakarta, la capital de Indonesia. Hace unos años, las autoridades elevaron el muro en casi un metro hasta dejarlo de 2,3 metros de altura. Pero incluso eso a veces no es suficiente para evitar que el agua maloliente y de color marrón oscuro entre en su casa como una lluvia torrencial. Del otro lado del muro, la superficie está cubierta de una gruesa capa de basura: neumáticos, ojotas, vasos de plástico usados, bolsas de polietileno y condones.

Irma, de 30 años, se acomoda en un banco bajo el sol abrasador. Tiene en brazos a su hija de un año, una mujer mayor se sienta a su lado. «Siempre estamos atentos a las inundaciones, porque el muro no siempre puede mantener el agua lejos», dice esta madre de dos hijas. Las inundaciones son peores en enero y febrero, cuando la lluvia es más frecuente o cuando la marea es alta, relata Irma.

Ninguna otra ciudad del mundo se está hundiendo con tanta rapidez como Yakarta. El 20% del territorio está por debajo del nivel del mar y se estima que esa cifra se duplicará prácticamente hasta 2050, según advierten investigadores del Instituto de Tecnología de Bandung, en la provincia de Java Occidental. La situación es más extrema en los barrios del norte de Yakarta, que según los expertos estarán casi completamente bajo agua en tres décadas.

Muro de protección en el distrito de Muara Baru, una zona de Yakarta que se inunda a menudo. Detrás del muro se acumula la basura. Foto: Fauzan Ijazah/dpa

Una vivienda ubicada un metro por debajo del nivel de la calle en Penjaringan, en el norte de Yakarta, Indonesia.

La mezquita de Wall Adhuna en el distrito del puerto, a unos diez minutos a pie del vecindario donde vive Irma, es un caso paradigmático. Construida durante la época holandesa como una pequeña sala religiosa para marineros musulmanes, fue abandonada en 2005 luego de inundarse, tras lo cual se levantó un muro para separarla de la tierra seca. La mezquita ahora se erige como una advertencia con su techo colapsado en gran parte y sus paredes cubiertas de moho.

Yakarta fue fundada en 1527 por el sultán del reino de Sunda, que conquistó la zona de manos de los portugueses y la nombró Jayakarta o Gran Victoria. Más adelante, los gobernantes coloniales holandeses rebautizaron la ciudad como Batavia e intentaron crear una Amsterdam tropical con una densa red de calles y canales.

En la actualidad, la metrópolis se parece poco a la capital holandesa, con sus cientos de miles de coches atascados durante horas en el tráfico, pocos peatones y escasos espacios verdes. Más de 30 millones de personas viven en Yakarta y su zona metropolitana. Casi todos los 13 ríos que atraviesan la ciudad están contaminados y huelen mal. Torres de apartamentos se levantan donde antes había manglares. En los vertederos cercanos se quema plástico.

Pero, ¿por qué se está hundiendo Yakarta? Los niveles del mar están aumentando y hace tiempo que no existe una planificación urbana seria. La ciudad está en gran parte cubierta de asfalto y concreto, lo que significa que el agua no puede escurrir a ningún lugar cuando caen fuertes lluvias. Pero el hundimiento de Yakarta tiene menos que ver con lo que pasa sobre tierra que con lo que pasa por debajo.

Abdul Mukti frente a su casa en el barrio de Penjaringan, en el norte de Yakarta. Foto: Fauzan Ijazah/dpa

Irma Susanti con sus dos hijas frente a su vivienda en Muara Baru, una zona de Yakarta que se inunda a menudo. Foto: Fauzan Ijazah/dpa

Casi la mitad de los hogares están conectados a la red de agua potable, que fue privatizada, pero otros se ven obligados a bombear su agua desde las napas de forma manual o con bombas eléctricas. Esta continua extracción de agua subterránea hace que los terrenos se hundan. «Es como un asesinato silencioso, muy lento», comenta el urbanista Nirwana Joga, que asesora al Gobierno del presidente Joko Widowo. «Ni siquiera se ve cómo el suelo se hunde en la mayoría de los barrios. Ocurre tan lentamente que la mayoría no es consciente de ello».

Los grandes hoteles, las fábricas y los centros comerciales también tienen su propio sistema de bombeo. «Los problemas son generados por el hombre, no por la naturaleza», critica Nirwana. A los hogares que no están conectados a la red de agua corriente ni pueden bombear agua, el suministro les llega en camiones. Ése es el caso de la familia de Irma, cuyos dos tanques de 250 litros están ubicados directamente sobre el muro protector.

Irma cocina, lava y se baña usando esa agua. Los cien litros cuestan aproximadamente un dólar, lo que no es una cifra insignificante para ella o sus vecinos. «Ninguno de nosotros tiene una bomba», explica. «El agua aquí sabe mal. Los filtros tampoco ayudan». El hundimiento de Yakarta es visible en otras áreas. En la zona de Penjaringan, en el norte de la capital indonesia, las casas que solían estar al nivel del mar ahora están aproximadamente un metro por debajo. Los residentes que antes veían la calle desde sus casas ahora viven por debajo de ésta.

«La última vez que se inundó, hubo hasta 20 centímetros de agua en la cocina», recuerda Abdul Mukti, un residente de Penjaringan. El agua se filtra desde el suelo delante de la casa de color salmón de este hombre de 62 años, pero él afirma que no tiene intención de mudarse a otro sitio y que no cree que la zona se vaya a hundir más.

«No tengo miedo», enfatiza. «Solo hay inundaciones unos pocos días al año. El resto del año puedo vivir sin problemas». En el cercano vecindario de Akuarium, decenas de casas fueron demolidas en 2016 debido a la inundación, pero algunos residentes se quedaron en el mismo lugar, en refugios improvisados. Las autoridades tuvieron varias ideas audaces en los últimos años para combatir el hundimiento de la ciudad. 

Tras una gran inundación en 2007, se encargó a una compañía holandesa que construyera un muro de varios kilómetros en el mar delante de la costa. Además, se levantaron unas islas artificiales llamadas Kita (Nosotros), Maju (Progreso) y Bersama (Juntos). Pero las viviendas edificadas allí están tan vacías como las calles y el proyecto de las islas se vio afectado por acusaciones de corrupción.

Viviendas abandonadas en el barrio de Muara Baru, en el norte de Yakarta, una zona afectada frecuentemente por las inundaciones.

El plan más reciente para encarar el problema del hundimiento de Yakarta es quizá el más ambicioso hasta ahora: construir una nueva capital fuera de Java, a unos 1.200 kilómetros de la actual ubicación. Según el plan propuesto, la nueva capital sería construida en las junglas de la isla de Borneo, en algún lugar a medio camino entre las ciudades de Balikpapan y Samarinda.

El costo del traslado a la nueva capital aún sin nombre se estima en más de 30.000 millones de dólares. Los primeros funcionarios podrían mudarse a las nuevas oficinas a fines de 2024, el último año del actual mandato presidencial. Algunos en Indonesia bromean con que la nueva capital debería llamarse Jokogrado, en honor al actual presidente. Pero estos planes no contemplan en nada a los habitantes de los barrios pobres, cercanos a los muros protectores. «Sé que cuesta mucho dinero», dice Irma con resignación. «Pero si el Gobierno piensa que eso es lo mejor, no tengo problemas. Nosotros no somos gente importante».

(Por Christoph Sator y Ahmad Pathoni / dpa)

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