CIUDAD DE BUENOS AIRES
Un recorrido a los oscuros años de la Inquisición
El garrote vil, el banco de estiramiento, el desgarra-senos, y el cinturón de castidad, son algunas piezas que pueden verse.
La exhibición podrá visitarse hasta finales de noviembre. Foto: Télam [ Ver fotogalería ]
Una exhibición «Inquisición, antiguos instrumentos de tortura», traída a la Argentina desde Italia por un grupo de coleccionistas europeos, presenta en una galería privada más de 50 piezas originales, restauraciones y réplicas de instrumentos de tortura utilizados entre los siglos XIII y XVII, ilustrando el oscuro clima que estableció el Tribunal Eclesiástico para inquirir y castigar los delitos contra la fe católica.
Entre esas increíbles piezas cuidadosamente instaladas en dos pisos, se pueden observar el quebranta-rodillas, usado para destruir definitivamente las articulaciones de quienes eran considerados herejes; o el rompe-cráneos, un casco de metal que se colocaba en la cabeza del acusado, con un sistema de presión que primero rompía la mandíbula y gradualmente desintegraba la masa ósea.
También, en la entrada, se destaca un instrumento impresionante: el banco de estiramiento, uno de los elementos de tortura más usado en todo ese periodo histórico, que consistía en una tabla de madera donde se extendía al condenado y se le ataba de pies y manos a unos troncos, estirando su cuerpo hasta que llegaba a desgarrarse. Uno de los objetos más «célebres» de esta muestra es «La Virgen de Núremberg», donde se encerraba al acusado en una cámara con puntas filosas, pero que se clavaban en partes del cuerpo donde no se tocaban órganos vitales, para prolongar el sufrimiento.
Además, en un apartado de la muestra, se puede ver una pintura, con una breve leyenda, de uno de los hombres más siniestros de ese periodo, Tomás de Torquemada (1420-1498), «El Primer Gran Inquisidor Español», autor del Edicto de Granada, que ordenó la proscripción de todos los judíos de España para el 2 de agosto de 1492 y bajo cuyo mandato fueron quemadas más de 10.000 personas y otras 100.000 sufrieron todo tipo de torturas.
Según informa la agencia Télam, la muestra fue vista por más de un millón de personas en países como Rusia, Ucrania, España, Francia, Portugal, Italia, Alemania, Suiza, Holanda, Dinamarca, Inglaterra y Brasil. Puede ser visitada hasta finales de noviembre en la avenida Callao 836, de lunes a sábados de 12 a 21.
para recordar como actuaban cuando tenian poder….
La Inquisición fue innegablemente nefasta, propia de su época, y justamente por ello para abordar seriamente este tema es necesario despojarlo del folklore morboso que indefectiblemente la rodea (y que parece presidir esta exposición). Recomiendo la lectura de «La Inquisición» de Ricardo García Cárcel (Madrid, 1990), una lúcida monografía que traza un cuadro objetivo de esta institución. Por lo pronto, el autor limita los tormentos a tres tipos: la garrocha, la toca y el potro: la mayoría de los artificios infernales atribuídos hoy a la Inquisición son reconstrucciones espurias, mientras que otros eran empleados por las autoridades seculares, que obviamente también hacían uso de la tortura y que, a diferencia de la Inquisición, poseía verdugos (de allí la expresión «entregar al brazo secular»). Por otro lado, después de 1530 el porcentaje de condenas a muerte no superó el 3% de los procesados, lo cual desmiente las burdas cifras propagadas por la leyenda negra protestante. Por último, señalemos que los acusados de la inquisición eran sometidos al menos a un proceso formal, privilegio del que no gozaban por ejemplo los católicos ingleses, víctimas de la arbitrariedad y el sadismo de los cortesanos de Isabel I, quienes tenían incluso autorización para regentear prisiones privadas en sus propiedades…
…. nos llevara años extermonar a estos basiliscos