Por las calles de Lviv, la nueva Ucrania
Ubicada en Galitzia, 840 kilómetros al este de Berlín, el lugar crece en propuestas turísticas y busca olvidar el pasado soviético. Fotos
La ciudad ucraniana de Lviv fue declarada Patrimonio cultural de la UNESCO. Foto dpa/Ulf Mauder [ Ver fotogalería ]
Por Ulf Mauder (dpa)
Ubicada en Galitzia, 840 kilómetros al este de Berlín, el lugar es considerado un soplo secreto para turistas. Como en las épocas de la monarquía austro-húngara, polacos y ucranianos, así como algunos cientos de alemanes y judíos, vuelven a convivir pacíficamente, a pesar de su sangrienta historia en común de pogromos y guerras. El nazismo costó la vida a cientos de miles de polacos y judíos en la región.
La idea es que las construcciones suntuosas de las épocas real e imperial, entre ellas las 60 iglesias y otros edificios sacros, la grandiosa ópera, delante de la cual desapareció el monumento a Lenin, un mercado de ropa, pintura sobre vidrio y otras artesanías y las románticas callejuelas con farolas modernistas atraigan a los turistas.
«Queremos beneficiarnos del auge de los viajes al este como Praga, Budapest o Cracovia«, dice el director de una agencia de viajes en su pequeña oficina en la plaza del mercado.
Al lado, ofrece sus servicios una farmacia de 1735. Unos metros más allá, pasan carros tirados por caballos con turistas a bordo. En el mercado de libreros delante del antiguo arsenal real, se pueden encontrar rarezas. En muchos lugares de la ciudad, abren sus puertas nuevos hoteles, restaurantes y bares, donde los camareros sirven el vino local y hablan ucraniano, pero también inglés, y, en lo posible, nada de ruso.
Por primera vez, una oficina de información turística se ocupa de vender mejor la ciudad. «Estamos elaborando un concepto turístico general con cuatro millones de euros (5,5 millones de dólares), la mitad de los cuales proviene de la Unión Europea«, dice Prozig.
Los polacos ya forman parte de los visitantes habituales. La idea es atraer ahora a alemanes y austríacos. La cifra de camas en los hoteles se multiplicará por cuatro hasta alcanzar las 20.000 en los próximos años.
«Sabemos que el servicio muchas veces aún no tiene nivel occidental, pero los precios son atractivos para los turistas occidentales«, dice Prozig. Así, el transporte público aún no tiene un horario fijo, pero el pasaje vale apenas 15 céntimos. Prozig, experto en relaciones internacionales, es uno de los jóvenes ucranianos que regresan tras años en el exterior, para construir algo en su patria.
También las empresas se dan cuenta de que en la ciudad de 700.000 habitantes corren aires nuevos desde tiempo. Muchos consideraban normal que los funcionarios en las oficinas públicas se quedaran con un porcentaje de las obras contratadas. «También se toleraba que en todos los trabajos se hicieran chapuzas. Tanto empresarios como funcionarios querían ganar dinero«, relata Prozig. Los resultados de este sistema están a la vista: profundos baches, cañerías de agua arruinadas y una falta de cuidado evidente en los edificios.
A pocos minutos en autobús del centro quedan más claros los contrastes. Allí, en la calle Knyagina Olga, está el antiguo Hotel Sputnik. Enfrente, uno de los nuevos centros comerciales, con supermercado como en Occidente. Pero sólo muy lentamente van desapareciendo los locales antiguos. Las tiendas con enormes mostradores, que se mantienen como una última barricada ante el libre acceso al consumo occidental, dominan el paisaje.
La vida es hoy mucho mejor que en épocas soviéticas, a pesar de los bajos ingresos, dice Irina Dershko, habitante de Lviv. «Recuerdo con odio cómo en aquel entonces tenía que esperar tres horas por cien gramos de mantequilla«, recuerda la mujer de 48 años.
La madre de dos hijas trabaja como antes en una biblioteca, por unos 140 euros (casi 200 dólares) al mes. «Desde la Revolución Naranja, todo se transformó. Podemos respirar tranquilos. La libertad de poder expresar todo lo que pensamos y movernos libremente es maravillosa«, dice.
Cerca de allí nació mi viejo, en Tsilki, y si Etchegaray me deja, a la vejez iré a conocer de donde vengo. Muy lindo.
Tengo raices Ucraniana,por suerte pude visitarla y conocer a mi flia,en especial un hermano de 85 años. Es una hermosa ciudad con muchas curiosidades y excelente cultura, Los felicito por el articulo y los invito a conocer esta encantadora cuidad que magica y es Ucraniana con su idioma y costumbres. La ciudad es LVIV tierra de placeres.-Mil gracias Olga
Soy hijo de bisabuelos ucranianos, me alegra ver que Ucrania una nación de historia milenaria, y con un pueblo amante de la libertad y que por tanto tiempo sufrió las distintas dominaciones extranjeras especialmente la zarista rusa y luego la peor y mas larga del comunismo soviético, que con asesinatos, deportaciones en masa, genocidio (Holodomor) años 32 y 33, con mas 10 millones de victimas, trató de borrar toda huella de cultura e identidad ucrania, y que aun ucrania va tener que seguir luchando por varios años contra los resabios que quedan de la herencia comunista, (su gobierno pro ruso equiparó el idioma ruso como idioma oficial en las regiones orientales del país a pesar de la protesta de la mayoría de la población y que esto viola la constitución nacional, donde se expresa claramente que el idioma ucranio es el único idioma oficial de la nación), pero ya no hay marcha atrás, Ucrania es una nación independiente, y que ansía volver al ceno de las naciones europeas de la cual es parte histórica, cultural y geográficamente.